La nueva locomotora será la celulosa
UPM 2 consolidará a la celulosa como el principal producto de exportación, dinamizará a toda la cadena forestal y expandirá la integración productiva de los árboles con otros rubros fundamentales
La instalación de una nueva planta de celulosa de la finlandesa UPM en Uruguay consolidará al sector forestal como la primera cadena productiva en importancia, superando a la cárnica. La pasta de celulosa pasará a ser el principal producto de exportación del país.
Y de mantenerse el mercado actual, Uruguay será el segundo proveedor mundial de celulosa de fibra corta –con 4,7 millones de toneladas–, superando a Indonesia y por debajo de Brasil según proyecta Uruguay XXI.
Hoy las dos plantas instaladas en el país –UPM y Montes del Plata– trabajan a capacidad máxima, motivo por el cual los volúmenes exportados se mantienen relativamente estables, en 2,5 millones de toneladas. Considerando que en el primer semestre del año se exportaron 1,3 millones de toneladas por un total de US$ 826 millones, el año 2019 cerraría con un total de ingresos de US$ 1.600 aproximadamente.
Según anunció UPM, la nueva planta generaría, una vez operativa, US$ 1.100 millones por exportaciones de celulosa al año, lo que sumado a los US$ 1.600 millones estimados resultaría en un total de US$ 2.700 entre las tres plantas, más de un millón más que las exportaciones totales de carne vacuna en 2018 (US$ 1.629 millones).
En Uruguay se producen anualmente más de 25 millones de metros cúbicos (m3) de madera, de los cuales el sector forestal comercializa 14 millones. Javier Solari, vicepresidente de desarrollo de UPM en Uruguay, dijo a Tiempo de Cambio de radio Rural que “la nueva planta de UPM consumirá en el entorno de 7 millones de m3, que se le sumarían a los 5 millones de m3 de la planta ya instalada”. Es decir que la extracción de Uruguay se incrementaría en un 50%, a 21 millones de m3.
Actualmente el sector forestal uruguayo tiene capacidad industrial para procesar 10,4 millones de m3, de los cuales el 88% (9,2 millones de m3) se consume para la obtención de pulpa y el 12% restante (1,2 millones m3) para el sector aserrado, según la estadística de CPA Ferrere (año 2017).
En Uruguay hay más de 900 mil hectáreas efectivas de bosques sembrados y se estima que el área forestal debería crecer para este proyecto en el entorno de las 60.000 a 90.000 hectáreas adicionales a las 389.000 hectáreas con las que ya cuenta la empresa.
“Este crecimiento se dará en un proceso en relación a la rotación de los montes ya implantados –que son los que abastecerán a la planta en sus inicios–”, explicó Solari.
La disponibilidad futura de madera en Uruguay crece por dos vías.
Una de ellas es que año a año se forestan nuevas áreas, el promedio de los últimos cinco años ha sido 20.000 ha (1% anual), dado principalmente por el impulso de UPM y Montes del Plata.
La segunda vía de aumento de la disponibilidad de madera es que parte de las áreas que se cosechan se reforestan con un material genético de mayor productividad al anterior.
Carlos Faroppa, presidente de la Sociedad de Productores Forestales, dijo a Tiempo de Cambio de radio Rural que “Uruguay fue acumulando stock de madera y a su vez hay madera en crecimiento de los nuevos bosques, por lo tanto la aceleración de crecimiento sería moderada, de aproximadamente 2% (30.000 hectáreas por año). Los que sí van a incrementarse son los convenios de arrendamiento o producción con productores agropecuarios”.
Esta nueva inversión que tiene como producto celulosa y energía, impacta de forma positiva en el resto de las actividades forestales: toda la madera con uso de largo plazo (15-20 años) –bosques de madera maciza o aserrada– va a tener una posibilidad de colocación. “En estos casos se puede hacer un buen trabajo de colocación de la producción intermedia –proveniente de raleos– a la planta de celulosa, donde se procesa y se agrega valor”, explicó Faroppa.
A su vez, traerá otros desarrollos además de la celulosa. UTU está desarrollando un proyecto educativo vinculado a la formación forestal, en el departamento de Tacuarembó. Se espera que entre agosto y setiembre se ponga en marcha. Una fuente cercana al proyecto señaló que la instalación de la nueva planta de UPM no tiene vínculo con el proyecto.
Mayor dinamismo en el mercado para tierras forestales
Javier Taró, gerente del departamento inmobiliario de Megaagro, dijo a Tiempo de Cambio de radio Rural que el mercado de renta registra mayor dinamismo que el de compra-venta, y todo lo que “aparece de oferta se arrienda”. Dependiendo de la ubicación y el porcentaje de aprovechamiento y el tipo de suelo los valores promedian US$ 160 por hectárea.
En lo que respecta a la compra-venta de tierras, en un radio de 200 kilómetros de donde se instalará la nueva planta las referencias de precios se ubican en US$ 2.000 por hectárea para campos netamente ganaderos, no tan bien ubicados y de menor productividad. En US$ 2.500 están los campos mixtos, ganaderos-forestales. Y algún valor por encima hay para los campos muy buenos, que anteriormente tuvieron algo de agricultura, pero en los que hoy se hace ganadería con algún mejoramiento, informó Pablo Albano, responsable del departamento de campos de Zambrano y Cía a El Observador.
La experiencia de un productor
Martín Stabile es productor del departamento de Río Negro, en el límite con Flores. De las 730 hectáreas de su establecimiento, 84 (suelos menos aprovechables para otros usos) las tiene forestadas bajo el programa de Fomento de UPM, un acuerdo de largo plazo para el manejo de plantaciones de eucalyptus.
Una de las ventajas, señaló, es que al año y medio de implantado el monte se puede ingresar ganado, con el beneficio de sombra y abrigo para los animales.
Stabile tiene dos modalidades de acuerdo con la empresa: por un lado, recibe una renta anual (que varía de acuerdo a la proximidad o lejanía a la planta, manejando un promedio aproximado US$ 150/ha/año), a lo que se suma un porcentaje menor de ganancia cuando se realiza cada cosecha. El período de corte dura entre ocho y 10 años. “La responsabilidad del productor es cercar la parte que se va a forestar, evitar que entren animales y hacer un uso cuidadoso”, explicó.
La segunda modalidad es la asociación: el productor no recibe un pago por arrendamiento y cuando se cosecha accede a un porcentaje de lo que se cosecha (mayor al que recibe en modalidad anterior). El productor acompaña el riesgo y el éxito.
En base a sus números, ambas modalidades le permiten alcanzar el máximo retorno en esos suelos.
Considerando la primera modalidad, tomando una renta promedio de US$ 150/ha/año, donde se necesitan tres hectáreas por unidad ganadera por año, “por lo menos duplica el valor que le sacaría en su mejor otro uso alternativo”, señaló Stabile, que trabaja con vacunos, con lanares y hace algo de agricultura. “Es un sistema de ganar-ganar”, reiteró en varias oportunidades el productor, resaltando el beneficio ante el tipo de suelos que se destina para forestar.
La instalación de la nueva planta de celulosa en Uruguay dinamizará la cadena forestal en su conjunto y expandirá la integración productiva de los árboles con otros rubros fundamentales para el país.
Diario EL OBSERVADOR - Montevideo - URUGUAY - 01 agosto 2019