Entrevista a líder de UE: acuerdo con Mercosur, Uruguay "exportador clave de energía", cocaína en América y más
El presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo, David McAllister, visitó Uruguay para tomar el pulso sobre el acuerdo UE-Mercosur y abordar otros temas, como aranceles, Trump y China.
Una delegación del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo está de visita en Montevideo y Buenos Aires hasta el jueves inclusive para tratar el acuerdo Mercosur-Unión Europea (UE) y la guerra comercial que encaró Estados Unidos,entre otros aspectos. En Uruguay se reunió con la vicepresidenta de la República, Carolina Cosse; el canciller Mario Lubetkin; el ministro del Interior, Carlos Negro; senadores y diputados, centros de estudios e inversores europeos en el país.
El presidente del comité europeo, David McAllister habló en diálogo con El País de las negociaciones de la UE con la administración de Donald Trump, cargó las tintas contra los aranceles impuestos por EE.UU., valoró a posición de Uruguay de defender el multilateralismo, y dejó en claro la posición europea de querer estrechar lazos con América Latina. Asimismo, planteó los temas que más le preocupan a la UE sobre el acuerdo con el Mercosur. Lo que sigue es un resumen de la entrevista.
—¿Cuál es el objetivo de la visita y por qué cree que el acuerdo UE-Mercosur no solo es una oportunidad económica, sino una necesidad política?
—Con nuestra visita aquí, queremos demostrar el alto valor que el Parlamento Europeo le atribuye a nuestra asociación con Uruguay, especialmente en estos tiempos de cambios geopolíticos significativos y de instabilidad global. Uruguay es un socio clave para la Unión Europea. Sobre el acuerdo, en estos tiempos de aumento de regímenes autocráticos, es vital defender los valores que tenemos y fortalecer la amistad entre países de la misma opinión, que defienden el sistema multilateral. Mercosur-UE es, más que un acuerdo de comercio, un acuerdo de cooperación política, y espero que podamos concluir el proceso de ratificación en ambos lados pronto y realmente fortalecer una colaboración de democracias en ambos lados del Atlántico que comparten los mismos valores: la democracia, la ley y la defensa del orden basado en reglas internacionales.
—¿Tiene algún cometido específico para esta visita?
—Esta visita es parte del trabajo continuo en el Parlamento Europeo para dar nuestro consentimiento al acuerdo de Mercosur-UE. Ese acuerdo aún no ha sido decidido por la Comisión Europea, pero es claro que el Parlamento Europeo tiene que dar su consentimiento, por eso es importante venir para sentir la temperatura aquí, en Montevideo y en Buenos Aires. También nuestros colegas en la delegación, que podrían estar escépticos ante el acuerdo, podrán reportar lo que escuchan aquí. Yo estoy muy a favor del acuerdo de Mercosur-UE, puedo ser muy claro en ésto. Es de gran importancia geopolítica, abre la puerta al área de libre comercio más grande del mundo, con 700 millones de personas. Por lo tanto, estoy personalmente muy a favor. Sin embargo, el acuerdo de Mercosur-UE trae consigo algunas preocupaciones que necesitan que se resuelvan. El Parlamento Europeo adoptó un texto a comienzos de abril, en nuestro reporte anual sobre la política de seguridad común y extranjera de la UE, en el que expresó algunas preocupaciones respecto al impacto negativo de algunos puntos sobre los estándares de sostenibilidad y seguridad de la UE y sobre la competitividad del sector agroalimentario de la UE. Eso significa que el Parlamento Europeo quiere examinar si el acuerdo corresponde con los estándares de sostenibilidad de la UE y si se cumplirá con el principio de reciprocidad antes de que la ratificación pueda ser considerada. Esta es la responsabilidad del Parlamento Europeo. Y al final, nuestros colegas votarán a favor o en contra. Siempre digo que los argumentos a favor de este acuerdo son tan convincentes, que al final debería haber una mayoría en el Parlamento Europeo y entre los Estados miembros. Uruguay ha jugado un papel constructivo a lo largo de todas las negociaciones. No podemos sino apreciar ese rol de Uruguay.
—El anuncio de Trump de imponer tarifas del 50% a la UE, ¿aceleró el interés del bloque en acuerdos con otros países, incluyendo al Mercosur?
—Tenemos, como Unión Europea, un interés profundo en diversificar nuestras cadenas de suministro para asegurar acceso a nuevos mercados. El acuerdo con Mercosur, después de 25 años, realmente necesita ser finalizado y ratificado. Lo mismo aplica al acuerdo de la UE-México, que todavía estamos esperando que concluya. La Comisión Europea además ha anunciado la necesidad de acelerar las negociaciones con otros socios, como India, Indonesia o Malasia, para nombrar tres países importantes en Asia, así como las negociaciones comerciales con Australia, que se retomarán después de las elecciones parlamentarias australianas. Hay un número de razones para esto. Primero, hemos visto, a partir de nuestra relación con Rusia, cuán peligroso es quedar demasiado dependientes de un único país. En este caso, fue por la energía rusa. El segundo aspecto es China. Tenemos intensas relaciones comerciales con China y la política de la UE es no desmantelar la relación con China, pero sí disminuir el riesgo. Y eso significa diversificar el comercio con otras partes del mundo. El tercer aspecto es, de hecho, los nuevos acontecimientos en EE.UU. La UE tiene un enorme interés en mantener sus fuertes relaciones con EE.UU. Este país es nuestro aliado más importante de la OTAN y también nuestro tercer socio comercial más importante. Sin embargo, tenemos preguntas sobre los valores de la actual administración estadounidense y de la Alianza Transatlántica. Así que sí, por supuesto, definir relaciones de comercio con otros países es también una respuesta a esta nueva política de comercio estadounidense. Y no solo la Unión Europea busca nuevos socios, sino que países alrededor del mundo están llamando a Bruselas, porque están en la misma situación difícil en la que el presidente de EE.UU (Donald Trump) tiene un interés muy específico en imponerles tarifas.
—¿Qué opina sobre la política comercial de Trump de las últimas semanas?
—Pienso que los aranceles, al final, son siempre un juego de suma cero, no son nada más que impuestos adicionales. Los aranceles significan que los productos se vuelven más caros y son una razón de la suba de la inflación. Terminan alcanzado a los consumidores, especialmente a los de ingresos bajos. Así que nuestra oferta a los EE.UU. es un acuerdo de cero arancel para productos industriales, incluyendo automóviles, en ambos lados del Atlántico Norte.
—Trump pospuso la aplicación de aranceles más altos (por encima del 10%) hasta el 9 de julio, ¿cómo interpreta esa decisión?
—El señor Trump presionó el botón de pausa y desde entonces los minutos corren. Creo que no siempre es una tarea fácil interpretar totalmente las acciones del señor Trump. Pero las cosas son como son. Él presionó el botón de pausa, así que deberíamos usar el tiempo ahora para conseguir un acuerdo. En la UE decidimos implementar medidas, que luego también pospusimos como un signo de buena voluntad hacia la administración de EE.UU. de que queremos tener negociaciones serias, por igual. De repente, el señor Trump quiere imponer aranceles del 50%, pero por otro lado, ha habido una llamada telefónica entre la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, y el presidente de EE.UU. y las cosas se han calmado de nuevo. Nunca sabemos qué pasará mañana.
—Trump quiere que la UE incremente la compra de petróleo a EE.UU. y que abandone, al menos en parte, su agenda verde. ¿Cuáles son los puntos en los que la UE no está dispuesta a renunciar en su negociación?
—Aún me parece difícil entender cuál es exactamente el objetivo de la política comercial de Trump al introducir estos grandes aranceles. Si quiere que les compremos más productos, la Comisión Europea ha hecho algunas propuestas concretas; podríamos hablar de importar más energía de EE.UU., pero cuando se trata de nuestra política energética, decidimos nosotros en Europa que estamos comprometidos en la lucha contra el cambio climático, al igual que Uruguay. Así como Uruguay ha hecho un progreso remarcable en energías renovables, en la UE estamos comprometidos en ampliar fuertemente esas energías. Por cierto, esperamos que Uruguay se convierta en un exportador clave de las energías renovables para Europa.
—Hay un informe del expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, sobre la pérdida de competitividad de Europa, ¿cómo puede Europa ser “grande” de nuevo?
—Si me preguntan cuáles son las prioridades para la UE en esta nueva fase, diría: competitividad, defensa y seguridad, y tratamiento de migración irregular. Tenemos grandes desafíos por delante. Contamos con los informes del señor Draghi, también el informe de otro exprimer ministro italiano, Enrico Letta, y lo que puedo decir es que no necesitamos más informes. El debate no es sobre qué deberíamos hacer, sino cuándo debemos hacerlo. Y para eso debemos profundizar en ser un único mercado. El principal activo de la UE, nuestro poder económico real es: un mercado único, avanzado e integrado en el mundo. Luego, viene la agenda de comercio de la que estamos hablando. Y la tercera cosa es que tenemos que luchar contra la burocracia innecesaria, que ha llevado a las empresas europeas a la locura.
Crimen organizado y "cocaína que llega de América Latina"
— La Unión Europea está preocupada por la guerra en Ucrania y por las políticas de EE.UU. que los impacta. Latinoamérica, entonces, ¿no está entre las prioridades?
— No estoy de acuerdo con ese análisis. Hemos visto un nuevo movimiento en las relaciones de la UE con los países latinoamericanos en recientes años, como el acuerdo de la UE con Chile y el que se está finalizando con México. El acuerdo de la UE-Mercosur reunirá a cuatro países importantes en Latinoamérica con la UE, será fundamental.
—¿Qué piensa sobre el futuro de América Latina, en un contexto de lucha entre potencias?
—Como europeos, queremos fortalecer nuestras relaciones con socios que compartan los mismos valores. En este aspecto, Latinoamérica es un socio por elección. La Conferencia UE-Celac en julio de 2023 fue un excelente instrumento para modernizar las relaciones entre las dos regiones, así que espero que podamos adoptar un nuevo y ambicioso mapa de ruta en la próxima Conferencia UE-Celac de 2025, en Colombia. Consideramos importante que manejemos conjuntamente las iniciativas globales verdes y en temas digitales. Y queremos urgentemente aumentar la cooperación en la lucha contra el crimen organizado y el tráfico de drogas, en especial de la cocaína que llega de América Latina a Europa. Esto está en la agenda de conversaciones con los ministros deI Interior de Uruguay y Argentina en esta visita.
“Sabemos que Rusia es capaz de atacar a un país de la OTAN en los próximos cinco años”
McAllister manifestó que los servicios alemanes le informaron a la UE que Rusia sería capaz de atacar a un país europeo de la OTAN en los próximos cinco años.
Justifica, por lo tanto, que los países europeos deban “invertir masivamente” —afirmó— en defensa, con el fin de detener cualquier tipo de agresión rusa a la arquitectura de seguridad de ese continente.
“Está muy claro que los europeos, junto con nuestros aliados transatlánticos —Estados Unidos y Canadá—, si atacan a un país de la OTAN, defenderemos cada metro cuadrado de esta alianza contra la agresión de la Federación Rusa”, dijo.
Consultado sobre si elevar la inversión en Defensa iría en detrimento de recursos para otros asuntos, como sociales o ambientales, McAllister respondió que “sería peligroso caer en la trampa de decir que si gastamos más en la seguridad y la defensa, recortamos en otras cosas. Se puede hacer una cosa y la otra también; hay mucha decisión de cada Estado en ésto”.
McCallister destacó la importancia de defender a Ucrania y así poner un freno a las ansias expansionistas del Kremlin. “Quiero ser muy claro, no quiero que mis nietos aprendan ruso”, afirmó en alusión al blindaje que a su entender la UE debería tener.
El representante del Parlamento Europeo recordó la participación de Europa en la Guerra Fría, cuando la Unión Soviética fue sentida como una amenaza para la civilización occidental. Y a su juicio, el presidente ruso, Vladimir Putin, siguiendo una ideología imperialista, quiere volver a tener territorios bajo su control, más allá de Ucrania.
“La guerra podría terminar si el Sr. Putin detuviera los bombardeos contra Ucrania mañana y decidiera retirar sus tropas. Habla de la paz, pero sus acciones muestran lo opuesto”, afirmó en sintonía con lo que el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, viene denunciando en los últimos tiempos, incluso justo después de que ese país enfrentara el pasado 26 de mayo la peor fase de ataques de misiles y drones en infraestructura civil desde el comienzo de la guerra.
“Este criminal de guerra es un gánster, habla de la paz y lo que hace es bombardear infraestructura civil”, reafirmó el representante del Parlamento europeo.
Por lo pronto, la posición de la UE es que la paz en esta guerra solo puede alcanzar si “ésta si es justa, sostenible y segura para Ucrania a largo plazo”, y por lo tanto para el resto de Europa.
Su trayectoria
David McAllister es abogado y político alemán (también con nacionalidad británica), miembro del Parlamento Europeo desde 2014. Fue nombrado presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo en 2017. Ha sido líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y, tras un fuerte ascenso en su partido, se lo consideró en su momento posible sucesor de Angela Merkel. Asimismo, fue Ministro-Presidente de Baja Sajonia, entre otros cargos.