energía solarUruguay expande la energía solar a medida que aumenta la demanda de electricidad

Con una matriz eléctrica alimentada en aproximadamente un 94% por fuentes renovables, Uruguay ya es pionero en la descarbonización. Sin embargo, mientras que el 46% de esas fuentes son hidroeléctricas, el 27% proviene de la energía eólica y el 19% de los biocombustibles, solo el 2% es aportado por el sol.

Para garantizar que esta matriz siga siendo lo más limpia posible ante la creciente demanda de electricidad, está a punto de comenzar la siguiente fase de la transición energética de Uruguay: una importante expansión de la energía solar.

Según la directora nacional de Energía del Ministerio de Transporte, Energía y Minería de Uruguay, Arianna Spinelli, "de los modelos desarrollados surge que las futuras expansiones de generación de energía eléctrica deberían ser principalmente a partir de solar fotovoltaica y eólica".

Un informe de 2019 de la Agencia Internacional de Energías Renovables afirma que las características geográficas y temporales de Uruguay hacen que la energía solar y la eólica sean muy complementarias: la generación de energía solar alcanza su pico máximo durante el día, mientras que la eólica lo hace durante la noche. Spinelli afirma que esta es una combinación crucial para consolidar la resiliencia del sistema eléctrico de Uruguay.

Hoy Uruguay tiene instalados 1.500 MW de eólica y 300 MW de solar fotovoltaica. Spinelli afirma que el plan de expansión desarrollado por su departamento prevé la instalación de 1.100 MW adicionales de capacidad solar para 2040.

Esta estrategia se refleja hoy en dos proyectos ya en marcha, que añadirán al menos 100 MW de nueva energía solar a la red para 2026: una planta solar de 25 MW prevista para Punta del Tigre, en la costa de San José, en el sur uruguayo, que comenzará a operar en julio de 2026; y un parque solar de 75 MW que se desarrollará en el este, en Melo, Cerro Largo y estará operativo en octubre. El director de la Administración Nacional de Usinas y Transmisiones Eléctricas del Estado (UTE), Darío Castiglioni, explicó a Dialogue Earth que ambos proyectos implicarán US$91 millones de inversión y responden a estudios que "sugieren la conveniencia de instalar nuevas centrales solares" debido a la disminución del costo de abastecimiento de la demanda que permite esta tecnología.

Sustentabilidad nacional

El ministro de Ambiente de Uruguay, Edgardo Ortuño, dijo a Dialogue Earth que el impulso de las energías renovables "es parte fundamental del proyecto de desarrollo sostenible" que busca promover; por eso, espera que la incorporación de renovables "continúe creciendo" con el objetivo de avanzar en la segunda transición energética hacia la descarbonización con horizonte al 2050.

En 2021, Uruguay estableció una Estrategia Climática de Largo Plazo para alcanzar su objetivo de ser carbono neutral para 2050. Esto requiere una transición energética, cuya primera fase se centró en la creación de una matriz eléctrica alimentada por energías renovables. La segunda fase tiene tres pilares: eficiencia energética, electromovilidad y electrificación de la demanda. Esto implica la descarbonización del transporte y la industria, el impulso del almacenamiento de energía y la conversión en un centro regional de hidrógeno verde, es decir, hidrógeno producido íntegramente a partir de energías renovables. Por lo tanto, Uruguay necesita más hidrógeno y está apostando por la energía solar.

"Nos planteamos avanzar significativamente en movilidad sostenible a nivel familiar y en el transporte público con movilidad eléctrica, pero también a nivel de transporte carretero de carga, del fluvial y aéreo, lo que supone avanzar en el desarrollo del hidrógeno verde, que también plantea un avance en expansión de la energía solar en el país", comentó.

Ramón Méndez, director ejecutivo de Asociación Ivy y presidente de la red global Renewables 21, explicó a Dialogue Earth que la primera transición energética uruguaya fue impulsada inicialmente por razones climáticas y ambientales, pero hoy esto ocurre por motivos económicos. "Hoy las renovables son las fuentes más baratas y además te independizan de las fluctuaciones de los precios de los combustibles fósiles", señaló.

Méndez dijo que si bien en su momento la energía eólica era la más rentable para el Uruguay, en los últimos años el costo de la tecnología solar se redujo drásticamente y "hoy es más barata la electricidad producida con paneles fotovoltaicos que con los molinos de viento".

Los proyectos en marcha

El proyecto que prevé instalarse en Punta del Tigre fue adjudicado en octubre de 2024 al consorcio integrado por las empresas Prodiel Energy de España y Teyma de Uruguay, y sirvió como prueba piloto para evaluar la participación extranjera en el sector solar uruguayo.

El mismo consorcio fue anunciado como operador del proyecto Cerro Largo, más grande, con 138.000 paneles, a principios de este mes, tras ser seleccionado por el gobierno entre otras ocho propuestas. La estación de Melo atrajo a otros dos licitadores extranjeros: la peruana ABCD Trading y la Power Construction Corporation of China.

Según Rodrigo Alonso, director de la Asociación Uruguaya de Energías Renovables  (AUdER) y director general del Laboratorio de Energía Solar de la Universidad de la República (LES), el interés de China en el mercado solar uruguayo es puramente comercial. "Por un tema de costos, prácticamente todo lo que se instala en Uruguay proviene de China. Ese país domina por varios órdenes de magnitud el mercado solar tanto en producción de manufacturas como en instalaciones propias a nivel mundial", comentó el académico.

Dispositivo fotovoltaico instalado en Tala, departamento de Canelones. El gobierno uruguayo planea añadir 1.100 MW de capacidad solar para 2040 (Imagen: Presidencia de la República Oriental del Uruguay)

En ese sentido, confirmó que los paneles solares que utilizarán los dos proyectos uruguayos serán de origen chino y afirmó que algunas compañías chinas ya estuvieron involucradas en obras de infraestructura en Uruguay vinculadas a la transmisión del sistema eléctrico.

Mendez, por otro lado, explicó que además de ofrecer insumos más baratos, China es capaz de brindar financiación con tasas muy favorables, lo que genera una mayor conveniencia de precio final para el consumidor. De todas maneras, eso no ha desencadenado polémicas importantes, opinó, ya que quienes se encargan de la instalación, la obra civil y el suministro posterior son empresas nacionales, y por tanto, existe un derrame sobre la economía local.

Castiglioni, en tanto, aseguró que la participación de firmas extranjeras "es algo habitual, ya que UTE por sí sola no puede hacerse cargo" de toda la inversión que requieren este tipo de iniciativas; y si bien dijo desconocer la existencia de ofertas de financiamiento directo de bancos chinos para estos proyectos, reconoció la influencia de las oficinas de inversión chinas en el desarrollo de las nuevas tecnologías. "A pesar de que Uruguay puede ser un mercado muy menor para China, el país es como una puerta de entrada a la región", opinó.

Impactos ambientales

La instalación de estos parques solares podría tener diversos impactos ambientales en las zonas circundantes. Por ejemplo, dice Méndez, ocupan mucho terreno, especialmente en comparación con los parques eólicos. Por otro lado, Spinelli afirma que "la potencia actualmente instalada ocupa un área del 0,0033 % del territorio del Uruguay. Por lo cual, por más que se multiplique por varias veces la potencia instalada, no son áreas significativas para un país con una baja densidad de población".

En cuanto a los parques eólicos, Méndez reconoce que las turbinas tienen un mayor impacto visual en el paisaje, generan ruido, producen la presencia de sombra estroboscópica al girar, y suponen un riesgo para las rutas migratorias de las aves.

Pero ambos expertos coinciden en que estos inconvenientes son infinitamente menores que los que generan otros tipos de tecnología, como los combustibles fósiles. En cuanto a los nuevos parques solares, Méndez afirma que "en general, la receptividad de los vecinos ha sido muy positiva".

Mayor demanda

Las perspectivas de demanda eléctrica en Uruguay para la próxima década apuntan a un crecimiento significativo. Además de una tasa de crecimiento anual histórica del 2%, sectores como la electromovilidad, el incipiente desarrollo del hidrógeno verde y la instalación de nuevos centros de datos están impulsando cada vez más el consumo eléctrico local y haciendo que sea crucial encontrar nuevas alternativas de generación.

Según Noelia Medina, subsecretaria y coordinadora del programa Future Energy Leaders del Consejo Mundial de la Energía, y economista especializada en finanzas, economía energética y regulación, ya hay indicios de que en Uruguay aparecerán proyectos a gran escala relacionados con estos sectores, lo que podría suponer una gran demanda para la red eléctrica uruguaya.

Spinelli dijo que en 2024 la demanda de energía eléctrica del Sistema Interconectado Nacional significó 12,2 TWh en 2024, además de 1 TWh generado por la demanda de los autoproductores. Esto, sin incluir la demanda de data centers ni los proyectos de derivados de hidrógeno, que podrían llegar a significar instalaciones acumuladas de 1 GW de solar fotovoltaica al año 2030.
Secretaría de Comunicación de Presidencia de la República Oriental del Uruguay / FlickrCC BY NC ND)

Estas proyecciones también se ven reflejadas en el Plan de Expansión del Parque de Generación Eléctrica 2024-2043 publicado en marzo. Entre sus principales hallazgos, el documento señala que la demanda llegará a 14 teravatios-hora al año a partir de 2035, por lo que se requerirá la instalación de 2.100 a 2.420 MW de nueva capacidad eólica y de 1.130 a 1.375 MW de solar hasta el año 2043 para mantener un adecuado suministro.

A pesar de estas proyecciones, la red nacional uruguaya está bien equipada para absorber la nueva capacidad solar, comenzó Spinelli. Se han planificado obras en la red de transmisión, muchas de las cuales ya empezaron a ejecutarse, por lo que en principio "no sería un problema conectar la generación eólica y solar fotovoltaica en los próximos años", agregó. Castiglioni, por su parte, confirmó que UTE ha hecho un trabajo de inversión "muy fuerte" en la distribución de energía para asegurar que la generación pueda ser tomada y distribuida eficientemente.

Financiación internacional y exportación

Debido a que las herramientas locales pueden ser limitadas, la búsqueda de financiamiento internacional "está siempre en carpeta", reconoció Castiglioni en relación a organismos como el Fondo Verde para el Clima (GCF) o el Banco Interamericano de Desarrollo. Es por eso, mencionó Spinelli, que el MIEM, junto a otros actores gubernamentales "están atentos a las oportunidades de financiamiento climático", con proyectos ya en marcha de cooperación internacional.

Méndez, quien fue parte del directorio del GCF, señaló que estos proyectos son de interés para el organismo, pero aclaró que las escalas sobre las que trabaja el Fondo Verde suelen ser "mucho mayores". Aún así, comentó, existen "múltiples opciones para Uruguay para poder obtener el financiamiento barato", probablemente una combinación de fondos propios y préstamos.

Consultada respecto a cómo podrían contribuir estos proyectos a la integración energética regional y a las exportaciones, Spinelli destacó que Uruguay "ya se encuentra trabajando en los ámbitos regionales para promover una mayor integración energética y para gestionar mejor esa disponibilidad de energía eléctrica de bajo costo", que tendrá cada uno de los países cercanos a medida que vayan tendiendo a una matriz eléctrica cada vez más renovable.

"En 2022 se llegó a exportar energía por casi US$ 400 millones, cerca del 1% del PBI, por lo que claramente hoy la energía es un producto no tradicional de exportación de Uruguay", celebró Méndez.

*Lucía Cuberos es una periodista con base en Uruguay. Escribe en el semanario Búsqueda. Su cuenta de X es @CuberosLucia.

UYPRESS -Montevideo - URUGUAY - 03 Octubre 2025