Fuego cruzado por obras en el puerto: constructora culpa a Jan de Nul por atrasos en terminal de contenedores
La ampliación de Terminal Cuenca del Plata se encuentra frenada por un conflicto entre empresas constructoras.Atrasos en las obras de Terminal Cuenca del Plata (TCP) en el puerto de Montevideo generaron una serie de recriminaciones entre Katoen Natie (propietaria mayoritaria de TCP) y las empresas constructoras que intervienen en el proyecto. El fuego cruzado lleva meses y ahora las balas apuntan a la compañía de dragado Jan de Nul.
Las reformas en la terminal de contenedores formó parte del acuerdo firmado por el gobierno uruguayo y Katoen Natie para la extensión de la concesión. Para realizar los trabajos, la multinacional belga eligió como responsable del proyecto a la constructora y dragadora especializada Jan de Nul. A su vez, esta última subcontrató a un consorcio conformado por la portuguesa Mota-Engil (60% de participación) y la uruguaya Stiler (40% restante).
Con las funciones definidas, las obras comenzaron en tiempo y forma, pero desde mediados del año pasado la situación se complicó. El cortocircuito se generó cuando Jan de Nul encontró material rocoso más firme de lo previsto durante las tareas de dragado y entonces debió recurrir al uso de explosivos para romperlo.
Pero ese proceso generó retrasos en el cronograma previsto. Entonces, Mota-Engil-Stiler aclaró que no podía realizar los trabajos comprometidos por las demoras anteriores, envió trabajadores al seguro de paro e inició, de manera formal, un arbitraje internacional contra la compañía de dragado.
Ese escenario imprevisto generó una serie de reuniones en la Dirección Nacional de Trabajo (Dinatra), en las que estuvieron presente representantes de TCP, el Ministerio de Trabajo, el de Transporte, el Sunca, la Administración Nacional de Puertos (ANP) y las empresas constructoras, con el objetivo de alcanzar algunas soluciones, que todavía no se concretaron.
El paso siguiente fue que TCP redactara dos notas dirigidas a todos los participantes en esos encuentros. En la primera, del 20 de junio, indicó que estaba siendo “perjudicada ilegítimamente” por el conflicto entre las empresas constructoras.
Añadió que más allá del diferendo “hubo y hay actividades y tareas que el consorcio (Mota-Engil-Stiler) está en condiciones de realizar” y, por tanto, no había motivo para que el proyecto estuviera paralizado, ni para mantener trabajadores en el seguro de paro. Con ese argumento, y luego de puntualizar cuáles eran los trabajos que podían realizarse, intimó a Stiler y al consorcio a retomar las actividades y reincorporar mano de obra frenada. En la segunda nota, básicamente, reiteró los conceptos del texto anterior.
Los argumentos de Stiler
Este martes, Sitler optó por el mismo camino y envió una nota a los mismos destinatarios. En el texto indicó que los escritos de TCP generan una percepción equivocada de que la falta de avance del proyecto en la terminal de contenedores es por “la desidia o responsabilidad del consorcio MES (Mota-Engil-Stiler)” que habría enviado a su personal al seguro de paro como parte de una “perversa estrategia comercial”.
El documento señaló la posibilidad que esa percepción errónea de TCP pueda ser por por no contar con información completa de la actitud tomada por Jan de Nul de “tergiversar la realidad, ocultar información y negar sistemáticamente los atrasos en sus trabajos precedentes, procurando transferir responsabilidades que le son propias”.
Sitler expuso que resulta evidente que la compañía de dragado tiene una agenda y estrategia propia que no otorga al proyecto portuario la importancia que tiene.
Sobre el personal en el seguro de paro sostuvo que para el consorcio es imprescindible e innegociable que cualquier acuerdo vinculado a la obra de TCP contemple la situación de los empleados. Por ese motivo, rechazó haber realizado un “uso instrumental de la situación de los trabajadores” a su favor.
En otro punto del escrito marcó que lo efectivamente ocurrido en la obra de la terminal durante más de dos años quedará “palmariamente” demostrado en el arbitraje internacional realizado contra Jan de Nul.
Entre otras recriminaciones destacó que los trabajos de voladura de roca debieron culminar en febrero del año pasado, pero sin embargo la dragadora todavía no ha informado si culminó con esa tarea.
Stiler indicó que los incumplimientos de la compañía alteraron gravemente el plan de trabajo y destruyeron la ecuación económica-financiera del proyecto. “Jan de Nul ha utilizado esta situación como instrumento para pretender imponer, vía coacción, gravosas condiciones al consorcio y, más grave aún, viene incumpliendo los pagos por avances de obra ya ejecutadas”.
Más allá del señalamiento específico, la empresa también apuntó que persisten indefiniciones de TCP para avanzar en la obra, como la definición de los tipos de pavimento que deben construirse en la terminal. Ese trabajo, añadió, habilitaría el ingreso de personal a la obra.
Por último comunicó que es importante el involucramiento de TCP para asegurar la continuidad de la reforma, dado el “incumplimiento de Jan de Nul, contratista principal, que ha evidenciado con su accionar y comportamiento una sistemática mala fe”.