Residuos que alegran mascotas: un ejemplo de economía circular en la industria del cuero
Una empresa uruguaya convierte los restos de producción de cuero en juguetes comestibles para perros y quiere transformar el agua residual en un insumo para el agro.Tirar a la basura los residuos de la producción industrial o reconvertirlos y crear un producto que, además, permita generar ingresos. Un dilema que hoy enfrentan la mayoría de las empresas y que, en tiempos de economía circular, encuentra cada vez más alternativas.
Esto le ocurrió a la empresa Sistemcuer, una curtiembre que comenzó a producir juguetes para mascotas con los recortes de cuero que le quedaban tras su proceso productivo. Según informó su director, Pedro Paz Marty, desde 2020 han elaborado más de 5.000 kilogramos de juguetes para perros con forma de hueso. Los llamaron "huesitos" y son comestibles.
“Cuando se juntan muchos recortes pueden exportarse, pero a las curtiembres más chicas, como la nuestra, no nos dan los volúmenes para eso. Teníamos que buscar alternativas para no tirar el residuo a la usina, que también tiene un costo importante”, explicó el empresario, que además es técnico químico en cueros.
Paz Marty trajo esta idea de Brasil, donde se formó, y pudo financiarla con el apoyo de Proyecto Biovalor, una iniciativa del gobierno uruguayo que buscó revalorizar residuos y finalizó en 2020.
Amenazas a la economía circular
El objetivo no era solamente minimizar los desechos, sino también crear valor. “El desafío era lograr un rédito económico del residuo”, dijo el director de la empresa. Y lo logró, aunque no en el volumen que hubiera querido. “La idea era también recuperar el material de otras empresas, pero no nos dan los números para comprar los recortes a nuestros colegas, en lugar de que los exporten”, señaló.
Uno de los obstáculos más importantes en el sector de los juguetes para perros es la falta de regulación a nivel de importaciones, sumado a lo que llega por contrabando. “Nos encontramos con que lo que se vende viene de afuera y no siempre cumple con las condiciones sanitarias necesarias”, resaltó y explicó que muchos ingresan al país juguetes caninos de cuero como si fueran de plástico para evitar controles.
¿Cómo afecta esto a los perros? Paz Marty explicó que el cuero puede blanquearse de dos formas: con agua oxigenada -como lo hacen ellos-, que es un proceso limpio, o con cloro, que es más barato, pero puede ser dañino para el animal.
Potencial sostenible de la industria del cuero
Los "huesitos" se hacen a mano a partir de una plancha de cuero. “Es un material crudo, colágeno puro, y mientras se mantenga seco, puede durar año o año y medio”, sostuvo el técnico. Además, son libres de cromo porque en la empresa hacen un curtido a base de taninos vegetales, menos rápido, pero más seguro.
Además, hace un año trabajan en alianza con un frigorífico, que les vende las orejas de vacas, con las que también se producen juguetes para perros. “Ellos nos venden el material —que antes se tiraba— y hacemos el producto para mascotas, igual que como hacemos los Huesitos”, contó Paz Marty.
En este caso, el volumen es mucho mayor porque hay más cantidad de materia prima. Mientras que en lo que va del 2024 llevan alrededor de 1.000 kilogramos de "Huesitos", han producido casi 3.500 de orejas de vaca, indicó.
Invertir en sostenibilidad
Valorizar residuos
Biovalor financió U$S 52.000 de un monto total de inversión de U$S 65.000, según indica la página web del proyecto. “Tuvimos que comprar contenedores, una caldera, un horno, picadoras industriales, cortadoras de tela… Todo eso sumado al consumo eléctrico”, contó Paz Marty. Trabajan con distribuidores, pero también atienden al consumidor final.
Reutilizar las aguas residuales
Otro desecho de la industria del cuero son las aguas residuales; una especie de “lodo” o “barro” que, si se deja estacionado y se seca, puede servir para el agro, señaló el técnico. “Es lo que nos queda para cerrar el círculo”, expresó y agregó que están haciendo los análisis necesarios para llevarlo a la práctica.
En cuanto a plazos, sostuvo: “Si está todo bien con las exigencias de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama), podríamos sacar el lodo este año para el fortalecimiento de tierras que están caídas”, aunque “a una escala chica”. “El barro se junta durante dos o tres años hasta tener unos 30 metros cúbicos”, finalizó.