Panamá CanalgDesde Panamá: las concesiones que Mulino tuvo que hacer ante las amenazas de EE.UU. por el codiciado Canal

El presidente panameño le aseguró a Marco Rubio que no renovará un acuerdo con China sobre la “ruta de la seda” y que su país colaborará más con el tema de la migración ilegal por el Darién.La llegada a Ciudad de Panamá es bastante pintoresca en estos días. Millones de pequeñas banderas de esa nación, a ambos lados de la autopista que va del aeropuerto hacia el centro, a lo largo de kilómetros y kilómetros, dejan bien claro en qué país se está.

Fueron colocadas por orden del gobierno de José Raúl Mulino para recibir de esa forma al secretario de Estado Marco Rubio, a quien -recién estrenado en su cargo-, le tocó venir para tratar, entre otros asuntos, la administración del canal de Panamá, que ha caído bajo la mirada afilada de Donald Trump.

Todo el país está en jaque ya que ese Canal representa el 6,8% del PIB de Panamá, habiendo generado US$ 3.450 millones de beneficio neto en el año fiscal 2024.

Si algo le sirvió a Mulino esta crisis, en términos de política doméstica, es que tiene a la ciudadanía a su favor contra un Goliat que parece ir en contra de la “soberanía nacional”, según se veía venir. Hay que ver cómo evoluciona el tema.

“El Canal de Panamá es y seguirá siendo de Panamá”, ha dicho Mulino en cada ocasión que se le presentaba, levantando pasiones. La frase se ha convertido prácticamente en un lema asociado a su figura, en su capital político.

Incluso en el Foro Económico Internacional que organizó la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe la semana pasada, el presidente panameño cerró su discurso con esa frase, provocando un aplauso fuerte y sostenido de la audiencia integrada por altos mandatarios y empresarios de los más diversos países de la región. Lo vitorearon de pie, como si fuera una causa propia.

Sin embargo, luego de su reunión con Marco Rubio ayer, el presidente panameño tranquilizó a la población al decir que no veía una amenaza real de que Trump se apoderara del Canal.

Esto, si bien es visto como una buena noticia para los panameños, sorprende un poco por dos razones: la amenaza de EE.UU. sigue su curso dado que Rubio advirtió que su país “tomará medidas” si continúa la influencia china sobre el Canal de Panamá; el otro tema que llama la atención es que Mulino se comprometió a no renovar un acuerdo con China sobre la ruta de la seda, lo que no es un tema menor.

Días pasados, en el mencionado evento de la CAF, Javier Martínez-Acha, canciller de Panamá, afirmó que “estamos seguros de que con Marco Rubio vamos a tener una conversación constructiva... sabiendo que para los panameños, el canal es sagrado”. Esto hace pensar que el foco duro de las conversaciones ha sido la defensa del Canal y tal vez todo lo demás, negociable.

El País conversó con el Alcalde de Bogotá, Mayer Mizrachi (que, por cierto, es fundador de Geeky Motors, dedicada a la importación de los vehículos Tesla), quien dijo: “El presidente Mulino está haciendo las cosas bien, esta crisis es una oportunidad para Panamá, confío en que todo se va a solucionar.”

Alternativas
Si el tema del Canal pasara "a mayores”, Panamá tiene alternativas que ha estado sopesando en las últimas semanas.

Según Julio Yao, agente de Panamá ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya, el gobierno de Mulino tiene suficientes elementos para solicitar una opinión consultiva ante este organismo sobre si los requerimientos que recibe por parte de EE.UU. constituyen o no violaciones al derecho internacional, y podría introducir un recurso con alta probabilidad de éxito.

Sus declaraciones fueron al diario La Estrella de Panamá, en el que destacó también que EE.UU. no puede obligar a Panamá a revisar sus contratos con empresas chinas y menos aún obligarle a rescindirlos.

De hecho, la china Hutchison Port Holdings, que opera en el Canal, lo hace asimismo en cientos de puertos alrededor del mundo, incluyendo en Estados Unidos, donde no se ha planteado que esta empresa amenace su seguridad. Así que ese argumento para deshacer un contrato con esta compañía china no tendría mayor sustento.

Hoy en día, en Panamá se maneja la idea de que EE.UU. buscará invertir en la infraestructura del Canal. Al respecto, las opiniones de empresarios, en diálogo con El País, se mostraron divididas.

Hay quienes darían la bienvenida a esas inversiones sin mayor miramiento, mientras que otros las ven con buenos ojos siempre que no sean alternativas a las inversiones chinas que ya ganaron licitaciones, lo que sería una intromisión en asuntos internos.

El ministro de Economía y Finanzas de Panamá, Felipe Chapman, señaló en el evento de la CAF que es cierto que existen empresas chinas en Panamá, tal como señala la administración Trump, e incluso reconoció que ese tema es de preocupación mutua -tanto de EE.UU. como de Panamá-, aunque matizó al decir que esa presencia es “relativamente baja, no mueve la aguja”. “Sí China es un usuario importante del Canal”, agregó.

Por su parte, expertos convocados por el Senado estadounidense a una audiencia en Washington el pasado 28 de enero, coincidieron en que existen empresas chinas en “puntos clave” del Canal, pero también reconocieron un “buen trabajo” de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), entidad que lo opera.

Próximos pasos
El panorama podría complicarse para el país caribeño, porque más allá de que -según manifiesta el gobierno de Mulino- Panamá no habría violado el Tratado de Neutralidad y no está cobrando a EE.UU. tarifas más altas que al resto (lo que deberá ser comprobado), se enfrenta a una potencia que ha tomado las riendas del comercio mundial y quizás no se haga del control del canal, pero eventualmente le imponga más condiciones y aranceles.

A esta altura, cabe preguntarse si EE.UU. ya logró acaso lo que buscaba al llevar este “cuasi conflicto” sobre el Canal a un límite que terminó en que Mulino se comprometiera a no renovar el acuerdo con China sobre la ruta de la seda.

Alrededor del 72% de la carga que pasa por el Canal de Panamá proviene o se dirige a puertos estadounidenses. Le siguen China y Japón, en ese orden.

Llegado el caso, la estrategia de Panamá, según altos representantes del sector público que conversaron con El País, era mostrarse como una “unidad nacional monolítica”, probablemente comenzando por una declaración conjunta de las fuerzas políticas, económicas y sociales locales, ratificando el “derecho inalienable a la integridad del territorio panameño” y sus “derechos soberanos a la propiedad y administración del Canal de Panamá". Y si la administración Trump no atemperaba su posición, el gobierno de Mulino llevaría esta posición a todas las instancias internacionales existentes.

Por lo pronto, Mulino tranquilizó los ánimos con la visita de Rubio, se comprometió a colaborar más con el tema de los migrantes en el Darién y dejará que continúe la auditoría a la empresa china que opera en el Canal, además de poner en el freezer acuerdos con el gigante asiáticos, tal como quiere EE.UU.

Desde el ámbito jurídico, abogados han recomendado a Mulino la reconstitución del “Consejo Nacional de Relaciones Exteriores”, para que asesore activamente al gobierno con propuestas específicas vinculadas a esta coyuntura. A partir de ayer, probablemente la necesite para explicar ante el mundo cómo se manejará de ahora en más entre las presiones de EE.UU. y China, que no cesarán.

Mientras tanto, Ilia Espino, subadministradora del Canal (quien no asistió a la invitación a la audiencia que le hizo el Senado estadounidense en Washington en el pasado enero), está enfocada en un plan de inversión de más de US$ 8.000 millones para mejoras sostenibles en la infraestructura del Canal, que abarca la adquisición de 22 nuevos remolcadores híbridos y la creación de reservorios de agua adicionales para enfrentar futuros eventos de sequía, entre otros proyectos. Todo esto sin capital estadounidense.

Diario EL PAIS -Montevideo - URUGUAY - 03 Febrero 2025