Simplificar la burocracia y aumentar el área de producción forestal, claves para atraer inversión según UPM
Gonzalo Giambruno, vicepresidente de Operaciones, aseguró que el país debe “seguir reinventándose si pretende seguir a la vanguardia de la industria (de la celulosa) a nivel global".Gonzalo Giambruno es montevideano, tiene 45 años, está casado, y es padre de tres hijos e hincha de Nacional.
Es ingeniero químico por la Universidad de la República (Udelar) y cuenta con estudios de maestría realizados en Helsinki, Finlandia. Hoy lidera la operación local de UPM, multinacional de origen finlandés especializada en la producción de celulosa, a la que se unió en 2005 con el inicio del proyecto en Fray Bentos. Asegura que el futuro muestra oportunidades de inversión en la industria forestal, y resalta que para captarlas Uruguay debe “seguir reinventándose si pretende seguir a la vanguardia de la industria a nivel global”.
El gigante UPM eligió a Uruguay para realizar su mayor inversión internacional: US$ 3.470 millones en una planta de producción de celulosa, un país del que Giambruno destaca su compromiso con los acuerdos y el diálogo público-privado. El vicepresidente senior de Operaciones de la compañía finlandesa analizó las oportunidades de negocio y el crecimiento en la industria forestal local, y aseguró que aumentar el área de producción atraería inversiones.
—¿Cómo observa a Uruguay como escenario de negocios?
—Hoy Uruguay está posicionado como el tercer productor mundial de celulosa de mercado en el segmento de fibra corta. Eso da cuenta de los sólidos atributos que ha construido para atraer inversión y posicionarla. UPM posee en Uruguay una capacidad instalada para producir 3,4 millones de toneladas de celulosa, con operaciones en 11 de los 19 departamentos, en el marco de una operación continua que va más allá de los vaivenes del mercado, los ciclos de la economía global y las variaciones de los precios internacionales de los commodities. Este potencial de competitividad de la producción en el país se debe a tres factores: contar con plantas modernas que usan tecnología, el desarrollo de plantaciones y cadenas logísticas competitivas y focalizadas en la mejora continua, y trabajar con equipos profesionales que impulsan el desarrollo sustentable de la operación con una mirada de largo plazo. El mundo se ha vuelto significativamente más complejo, volátil e impredecible, y el negocio de la celulosa no escapa a esa nueva condición. En este contexto, UPM y Uruguay cuentan con fundamentos sólidos para operar esta plataforma de negocios, pero no debemos quedarnos satisfechos ni caer en la complacencia de lo logrado en los últimos años. Por el contrario, debemos revisar y analizar cuánto más podemos hacer para continuar habilitando la llegada de inversiones transformadoras que tienen como condición indispensable la competitividad, ya que el mundo es cada vez más desafiante y muestra una marcada tendencia a replegarse en bloques geopolíticos.
—¿Qué acciones debería impulsar el Estado para atraer inversiones como las que ha hecho UPM?
—Inversiones como la nuestra, de largo plazo, intensivas en capital y que requieren mano de obra especializada, necesitan certezas en tres dimensiones: normas claras, estabilidad y competitividad. Cualquier país que quiera atraer nuevas inversiones en el sector forestal tiene que atender esos factores. Uruguay lo ha hecho exitosamente en el pasado, pero el nuevo contexto mundial requiere ciertas consideraciones adicionales, atendiendo a nuevas restricciones y umbrales a cumplir. Eso lleva a que Uruguay deba seguir reinventándose si pretende seguir a la vanguardia de esta industria a nivel global. La mayor parte de las iniciativas posibles para continuar promoviendo la inversión en la industria y su desarrollo están vinculadas a la forestación en sí misma. La opinión pública y algunos actores políticos promueven el desarrollo del sector, conscientes del valor agregado que genera y los impactos positivos que tiene para el país, por tanto, entienden la importancia de crear las condiciones adecuadas para su desarrollo. Sin embargo, no existe una conciencia extendida de que lo relevante para la atracción de nuevas inversiones al sector es el desarrollo de la base forestal del país, y esa es la dimensión a seguir impulsando si se quieren generar inversiones. Por otro lado, son muy importantes las iniciativas relativas a simplificar los procesos burocráticos que muchas veces agregan trabas, tiempos y costos sin un impacto real en el resultado. El forestal es uno de los sectores más regulados de la economía, con múltiples organismos que participan en el proceso de aprobación de los proyectos y que sin dudas podrían optimizarse. Todas las partes deben aportar en ese camino. Como país podemos fijarnos el objetivo, alcanzable, de desarrollar 500.000 hectáreas adicionales de nuevas plantaciones en los próximos años. Esto representa un 3% de las 17 millones de hectáreas del país y tiene el potencial de aumentar las exportaciones en más del 10%.
—¿Visualiza oportunidades de inversión en el sector?
—Sí. Existe mucho potencial en diferentes áreas como la industrialización de la madera sólida y el aumento de capacidad productiva de las plantas. También en la integración con otros sectores, en el desarrollo de biomateriales y la bioeconomía. Todo es posible, pero para que eventualmente ocurra, es necesario dar un nuevo impulso a la forestación, con énfasis en ser sostenibles, ágiles y competitivos a escala global.
—¿Qué desafíos enfrenta la industria a nivel de capital humano? ¿Qué acciones se pueden realizar para enfrentarlos?
—Antes de los desafíos, me gustaría remarcar los avances, fundamentalmente que es una señal positiva el crecimiento de la oferta educativa en el interior del país. Tener una propuesta variada y aggiornada en las comunidades del interior le permite a las familias acompañar a los jóvenes en su trayectoria educativa y al sector privado brindar oportunidades acordes. El desarrollo de la UTEC es otro ejemplo exitoso de una política de Estado que conjuga interés público y privado. Nuestros desafíos se vinculan a la naturaleza de nuestro sector: somos una actividad productiva arraigada en el interior, que necesita de la presencialidad para cumplir objetivos, tanto en la fase forestal como industrial. Estamos en una era donde la preferencia por el trabajo remoto y la movilidad desde el campo hacia los centros urbanos continúa profundizándose, y en la industria forestal vamos a contrapelo de esas tendencias. Por eso buscamos armar equipos con personas con vocación por lo que hacemos, por radicarse en el interior, generar impactos positivos en las comunidades que habitamos, y disfrutar de ver el impacto positivo de nuestras operaciones y productos.
—¿Cómo observa el diálogo público-privado? ¿Y cómo impacta eso a nivel de apoyos al mundo empresarial?
—Somos un buen ejemplo de lo que el diálogo público-privado puede generar. El diseño y la ejecución de la planta de UPM en Paso de los Toros, junto a su cadena de suministro y logística, son el resultado de una planificación ordenada y conjunta. Al tiempo que el Estado desarrolló capacidades e infraestructura relevantes, avanzamos en desarrollos privados que aportaban las cargas y necesidades que las justificaban. Esta coordinación solo se puede dar cuando existe confianza entre el Estado y el inversor. Es una confianza arraigada gracias a décadas de cooperación y una historia de cumplimiento de los compromisos contractuales sobre la que basarse.
—¿Qué mejoras necesita Uruguay en infraestructura, logística o regulación para seguir siendo competitivo?
—Uruguay ha dado pasos significativos en este sentido, pero es posible continuar mejorando y profundizando sus capacidades en infraestructura logística. Las mejoras en el puerto de Montevideo en capacidad y dragado, la habilitación de rutas para la circulación de tritrenes y la rehabilitación del ferrocarril son buenos ejemplos que ya brindan el retorno esperado y que deben inspirar el seguir buscando nuevas eficiencias que aseguren la competitividad futura. Como oportunidades, es posible profundizar en materia de intermodalidad logística, conectividad ferroviaria con nuevos ramales, desarrollo de centros de producción, infraestructura en puertos y ampliación de los corredores habilitados para vehículos de alto desempeño.
—¿Cómo inciden los cambios de gobierno en un proyecto de largo plazo como el de UPM?
—Todos los gobiernos desde el retorno de la democracia han apoyado el desarrollo de la industria forestal. Hemos establecido relaciones muy fructíferas con gobiernos de todos los perfiles políticos. Hemos anunciado y confirmado inversiones en diferentes administraciones. Y siempre hemos tenido relaciones cordiales y productivas. Eso guarda estrecha relación con el perfil institucional del país, más que con gobiernos puntuales. Uruguay tiene una vocación de apertura a la recepción de inversiones que se mantiene y respeta por todos los gobiernos. Para una empresa como UPM, eso tiene un significado enorme como símbolo de confianza en un socio como Uruguay.