Diez años de unión contra el fuego
Tras cerrar una nueva temporada de verano, la Sociedad de Productores Forestales hace una evaluación positiva del desarrollo del Operativo de Protección Anti-Incendios Forestales. La colocación de cámaras en el territorio nacional fue la inversión más importante para la temporada 2023-2024, que se calificó como “tranquila”.
Por Elisa Juambeltz
Los incendios forestales son una preocupación latente para los empresarios del sector desde siempre. Especialmente durante la temporada de verano, cuando el riesgo aumenta y hay más cantidad de focos.
Por eso, hace mucho tiempo que las empresas del sector forestal realizan planes internos para prevenir incendios, detectarlos y combatirlos rápidamente y de la mejor forma posible. Sin embargo, la necesidad de trabajar mancomunadamente para optimizar los resultados creció a través del tiempo y dio sus resultados.
Fue así como, hace diez años, poco más de cincuenta empresas del rubro forestal e integrantes de la Sociedad de Productores Forestales (SPF) se unieron para crear el primer Operativo de Protección Anti-Incendios Forestales en Uruguay (conocido como Operativo PAIF). Desde entonces, este funciona durante cada temporada de verano y crece en recursos y capacidad de respuesta año a año. Hoy, son 104 las empresas que lo integran y que trabajan de forma organizada para la protección de bosques.
Hasta hace un tiempo, la temporada para el inicio de operaciones comenzaba el 15 de diciembre. Sin embargo, algunos años atrás empezó a marcarse el 1 de diciembre como fecha de arranque y Semana de Turismo como fecha de cierre. Durante este período, el operativo está activo y se trabaja de forma colectiva para proteger los bosques de incendios forestales.
El coordinador del PAIF de la SPF, Rafael Sosa, explica que el trabajo se apoya en tres patas clave: la prevención, la detección y el combate de focos de incendio. En materia de combate, el operativo está pensado para brindar una “primera respuesta”, aunque muchas veces el trabajo excede esa etapa. “No necesariamente nos quedamos en esa primera respuesta, sino que vamos más allá, pero el operativo en sí está pensado para eso”, dice el coordinador.
Si bien lo ideal es prevenir los incendios, tal como explica Sosa, este objetivo no siempre se logra. Por eso, ante focos de incendio activos, el operativo apunta a detectarlos rápidamente para actuar de forma inmediata e intentar liquidarlos en el menor tiempo posible.
Los incendios forestales no respetan límites prediales. Eso hace de la unión una clave para su combate. Así, el operativo es una forma de optimizar el trabajo ya que las empresas ponen sus recursos a disposición de los colegas. A su vez se contratan recursos específicos para algunas tareas como, por ejemplo, el combate aéreo. “De esa forma, la inversión se hace más tolerable”, explica Sosa. En esta oportunidad, el costo de todo el operativo superó los cuatro millones y medio de dólares. Este es financiado a prorrata del área con que participan las empresas forestales socias.
UN LARGO CAMINO RECORRIDO
Si ponemos la mirada sobre los orígenes de este operativo, los primeros pasos fueron dados de la mano de empresas forestales uruguayas, que ya tenían por entonces sus propios planes de detección y combate de focos de incendios. Poco a poco, este trabajo se fue regionalizando hasta que, hace diez años, fue necesario mirar hacia adelante a través de un trabajo coordinado.
Con ese objetivo, las empresas forestales que tenían torres con observadores comenzaron a compartirlas con los colegas. Después, la detección pasó a realizarse de forma regional y se empezaron a combatir focos de incendios zonales con equipos terrestres (camiones y otros recursos de las empresas). El último logro conjunto fue la incorporación de medios aéreos, que permiten un mejor y más rápido desplazamiento.
De esta manera, año a año, el Operativo PAIF se va superando a sí mismo en recursos disponibles y número de empresas participantes. Si bien no todas las temporadas de verano requieren el mismo nivel de trabajo, Sosa explica que el objetivo siempre es “estar preparados para lo peor, esperando lo mejor”.
UNA TEMPORADA TRANQUILA
Aunque la temporada 2023-2024 apenas terminó, el balance que se hace desde la Sociedad de Productores Forestales es positivo. En ese sentido, Sosa dice que “en comparación con los tres veranos anteriores, esta temporada ha sido tranquila. Hubo pocos combates y de poca significación”.
Si bien hubo un incremento en la cantidad de focos detectados (debido al monitoreo permanente de las cámaras), la cantidad de incendios a los que se asistió fue la cuarta parte de los de la temporada anterior y las horas de vuelo de helicópteros se redujeron en 16%. El coordinador del PAIF destacó como un aspecto positivo que “bajó la potencialidad de riesgo” y “por eso los combates han sido menores”.
“El gran desafío lo tuvimos en los meses previos a la temporada porque necesitábamos dejar todo listo para comenzar en diciembre y, producto de las lluvias, se hizo muy difícil llegar a tiempo con la instalación de los mástiles para las cámaras”, cuenta Sosa. Sin embargo, gracias al esfuerzo de todos los actores involucrados, la temporada 2023-2024 dio comienzo con todas las cámaras previstas en funcionamiento y los recursos planificados disponibles.
“Para esta temporada se cuadriplicó el número de cámaras y se está abarcando el 74% del área protegida con un sistema de detección por cámaras, que es permanente durante todo el año”. Rafael Sosa, coordinador del Operativo PAIF
UNA GRAN APUESTA
El Operativo PAIF ha logrado optimizar su funciona miento y mejorar los recursos disponibles a lo largo del tiempo. “Después de los incendios de 2021-2022 en Río Negro, se hizo un cambio en la matriz de detección de focos: se empezó a implementar un sistema de detección por cámaras”, cuenta Rafael Sosa. El litoral fue la primera zona del país en utilizar este sistema.
En la pasada temporada se realizó una prueba nacional con quince cámaras y, para este año, se alcanzó un total de 60 cámaras en todo el territorio nacional. Ese aumento se convirtió en el mayor avance en materia de recursos si se compara la temporada actual con la anterior. “Se cuadriplicó el número de cámaras y se está abarcando el 74% del área protegida con un sistema de detección por cámaras, que es permanente durante todo el año”, dice Sosa.
El costo de implementar este sistema de cámaras fue superior al millón de dólares. Eso implicó la contratación de una empresa tercerizada, que se encargó de colocarlos mástiles para la posterior instalación de cámaras, que también realizaron ellos. A esta inversión se le sumaron unos 150 mil dólares, que se invirtieron en la colocación de un sistema de comunicación por radio.
Pero esos no fueron los únicos cambios que se implementaron de cara a este verano. También se profesionalizó la central de monitoreo y despacho, instalada el año pasado en Durazno. Allí se está centralizando la detección de focos de incendio y la gestión de los recursos disponibles para su combate, a través del Sistema de Gestión de Incendios, un software al que tienen acceso todos los involucrados en el sistema y que permite tener información de forma instantánea.
SUMAR RECURSOS
A las 60 cámaras, que se encuentran alrededor del norte y el centro del país, se les suman tres aviones de detección aérea disponibles y recursos humanos que trabajan en el combate de los focos de incendio.
“Hay tres brigadas helitransportadas, que se componen de un helicóptero con helibalde y una brigada de bomberos”, explica Rafael Sosa: una está ubicada en José Pedro Varela (Lavalleja), otra en el aeropuerto de Tacuarembó y la tercera en la Ruta 3, a 15 kilómetros de la localidad de Andresito (Flores).
Además, el operativo tiene disponibles tres aviones para combatir incendios y un avión de coordinación. A eso se le suman los recursos propios de cada empresa, que también están disponibles para uso común. Con respecto a los recursos humanos, durante la temporada de verano trabajan unas 120 personas, entre brigadistas, personal de apoyo, pilotos, mecánicos y asistentes.
TEMPORADA EXITOSA
En estas fechas y de cara a los próximos meses es necesario y valioso para la SPF hacer un balance del trabajo realizado. En ese sentido, Rafael Sosa opina que “si bien siempre hay cosas para mejorar, el operativo está en un buen nivel de respuesta, se lo conoce más y la gente ha tomado más conciencia sobre el tema”.
Una vez finalizada la temporada estival, la Sociedad de Productores Forestales realiza ‒como cada año‒ reuniones de evaluación para analizar lo sucedido en estos meses y planificar lo que viene por delante: “Así empezamos a preparar la siguiente temporada”, explica Sosa. Esta metodología de trabajo les permite asegurarse de llegar a tiempo en noviembre con todo pronto para un nuevo verano.
En esta temporada, para Rafael Sosa, las lecciones aprendidas vienen por el lado de la comunicación: “Ese es nuestro aspecto más flojo y estamos trabajando para mejorarlo y cubrir la comunicación en todo el país. Uno piensa que en Uruguay hay buena conexión desde todos lados, pero en algunas zonas donde se hace combate de incendios (en los bordes de los bosques) no hay cobertura de celular”, desarrolla.
Por supuesto, continuar bajando los tiempos de respuesta ante los focos de incendio sigue siendo un objetivo permanente. Para lograrlo, la SPF está haciendo hincapié en la colecta de datos de los eventos sucedidos: “A través de esos datos podemos ver en qué momento se pueden acortar los tiempos para lograr que la reacción sea casi instantánea”, dice Sosa.
La realidad es que cada foco de incendio es distinto al anterior y presenta nuevas complejidades y desafíos únicos. Sin embargo, las evaluaciones indican que el programa va mejorando año a año. “Este programa tiene diez años y no hubo ningún operativo igual al anterior, siempre se van agregando y mejorando cosas”, explica Sosa.
Con respecto al rol de la ciudadanía, el coordinador del operativo destaca la importancia de que quienes se enfrenten a un foco de incendio ‒por más pequeño que sea‒ se comuniquen con el 911. “No hay que pensar que ‘otro ya debe de haber avisado’. Tomar conocimiento rápido de un posible foco de incendio es la clave para tener mejores resultados en su combate. El tiempo, en esto, es clave”, concluye.