Congreso de Brasil vota "polémica" ley que flexibiliza permisos ambientales: ahora depende de Lula
La ley bautizada como “PL de la devastación” por sus detractores, depende de la promulgación de Lula da Silva, quien ya la ha defendido, argumentando que el país necesita financiamiento para la transición energética.En medio del juicio a Jair Bolsonaro y el enfrentamiento con Donald Trump por su amenaza de aranceles, una nueva polémica surgió en Brasil: la Cámara de Diputados aprobó en la madrugada del jueves un proyecto de ley que flexibiliza las normas para permisos ambientales.
El texto, bautizado como “PL de la devastación” por sus detractores, ya había recibido el aval del Senado y ahora solo depende de la promulgación del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
El visto bueno al proyecto, que obtuvo 267 votos favorables frente a 116 contrarios, se produce a pocos meses de la cumbre mundial del clima (COP30), que se celebrará en noviembre en la ciudad de Belém, en la Amazonía brasileña.
La votación en la Cámara Baja empezó minutos antes de la medianoche y concluyó, tras el rechazo de todas las enmiendas, sobre las 03.30 de este jueves, con un pleno prácticamente vacío, ya que buena parte de los diputados estaban conectados de forma telemática.
La iniciativa, que se venía discutiendo en el Parlamento desde 2004, simplifica los procedimientos para obtener los permisos ambientales necesarios para poner en marcha ciertas actividades productivas en Brasil.
Entre los puntos más controvertidos está la creación de la Licencia Ambiental Especial, que posibilita saltarse etapas y un análisis prioritario si así lo considera el Poder Ejecutivo, y de la Licencia Ambiental por Adhesión o Compromiso, basada en la autodeclaración del inversor.
Los partidos aliados a Lula intentaron sin éxito suspender la votación y archivar la propuesta. “¿Vamos a votar esto en el último suspiro, con votación virtual y el pleno vacío? ¡Qué vergüenza!”, exclamó la diputada Duda Salabert, del Partido Democrático Laborista. Su colega Célia Xakriabá, primera diputada federal indígena por el estado de Minas Gerais y quien protagonizó un fuerte encontronazo con diputados que apoyaron el proyecto, tachó al Parlamento de “machista, racista y colonial”.
Zé Vitor, del Partido Liberal, que lidera el expresidente Jair Bolsonaro, defendió que el proyecto “da garantías a los emprendedores”. “No hay espacio para burocracias y cuestiones ideológicas y subjetivas”, sostuvo. “No hay una coma que ponga en riesgo el medio ambiente, buscamos vencer a la burocracia”, aseguró Zé Vitor.
En la misma línea, Marcel van Hattem, del partido Novo, dijo que asegura el desarrollo económico, pues “una ley que no se moderniza retrasa al país”.
Para Gabriela Nepomuceno, especialista en Políticas Públicas de Greenpeace Brasil, el Parlamento dio su aval a que “grandes empresas ligadas al agronegocio y la industria se autodeclaren aptas para construir sin inspección previa, sin fiscalización y sin escuchar a las poblaciones afectadas”.
El presidente busca posicionar a Brasil como líder de la lucha global contra el cambio climático, pero a la vez impulsa un megaproyecto de exploración petrolera en un área marítima cercana a la Amazonía, que espera licencia ambiental.
El mandatario aún no se pronunció sobre estas nuevas reglas, que dividieron a su gabinete. El Ministerio de Ambiente las calificó como un “golpe mortal”, mientras que la cartera de Agricultura apoyó su trámite.
La petrolera Petrobras quiere iniciar perforaciones exploratorias en una zona de unos 350.000 kilómetros cuadrados en el Margen Ecuatorial, a unos 500 kilómetros de la desembocadura del río Amazonas, en el norte de Brasil.
Sus reservas potenciales se estiman en 10.000 millones de barriles de petróleo. Brasil alcanzó en 2023 reservas probadas de 15.900 millones de barriles.
Lula ha argumentado en defensa del proyecto que el país necesita fuentes de financiamiento para la transición energética. EFE, AFP
Veto de Lula, ratificación y recurso judicial
Los opositores a la ley que flexibiliza los permisos ambientales esperan ahora que el presidente Lula la vete. Si Lula decidiera vetar, el Congreso aún tendría la potestad de anular ese veto con mayoría absoluta, es decir, con los votos de al menos 257 diputados y 41 senadores, tras lo cual el texto sería promulgado, lo que no impediría que sea recurrido por vía judicial.