buceosLas duras tareas los de buzos: desde arreglar la boya de Ancap hasta rescatar cuerpos

"El buzo generalmente hace su tarea en un medio hostil. Se trabaja en todas las estaciones del año", explicó Federico Zas, el jefe del Grupo de Buceo de la Armada.Las tareas de los buzos del Grupo de Buceo (Grubu) de la Armada son variadas.

La gran mayoría de ellas son de riesgo. Deben hacer búsquedas de cuerpos en arroyos profundos y torrentosos, como ocurrió en el caso del jockey Andrés Morosini y sus dos pequeños niños, mantener la boya petrolera de Ancap en José Ignacio, inspeccionar y realizar construcciones submarinas, efectuar búsquedas de explosivos o soldaduras y cortes de cascos de embarcaciones bajo el agua.

También deben trabajar en limpiezas de cascos de grandes buques y desenredar cabos de hélices.
Por ejemplo, cada vez que arriban buques de guerra extranjeros, los buzos del Grubu son los que se encargan de buscar posibles artefactos explosivos en el muelle.

También realizan apoyo a ANP en reflotamiento de buques, o en cualquier necesidad de buzos que tenga la administración.

Creado el 7 de noviembre de 1962 con la misión de tareas de buceo y salvamento, el grupo de buzos sabe que tienen que atenerse a un procedimiento de seguridad, con el control y apoyo de sus camaradas, antes de sumergirse en aguas oscuras y frías.

Antes de ello, cumplen un intenso programa de entrenamiento que incluye tareas dentro de simuladores de profundidad, adaptarse a bucear en lugares de escasa o nula visión y entrar en una pequeña cámara hiperbárica después de emerger o el nitrógeno que tienen en la sangre los mataría. El riesgo es alto.

Los 51 integrantes del Grupo de Buceo lo saben. Cuatro placas de bronce en una pared que da a la piscina de entrenamiento, con los nombres de los camaradas fallecidos en tareas de rescates o en reparaciones de infraestructuras submarinas, les recuerda que una pequeña distracción les puede causar la muerte.

“El buzo generalmente hace su tarea en un medio hostil. Se trabaja en todas las estaciones del año. Antes de sumergirse, su logística tiene que ser armada de buenas maneras. Hay un sostén para que el buzo haga una eficiente tarea: otro buzo subalterno lo ayuda a colocarse el equipo, otros hacen tareas de mantenimiento del mismo y hay una infraestructura montada que lo lleva a donde debe actuar”, dice a El País el jefe del Grupo de Buceo de la Armada, capitán de Navío (CG), Federico Zas.

Voluntarios
Los buzos de esta unidad de la Armada se clasifican en cuatro categorías: buzo autónomo, buzo de borda, buzo de segunda categoría, buzo de primera categoría y oficial buceador dependiendo de sus tareas, responsabilidades, conocimientos y limitaciones. Para ser buzo hay que presentarse como voluntario. Luego de que el postulante es aceptado, debe pasar por distintos tipos de cursos de buceos extremadamente exigentes y completos.

La preparación de un buzo lleva un año de aula y tres a cuatro años sumando experiencia en diferentes actividades para poder decir que es un buzo de salvamento en una base que tiene el Grubu en el puerto de Montevideo.

Por ejemplo, para lograr ingresar a la categoría de primera clase, el buzo debe cumplir tareas como buzo de segunda durante cinco años. Luego se forma una “comisión”, integrada por los oficiales buceadores y los buzos de primera más viejos, para decidir si el buzo de segunda categoría está en condiciones de poder cursar la etapa más alta del escalafón. En caso de ser aprobado, el aspirante recién ahí puede hacer el curso de buzo de primera categoría.

Se trata de una noble idiosincrasia que tiene el Grupo de Buceo que va de la mano con los peligros que entraña esa actividad en un medio hostil como es el agua. Entre los buzos hay una frase que se repite: “Para llegar (a la primera categoría), hay que ser bueno y probarlo. No se llega de casualidad”.

La Unidad de la Armada tiene una vida propia en cuanto a la conducción y liderazgo del personal. Se conocen desde los inicios como cursantes, pasan el mismo frío y cansancio sin distinción de jerarquías y luego la tarea hace que oficiales y personal sea estrecha y de confianza dada la propiedad. Se cuidan entre ellos.

Los cursos se realizan en la base del Grubu como se dijo. El exterior de la unidad no llama la atención del visitante. Sin embargo, la base oculta instalaciones de última generación, piscina, equipos, cámara hiperbárica, talleres de motores fuera de borda y de reparación de gomones y semirígidos, gimnasio, sala de reuniones para planificar operativos o dictar cursos y hasta un casino con mesas de ping-pong para aquellos buzos que están en horas libres y quieren distraerse.

-¿Por qué los cursos son tan exigentes?-, pregunta el periodista.

-La exigencia de los cursos tiene un motivo. Se ve reflejada después en las misiones que deben cumplir los buzos en distintos escenarios. Tienen que sumergirse en aguas oscuras, frías, con corrientes en lugares confinados. Se necesita tener un estado físico y mental muy bueno, porque el salvamento de un buque implica mucha atención y conocimiento- responde Zas.

La boya
La pérdida de la boya petrolera de José Ignacio se produjo el 3 de agosto de este año. La reparación de la boya fue compleja porque debió realizarse a más de 20 metros de profundidad y algunos días no se pudo avanzar debido al mal tiempo.

El apoyo en la boya de José Ignacio reunió muchas tareas que realizan los buzos del Grubu de la Armada: trabajo subacuático en si, profundidad, equipamiento de primera calidad, conocimientos y tiempo de inmersión acotado por operar a 23 metros de profundidad.

Zas dice que hace años que el Grubu trabaja para Ancap en la Boya de José Ignacio. Y agrega: "Allí (en la boya) nuestros buzos aplican todo lo que aprenden en el aula y adiestran en el Grubu, Tratamos de utilizar los equipos lo mejor posible. Ahora los equipos se pueden conseguir con más facilidad que antes. Tenemos casi los mismos equipos que la Marina de Estados Unidos. En el profesionalismo estamos a la misma altura".

Amorre de Proa
Punta del Este. Hoy zarpa la regata más emblemática alrededor del mundo
A partir del mediodía de hoy zarparán de Punta del Este, los barcos de la Regata Clipper Vuelta al Mundo, la más peligrosa e icónica carrera que zurca mares embravecidos. Un velero del Yacht Club Punta del Este participa en esta regata. Se trata de una auténtica prueba de resistencia para 11 veleros durante 40.000 millas náuticas (74.080 kilómetros). En el camino, los navegantes se enfrentan al feroz oleaje de los Cuarenta Bramadores, al aislamiento y las gélidas temperaturas del Océano Pacífico Norte, o a la velocidad de los Vientos Alisios del Atlántico. Fue creada hace 25 años por el navegante inglés, Robin Knox-Johnston, el primero en dar una vuelta al mundo en solitario y sin escalas en 1969.

La Paloma. Descargan 136 toneladas de corvina negra y cinco toneladas de mero
El 17 de octubre, la ANP informó que los buques pesqueros “Pintamar” y “Mandrake 1” habían arribado al puerto de La Paloma luego de una operativa de pesca. Según el organismo, ambas embarcaciones cargaban en sus bodegas 136 toneladas de corvina negra. La ANP también consignó que el barco pesquero “Ponta das Bombas” descargó en el puerto de La Paloma cinco toneladas de mero de exportación. Ambas cargas fueron destinadas a la planta Industrial Serrana en Solís de Mataojo (Lavalleja). El armador de los buques es la empresa LCA Pesca y operaron las firmas Danisar y Camicargo. Por su proximidad a aguas oceánicas, La Paloma es un puerto atractivo para empresas pesqueras.

Diario EL PAIS -Montevideo - URUGUAY  -20 Octubre 2025