Plástico, industria cuestionada pero en alza
El consumo de productos no reciclables crece en el mundo y en Uruguay, pese a las críticas ambientales por su uso excesivo
El año pasado se importaron más de 242 millones de kilos de materia prima y productos plásticos terminados de diferentes tipos. En el mundo, la industria no frena su producción pese a fuertes críticas medioambientales y los países que son grandes consumidores no moderan su demanda. Ríos y océanos presentan altos grados de contaminación generada por residuos plásticos nocivos que matan especies marinas. En Uruguay, la industria –que además de exportar también abastece al mercado interno– señala que tiene conciencia ambiental, pero advierte sobre la llegada de productos del exterior que no pasan por ningún control de calidad.
La batalla global está planteada contra el plástico de un solo uso, el no reciclable. En junio del año pasado, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, lanzó un fuerte mensaje. “Eliminemos las contaminación por plásticos. Cada año acaban en nuestros océanos más de 8 millones de toneladas. De las islas remotas al Ártico no queda ningún lugar intacto”, afirmó.
“Si se mantiene la tendencia actual, en 2050 nuestros océanos tendrán más plástico que peces. El mensaje es simple: rechaza el plástico de un solo uso”, remató.
Los mensajes son claros. La pregunta es cómo los recibe la industria local del plástico.
“No cabe ninguna duda que al medioambiente lo tenemos que cuidar entre todos; la industria va a apoyar siempre eso porque es el futuro de nuestros hijos y nuestros nietos”, dijo a El Observador la presidente de la Asociación Uruguaya de Industrias del Plástico (AUIP), Esperanza Romariz.
“A veces se da mala información. El plástico es malo, se dice. No, no lo es. Solucionó un montón de cosas. Te operan del corazón y te cosen con plástico”, ejemplificó.
En Uruguay, el uso de plástico captó la atención de la población a partir de la ley que establece el cobro de las bolsas en comercios. La intención gubernamental es desestimular su utilización y también que las nuevas sean compostables o biodegradables.
Romariz informó que el 90% de las bolsas que hay en el país son importadas.
Según datos de la AUIP, en 2018 ingresaron 183 millones de kilos de materia prima plástica a Uruguay, con un incremento de 15% en la comparación interanual. A su vez, se importaron casi 60 millones de kilos de productos terminados, prácticamente la misma cantidad que un año atrás.
Las empresas nacionales afirman que en el mercado hay mucha competencia desleal por el ingreso de productos que tienen muy pocas exigencias de calidad.
“Es un sector que está en estado crítico”, dijo la titular de la gremial.
Mencionó que cuando la industria tenía dinamismo exportador, con ventas importantes hacia Argentina, recibía fuertes controles. Había que enviar certificaciones antes de la salida de la mercadería a organismos gubernamentales para recibir una primera autorización. Luego se exportaba y quedaba en depósitos fiscales aduaneros. Allí llegaba una segunda verificación, se retiraban y analizaban muestras y luego de otra evaluación recién se permitía el ingreso al país.
“El mismo producto, idéntico, viene de Argentina y no tiene ningún control; hace muchos años que estamos peleando por eso”, afirmó Romariz.
“En Uruguay es muy fácil ser importador y es una desgracia ser industrial”, lamentó.
La empresaria recordó que años atrás en Estados Unidos y Canadá se prohibió el ingreso de productos que tuvieran policarbonato. “A Uruguay llegó una importación enorme de táper para microondas que habían sido rechazados en esos países, pero acá no pasó nada”, relató.
Consumo y contaminación
El científico e investigador del Centro Latino Americano de Ecología Social (Claes) Eduardo Gudynas indicó que la industria del plástico es relativamente nueva en el mundo.
Pero su crecimiento fue exponencial. La producción global en 1950 fue de 1,5 millones de toneladas. Actualmente supera los 300 millones. “Una de las desventajas es que haya penetrado tan rápidamente en algunos países”, sostuvo.
El mayor consumo del producto se registra en China y el sudeste asiático. Y es una zona donde el cuidado medioambiental no es un tema que esté en agenda. “No es lo mismo un chino que un alemán”, señaló, para mostrar dos conductas diferentes. “Llama la atención que una sociedad de transformación rápida como la china se haya vuelto tan adicta al plástico;”, comentó Gudynas, quien además formó parte del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
El experto indicó que hay un tipo de plástico que tiene larga vida y en su caso es más justificable su utilización y lo diferenció de los productos descartables, como las bolsas o los que se usan para empaquetado común.
“Esos últimos son los más cuestionables porque hay alternativas disponibles para empaquetar de otra manera”, expresó.
Pero su utilización masiva crece y Uruguay acompaña tendencias internacionales. “La sociedad uruguaya también es adicta al plástico”, consideró Gudynas.
El uso mundial indiscriminado tiene sus consecuencias que en buena medida impactan en el agua. Son los 8 millones de toneladas contaminantes que por año terminan en los oceános mencionados por Guterres.
“El mayor perjuicio lo produce el plástico microscópico que afecta a la vida marina más pequeña y traba toda la cadena alimentaria”, explicó Gudynas.
Los ríos más contaminados que vuelcan productos a los océanos están ubicados en el sudeste asiático. Pero el fenómeno también se observa en la región. “La cuenca del Paraná que desemboca en el Río de la Plata tiene un arrastre gigante de plástico”, expuso. Por eso, los expertos resaltan la importancia que tiene evitar el consumo de plástico de un solo uso y tratar de frenar la contaminación. Esas apreciaciones fueron compartidas por Romariz. “Los productos tienen que hacerse reutilizables”, admitió. l