campo genera pérdidas de carbonoEl engramillamiento del campo genera pérdidas de carbono orgánico en el suelo

Un estudio de largo plazo realizado por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) en Treinta y Tres reveló que el engramillamiento de los mejoramientos de campo conduce a una reducción en las reservas de carbono orgánico del suelo, impactando negativamente su calidad y potencial productivo. Esta investigación, publicada en la Revista INIA N.° 80 de marzo de 2025, pone de manifiesto las consecuencias a largo plazo de ciertas prácticas de manejo en los campos naturales uruguayos.

El campo natural constituye la base de la producción ganadera extensiva en Uruguay, ocupando aproximadamente el 60% del territorio nacional y representando una importante reserva de carbono orgánico. Una práctica común para mejorar la productividad de estos campos es la introducción de leguminosas sembradas con fertilización fosfatada. Sin embargo, un desbalance puede llevar a la exclusión de especies nativas y la invasión de especies exóticas como el Cynodon dactylon, transformando el campo en un gramillal. El estudio de INIA evaluó un experimento iniciado en 1996, comparando un tratamiento de campo natural con mejoramientos de campo con siembra de leguminosas y dos estrategias de fertilización, que con el tiempo sufrieron un proceso de engramillamiento.

En 2020, se analizaron muestras de suelo a diferentes profundidades para determinar la concentración y las reservas de carbono orgánico. Los resultados mostraron que a largo plazo, el engramillamiento de los mejoramientos de campo produjo una pérdida de carbono orgánico del suelo en los estratos superficiales (0 a 5 y 5 a 15 centímetros) en comparación con el campo natural. Esta pérdida se observó principalmente en la fracción más lábil del carbono orgánico, que comprende residuos más frescos y es más sensible a los cambios de uso del suelo. En los estratos más profundos, no se encontraron cambios significativos en el carbono orgánico total, aunque la fracción más estable también mostró una disminución en los mejoramientos degradados al considerar los primeros 60 centímetros de profundidad.

Esta reducción en el carbono orgánico, especialmente en la fracción lábil, implica una pérdida en la calidad y salud del suelo y, por lo tanto, de su potencial productivo. Los investigadores señalan que, bajo este manejo, el suelo ha estado actuando como un emisor de CO2 hacia la atmósfera en los últimos años. Las estrategias de fertilización evaluadas en los mejoramientos de campo no mostraron diferencias significativas en el impacto sobre el carbono orgánico del suelo una vez que ocurrió el engramillamiento. Las conclusiones del estudio enfatizan que el engramillamiento de los mejoramientos de campo evaluados derivó en una pérdida en la calidad y salud del suelo y, por ende, de su potencial productivo.

Sin embargo, los investigadores sugieren que la recuperación de campos degradados podría incrementar los niveles de materia orgánica, recuperando al menos una parte del carbono perdido. Esto representa una oportunidad para contribuir a la mitigación del calentamiento global y el cambio climático a través del secuestro de carbono, al mismo tiempo que se mejora la calidad del suelo a largo plazo. Este estudio de INIA subraya la importancia de considerar los efectos a largo plazo de las prácticas de manejo en el campo natural y la necesidad de buscar estrategias que promuevan tanto la productividad como la salud del suelo y la captura de carbono.

EL TELEGRAFO -Paysandu - URUGUAY - 22 Abril 2025