“La miel es muy valorada por la sociedad y lo mismo debería pasar con la abeja y el apicultor”
Julio Pintos señaló que hay dos visiones sobre la apicultura, una en la que están más claros los problemas y otra en la que no tanto. En ese marco, “el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca tiene claro que hay dos problemas, uno principal, los externos al país –con lo que eso implica en un sector que exporta el 90% de lo que produce–, y otro secundario e interno –no por ello menos importante–, que son los problemas productivos que hay respecto a 20 años atrás”.
¿Qué puede explicar sobre esos problemas externos?
El mercado mundial cambió totalmente en los últimos tres años, con el ingreso de un simil miel. Es la primera vez que surge un competidor al producto miel, como lo tienen el chocolate, las mermeladas o las camisetas de marca. Ahora hay un producto que vale la mitad, un simil miel, fructosas vegetales mezcladas con miel. Se hace en una industria y por lo tanto no hay techo, se puede producir la cantidad que se quiera y eso ha inundado los mercados. Al principio fue un fraude, se tomaron medidas, la Justicia en Estados Unidos incluso envió a personas a la cárcel, pero eso se fue regularizando y hoy el 80% de las mieles que entran a Inglaterra son de procedencia china, simil miel que ingresa a los mercados además desde distintos países asiáticos y de Europa del este que la están produciendo. Cuando el mercado está tan abastecido la demanda baja, se compra más lento, bajan los precios y aparecen otro tipo de trabas. ¿Qué ha hecho la apicultura? Se tomaron acciones desde Apimondia –el congreso que organiza la Federación Internacional de Asociaciones de Apicultura– y en la próxima edición (en setiembre, en Canadá) habrá dos foros sobre este tema. Se creó una comisión para la nominación de lo que es miel y se está trabajando en esa norma junto con agencias de Estados Unidos. El parlamento europeo, a solicitud de los apicultores, emitió un comunicado con más de 90 recomendaciones de las cuales 15 tienen que ver con la mejora de los análisis de adulteración, calidad y etiquetado de la miel de origen, eso empezó a funcionar y va a traer una mejora en la percepción del consumidor sobre de dónde viene su producto y la calidad. Acá Uruguay, como el problema es regional, propuso este tema en el Consejo Agropecuario del Sur y los ministros respaldaron la propuesta incluyendo el tema en las negociaciones que se llevan adelante en Bruselas.
¿Y qué se analiza sobre lo que sucede en lo interno?
Reconocemos que el sector tiene un problema productivo. Bajó la producción por colmena, de 35-40 kilos a 20-25 kilos y eso deriva de dos aspectos. Por un lado está el cambio climático. Desde la tremenda inundación de 1998/1999 hay excesos hídricos más seguidos que afectan mucho porque durante ese período de lluvias no se recolecta polen ni miel. Se pierde a veces una zafra entera, la de eucaliptus en otoño que es muy corta o incluso una de verano. También hubo sequías que son otro obstáculo fuerte. Por otro lado están los cambios en los sistemas productivos. Por ejemplo, el uso de praderas en el norte es menos intensivo, los productores prefieren hacer una reserva anual, es un poco más cara pero más segura, la meten en un silo y tienen su ración. A la vez la expansión agrícola trajo un paquete tecnológico con diferente tipo de repercusiones. Se habla de los efectos del uso del glifosato, pero no siempre se observa que su principal impacto es la desaparición en el ambiente de flores que eran malezas para la agricultura, pero buenas para la abeja, como flor morada, rábano y cardo. Eso desapareció y se ha dificultado la buena nutrición proteica y el proceso de crecimiento poblacional de las colmenas del invierno a noviembre, cuando pasaban de 20 mil a 60 mil para cosechar aquellos 40 kilos. Ahora hay que aportar alimento artificialmente y los costos suben. El uso de agroquímicos no tuvo tanto impacto directo en la mortandad de colmenas, lo que genera es despoblación. Si ahora que está en floración la colza y la carinata se fumiga se mata a la abeja pecoreadora, entonces la población no se estabiliza, todo el consumo de proteína y de energía y de acopio de miel se destina a mantener la población y se produce menos miel.
¿Qué soluciones existen?
En lo internacional, estamos desarrollando un proyecto con la Agencia Nacional de Desarrollo. Estos cambios del mercado mundial no tienen vuelta atrás, entonces estamos explorando nuevos mercados y nuevas formas de comercializar. En lo interno, desde el ministerio y desde la red de buenas prácticas se trabaja con importadores de productos y con productores y también con los fumigadores a través del plan piloto de monitoreo satelital de aplicaciones. Además, se logró que se necesite receta para comprar neonicotinoides, que son los insecticidas que matan a la abeja pecoreadora, ya no son de venta libre y hay que respetar un protocolo de uso. Y se está trabajando en el uso de biocontroladores. Todo es para una mejor complementación de los distintos sistemas productivos con la apicultura.
¿Qué sucede con la cantidad de apicultores y de colmenas?
Acaba de finalizar el registro, hay 2.307 apicultores, unos 250 menos que el año pasado, aunque se sigue haciendo algún registro. La cantidad de colmenas no bajó, sigue estable en 530 mil a 550 mil.
¿Cuánta miel hay sin vender?
Con base en la estimación que se hizo con la Dirección General de la Granja, que maneja el tema de la trazabilidad, con datos de la miel disponible en planta y en los exportadores más los de lo que ya se exportó, estimamos que deben ser 3.500 toneladas. Es un número mejor que el del año pasado a esta altura. Este año las ventas han sido un poco más fluidas.
¿Cómo evalúa la regularización de las salas de extracción?
Ese fue un proceso muy bueno. Con un acuerdo privado y público, más un manejo más orgánico de la producción, se logró bajar todos los niveles de agroquímicos que tenía la miel puestos por el productor, para controlar la barroa por ejemplo. Se usaban antibióticos y eso se limpió. La Dirección de Laboratorios Veterinarios hace un control de las salas y en los últimos cinco años solo hubo una muestra con plomo en el monitoreo para la Unión Europea.
¿La sociedad valora a la abeja, al apicultor y a la miel?
Debemos generar más conciencia sobre el valor de la polinización. En eso estamos trabajando, hay cursos, pero hay que mejorar la concientización sobre el valor de la labor de la abeja. Cuando alguien recibe miel de regalo realmente lo valora. Nuestras mieles siguen siendo un producto de altísima calidad. Respecto al glifosato se generó una confusión, los niveles que aparecen son muy bajos, no afectan para nada a la salud, es una barrera pararancelaria y exclusivamente está en Alemania. La miel es muy valorada por la sociedad y lo mismo debería pasar con la abeja y el apicultor, porque el 80% de los productos que se generan en la agropecuaria dependen de la polinización.
El perfil
Datos: Nació el 30 de diciembre de 1953, en Paysandú.
Producción: Apicultor, maneja 250 colmenas en Paysandú.
Profesión: Licenciado en Desarrollo, egresado de la Facultad de Ciencias Sociales.
Actividad: Gerente de la Comisión de Tenencia Responsable y Bienestar Animal (Cotryba).
Pasatiempo y fútbol: Le gusta la música y es hincha de Peñarol y Paysandú Rampla Juniors.
Diario EL OBSERVADOR - Montevideo - URUGUAY - 16 agosto 2019