Alejandro Ruibal: de la "inversión segura" a la "expectativa" en la construcción por el cambio de gobierno
El presidente de la Cámara de la Construcción del Uruguay ve necesario impulsar obras en vivienda y riego. "La economía solo crece si hay inversión y la construcción es hija directa de la inversión", afirma.La industria de la construcción viene de años de crecimiento, impulsada por grandes proyectos como UPM, el desarrollo de la vivienda promovida y diversas obras de infraestructura.
Ahora, el sector está expectante tras el cambio de gobierno, porque además de los privados, uno de sus clientes es el Estado, y «la construcción es hija directa de la inversión», afirmó Alejandro Ruibal, presidente de la Cámara de la Construcción del Uruguay (CCU). En ese marco, el empresario analizó el escenario de proyectos e inversiones y aseguró que lo importante es que «la máquina no pare».
—¿Cómo vio el nivel de inversión en infraestructura en el país el último año?
—La infraestructura siempre es inversión pública, a veces con mecanismos de financiamiento privado, pero el cliente final es el Estado. Los niveles de inversión en el último año, sobre todo en vialidad, fueron muy buenos, diría de los más altos. En algunas áreas fue normal la inversión y en otras estuvo algo retrasada, por ejemplo en agua y saneamiento. A finales del año pasado se largó el proyecto de saneamiento pero era para haberlo largado antes. Y el proyecto de agua, que es una necesidad, está en discusión y todavía no se puede ejecutar.
—¿En qué áreas faltan proyectos de infraestructura?
—Un país como Uruguay tiene muchas áreas para seguir desarrollando infraestructura. En la cadena logística se hizo una inversión muy grande en el ferrocarril, pero ese el primer paso para el desarrollo ferroviario. Hay que llevar el ferrocarril a Salto, reactivarlo a Rivera y eventualmente a Río Branco. En carreteras se invirtió mucho, pero también hay que cerrar los corredores que precisan los productores de granos para transportar las cosechas en bitrenes o tritrenes. El corredor de la madera avanzó bastante por el impulso de UPM, pero a los corredores de granos —para llegar a Nuevo Palmira o al Puerto de Montevideo— les falta. Si bien la carretera está avanzando, hay mucho puente y bypass para realizar y poder completar esos corredores para circular con bitrenes o tritrenes que mejoran mucho la economía o eficiencia del productor. Por otro lado, siempre hay que pensar en cómo desarrollar más el Puerto de Montevideo. Habría que desarrollar más muelles, y a más largo plazo, por qué no, pensar en un puerto de aguas profundas. Creo que eso merece otra oportunidad de estudio.
A nivel de infraestructura social, el gobierno puso a la movilidad entre los primeros rubros de intención de inversión. Y es muy necesario en la zona metropolitana atacar (el problema de) la movilidad urbana. Ya no se puede seguir imaginando meter autos en la ciudad con lo caro que es para mantener las calles; además estamos yendo a un modo de transporte eléctrico.
En vivienda, la vivienda popular es un debe que tenemos desde hace muchos años y creo que es necesario un plan ambicioso. Al final del gobierno pasado se había empezado con un plan, Entre Todos, y creo que hay que duplicar o cuadruplicar la apuesta y hacer un plan nacional de vivienda en los sectores más humildes, lo que implica hacer barrios enteros con infraestructura. Y por otro lado, sería necesario un plan nacional de riego, que es una oportunidad que tiene el país para aumentar la productividad y los volúmenes de producción.
—¿Hay recursos para llevar adelante un plan de riego?
—Creo que sí, porque el riego puede asociarse al aumento de producción. Ese plus y flujos nuevos permiten invertir. ¿Cómo financiarlo? Las AFAP con un fideicomiso podrían ser un actor relevante. Hay que armar el plan y un andamiaje que dé seguridad a todos.
—Para impulsar proyectos así se necesita diálogo público-privado, ¿cómo está hoy?
—Eso es fundamental, para bailar se necesitan dos. Se necesitan las empresas, constructoras, inversores y el cliente, que es el Estado en este caso. El diálogo con el gobierno siempre fue y sigue siendo bueno, y desde la Cámara hemos tratado de ayudar proactivamente en la agenda y seguiremos trabajando en esa línea. Por ejemplo, hemos propuesto la creación de una agencia de infraestructura, donde se podría hacer el análisis de los grandes proyectos del futuro.
—En los últimos años, la construcción ha tenido picos de actividad, por ejemplo durante la obra de UPM 2. ¿Qué nivel de empleo tiene ahora?
—El nivel de empleo viene bastante estable. Estamos en unos 55.000 trabajadores cotizantes en el BPS, aunque cayó un poquito a finales del año pasado y principios de este. Esos puestos hay que duplicarlos si pensamos en los trabajos indirectos. El nivel es muy bueno y está sostenido por toda la obra de arquitectura que hay en el país, muchos (proyectos) anclados en la vivienda promovida, que desde el año 2011 ha tenido un incremento muy grande. Y las obras de vialidad de carreteras y puentes han tenido mucha inercia y han mantenido el nivel de empleo. UPM y el ferrocarril ya se terminaron y la industria fue absorbiendo (los puestos de trabajo), tanto con inversiones privadas en viviendas, los proyectos del data center de Google y del sector logístico, como también con las obras de vialidad en carreteras. Eso es lo que viene apuntalando el empleo. Pero empezó a caer un poco la actividad, cosa que nos preocupa un poco. Siempre que hay un cambio de autoridad, que hay un poco de revisión del gasto, hay un pequeño parate. Esperamos que sea algo transitorio y que se pueda mantener a nivel de actividad.
—La vivienda promovida viene siendo uno de los motores del sector. ¿Cómo valora su impacto?
—A nivel de trabajo ayudó mucho porque fue uno de los puntales que sostuvo el empleo todos estos años. Desde 2011 a la fecha, la curva ha venido de a 250 proyectos por año. En ese período se han proyectado 1.816 obras con 46.987 viviendas, se han construido 24.700, unas 11.000 se encuentran en construcción y otras están por arrancar. Hablamos de cifras muy importantes, con concentración primero en Montevideo, segundo en Canelones, tercero en Maldonado y también en otras partes del interior. Lo bueno es que la Ley de Vivienda Promovida permitió desarrollar muchos barrios en Montevideo como Cordón, Centro, Ciudad Vieja o La Blanqueada.
—¿Se ven más uruguayos o más extranjeros invirtiendo en esos proyectos?
—El inversor final nunca lo tenemos claro, pero me consta que hay fondos del extranjero. Hay uruguayos también, y muchos han visto la oportunidad de destinar sus ahorros a invertir en vivienda. Cuando hay que buscar gente que es outsider del negocio, los ladrillos siguen siendo un buen destino para inversiones seguras.
«La construcción es hija directa de la inversión»
—¿En qué situación está hoy el sector?
—La construcción, cuando hay un cambio de gobierno —y en particular un cambio de signo (político)— queda un poquito expectante, pero a su vez con espíritu de colaboración para ayudar a desarrollar nuevos instrumentos que permitan tener actividad. El ministro de Economía (Gabriel Oddone) dijo que hay que aumentar el crecimiento de la economía. Y la economía solo crece si hay inversión y la construcción es hija directa de la inversión. Pensamos que si se hacen planes para que crezca la economía, la construcción es un actor que ayuda. Además, la construcción debería ser protagonista en un desarrollo eficiente de infraestructuras. Tenemos que ser eficientes a la hora de gastar, hacer rendir lo que invierta el Estado o el privado. Cuesta mucho arrancar un proyecto, lleva tiempo darle continuidad; hay que trabajar con la máquina andando. Es como mover una locomotora, no la aceleramos de repente. Cada gobierno tiene el derecho y la obligación de ir hacia donde dijo que iba a ir, pero hay que tratar de que la máquina no pare.