La industria manufacturera: menos inversión y menos empleo
La menor inversión esperada por un número significativo de las empresas manufactureras apunta en contra de varias de las intenciones de la administración económica.Se conocieron hace unos días,indicadores sobre el sector manufacturero nacional.
Se trata de un sector que, desde hace al menos una década, explica algo más de la décima parte de la producción de bienes y de servicios local. Lo que produce el sector, el PIB industrial, ha representado, desde 2016, entre el diez y el once por ciento del PIB total del país. Se trata, en definitiva, de un sector importante para la economía uruguaya. Los indicadores a los que menciono se refieren a la inversión esperada en el sector en 2026; a la evolución en una década hasta hoy, del grupo de las actividades que lo componen y a la evolución que ha mostrado la ocupación de personas y las horas trabajadas, en el conjunto de las veintidós ramas del sectorpara las que se tiene información por la encuesta que realiza el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Menor inversión
De acuerdo con la reciente Encuesta Anual de Inversión Industrial que realizó la Cámara de Industria del Uruguay (CIU), las respuestas de empresas industriales sobre la inversión esperada para 2026 apunta a una declinación del orden del 43% respecto a la prevista para este año, que se explica fundamentalmente por la reducción de las inversiones en maquinaria y equipo. En la encuesta se mencionan además, las razones más importantes de las perspectivas de declinación de la inversión.
La menor inversión esperada por un número significativo de las empresas manufactureras apunta en contra de varias de las intenciones de la administración económica, planteadas en su programa para el período 2025-2029. En primer lugar porque el objetivo macroeconómico fundamental que se ha indicado por parte de la conducción económica, es el aumento de la inversión para crecer más que lo que viene siendo la baja expansión económica anual de la última década, menor al 1%. En segundo lugar, porque si se invirtiera más se produciría más y eso se complementaría, de acuerdo con lo esperado por el Ministerio de Economía, con una mayor recaudación tributaria, que contribuiría a reducir el déficit del sector público no financiero, disminuirían las necesidades de financiamiento que crecen anualmente y aumentan el endeudamiento y evitarían el aumento de su servicio que es alto y tiene una peligrosa relación con el PIB.
El motivo que se menciona en la encuesta de la CIU como el más importante para la menor inversión, es la disminución de la rentabilidad de los proyectos. Se alude también a la incertidumbre en las relaciones laborales y a restricciones de demanda interna y externa vinculadas probablemente, en estos dos casos, a la diferencia esperada entre la evolución de los salarios nominales con crecimiento mayor a la del tipo de cambio nominal, de acuerdo con lo planteado en las proyecciones macroeconómicas de las autoridades del país que se presentaron junto con el Proyecto de Ley de Presupuesto para el lapso 2025-2026.
Declinación de ramas
El segundo indicador a comentar es el que se refiere al número de ramas de actividad industrial cuya producción está en declinación y, en algunos casos, muy marcadamente. En la publicación de los resultados de la encuesta del INE sobre la actividad de las ramas del sector se puede observar que doce de veintidós ramas industriales, producen menos que en 2018. Eso implica que la producción industrial total del país no ha declinado por la importancia de algunas inversiones que ha habido en el sector del Papel y Productos de Papel, para la actividad de la nueva empresa de celulosa que alcanza hoy una participación relativa en el PIB industrial significativamente alta y lograda en poco menos de un lustro. Asimismo, por inversiones en el sector Alimentos, en el sector de Madera y Productos de Madera y relativamente menores en otros sectores. Sin la producción por las inversiones en esos sectores, que probablemente no hayan generado recaudación tributaria significativa más allá de los aportes a la seguridad social y por el gasto de sus funcionarios por el destino geográfico de su producción y las exoneraciones tributarias conocidas, el PIB industrial sin refinería de Ancap, probablemente habría caído.
Producción y empleo
El tercer indicador al que hice referencia al principio, es el que surge de la comparación de la evolución de la producción industrial y el empleo que le acompaña, medido tanto por la evolución del número de personas ocupadas en empresas del sector industrial como por el de las horas trabajadas. Desde 2018 hasta julio de este año, el índice de volumen físico de la producción industrial creció 27% y el empleo de trabajadores en el sector manufacturero declinó 13%. La comparación con las horas trabajadas muestra que la producción industrial del lapso indicado cayó 6%. Los resultados señalados muestran que a medida que transcurre el tiempo y aumenta la producción del sector manufacturero, se usan relativamente menos los servicios de la mano de obra lo cual es probable que se deba a su sustitución por bienes de capital y otros factores de producción con mayor eficiencia económica. Se produce más a menor costo, relación que es la que se tiene en cuenta por el empresariado, mucho más que simplemente la eficiencia productiva.
Los indicadores comentados son reflejo del comportamiento de un sector, cuyos problemas no parece que se vayan a solucionar en el lapso 2025-2029 si no se mejora la causa fundamental de su expectativa de inversión en baja: la baja rentabilidad. Aumentarla implica la adecuación de la política tributaria —con menor presión impositiva— y significa hacer consistente a la política salarial con la política cambiaria. Dadas las dificultades para optar por un camino como el señalado, creo que será difícil que la inversión aumente y que haya crecimiento del empleo industrial. El tiempo es el que dará su veredicto.