Llegó el frío y facturas de $6.000: por qué la tarifa de electricidad de Uruguay es la más cara de la región
En un país pionero en la producción de las energías renovables, los uruguayos siguen pagando tarifa alta de la luz. La baja población y la cobertura en todo el territorio son algunas de las razones.Este otoño que pasó marcó una suba inusual en el consumo de energía eléctrica en los hogares uruguayos.
Ocurrió en mayo, “muy frío respecto al mismo mes del año pasado, tuvo un aumento de demanda considerable”, dice Juan Carlos Patrone, gerente de Estudios y Procesos Comerciales de UTE. ¿Por qué? Hubo más horas de lámparas prendidas, el calefón se usó más y, lo que más mueve la aguja, los aires acondicionados calefaccioron los ambientes más tiempo. Así, muchos pasaron de una tarifa de unos 2.000 pesos a una de 6.000, solo con un mes de diferencia. Este salto que puede asustar el bolsillo parece que viene para quedarse, al menos en algunos hogares de clase media y alta. Las metas de UTE buscan que cada vez se utilice más electricidad por sobre otras energías, como la que funciona en base a gas, madera o combustible.
La tarifa de UTE se siente en los gastos fijos de cualquier hogar. Además, porque los márgenes de variación pueden ser muy amplios. Y, en relación a los sueldos y también en la comparación con la región, hay una realidad a la que no se puede escapar: históricamente pagamos más por el servicio de electricidad.
Según el análisis de la consultora SEG Ingeniería, la energía que pagan los hogares uruguayos es más cara respecto a la región. Mientras que en Chile se pagó 211 dólares el megavatio hora, en Uruguay se pagaron 248 dólares, señala el informe sobre Indicadores energéticos de diciembre de 2023. La diferencia es enorme si se toman otros países: en Brasil fue de 166 dólares, mientras que en Paraguay 56 dólares y en 2023 Argentina tuvo el precio más bajo de la región, con un costo de megavatio hora de 31 dólares. Pero para mirar estos datos hay que tener en cuenta al menos dos aspectos: algunos de estos países tienen grandes subsidios a la energía eléctrica, como Argentina. Y en el caso de Paraguay, es un país “especial” porque genera mucha más energía de la que consume. Los especialistas dicen que los paraguayos son “un gigante de la energía hidroeléctrica”.
El otro gran aspecto que hay que mirar para leer los datos de SEG Ingeniería es que el informe toma una sola tarifa de UTE para realizar el análisis: la residencial simple. La empresa estatal ofrece otras que recomienda a sus clientes, porque entiende son más convenientes económicamente: es el caso de la tarifa residencial doble horario y la tarifa residencial triple horario. Y, si bien cada vez son más los que usan este tipo de “planes inteligentes”, la residencial simple sigue siendo la más usada.
UTE elabora un documento propio para medirse con la región y el último es de noviembre de 2023. Allí en algunas franjas la tarifa queda como la más cara de la región pero en otras no, aunque casi siempre está entre las más caras. Por ejemplo, cuando se compara la tarifa residencial triple horario respecto a lo que pasa en otros países los uruguayos pagan 208 el megavatio hora, mientras que la empresa Cemig de Minas Gerais, Brasil, le cobró a sus clientes 224 dólares el megavatio. Es uno de los pocos casos donde somos más baratos. Es interesante ver que los países de la región tienen diferentes empresas que se encargan de producir y distribuir energía, y los objetivos que persiguen muchas veces son solamente económicos.
Hay varias líneas para entender por qué somos más caros en comparación a la región. Una tiene que ver con la calidad de los servicios, hay pocos cortes y cuando se dan son de poco tiempo. Este “buen servicio” se tiene que pagar porque implica el trabajo continuo de cuadrillas, el mantenimiento de las redes y también la generación de mecanismos que están a la orden, a la espera de ser utilizados cuando se dé una caída de la energía.
Después ingresan otros elementos, Uruguay es un país que tiene casi un 100% del territorio con electricidad; llevar un cable a zonas alejadas del interior es una inversión social que hace UTE que no recupera, y de alguna manera esos costos luego son trasladados a todos los consumidores. En otros países de la región las empresas no llevan el servicio a lugares lejanos o con pocos habitantes y muchos pueblos siguen aún funcionando con generadores o dependen de energías renovables, que no están disponibles en todo momento.
Para seguir explicando por qué somos más caros, ingresa otro elemento y es la densidad de la población. Uruguay es un país chico y la escala, cuando estamos hablando de precios, siempre nos juega en contra. Pensemos que solo un barrio de San Pablo consume la energía de todo Montevideo.
Los otros países de la región concentran a más consumidores en un mismo espacio, y eso abarata sustancialmente los costos. Tanto en el cableado y su mantenimiento, como en el funcionamiento de las subestaciones, que son las encargadas de transformar la energía de alta tensión en baja y de uso doméstico.
Otro elemento que entra en juego es el bono social. UTE regulariza a los hogares de barrios vulnerables y les cobra luego entre un 10 y 20% de lo que el hogar consume. Este plan no solo busca terminar con la situación de los “colgados”, sino generar condiciones de seguridad en las instalaciones eléctricas para que luego no se den accidentes graves, como cortocircuitos que lleven a incendios.
Este costo también es socializado, lo mismo ocurre con la instalación eléctrica que se dan en estos barrios. UTE trabaja con cooperativas, que son las que hacen las instalaciones en las casas que muchas veces son solo de chapa. Se tienen que hacer un trabajo con cañería especial para que la electricidad quede aislada, y también se instalan llaves diferenciales. Y a todo esto se le suma un trabajo social en territorio.
Producir y distribuir
Para entender cómo se fijan los precios a los consumidores finales, tanto los residenciales como los industriales, se necesita un repaso por lo que hace la empresa.
Hay al menos dos mundos que maneja UTE: por un lado comprar o producir la energía y por el otro la transmisión, distribución y comercialización. En otros países estos dos rubros los manejan empresas distintas. Para algunos de los especialistas consultados en este informe, ese cambio podría mejorar los precios y el servicio. El costo de generar la energía es menor, porcentualmente, si se ven los otros costos que maneja UTE, más altos. Así que generar energía más barata no equivale a pagar menos por el servicio.
Ernesto Elenter, experto en eficiencia energética y energías renovables, socio en SEG Ingeniería, explica que el consumidor final no solo paga la generación de energía, sino el proceso que hace que todo el año y a toda hora haya electricidad en las casas.
Elenter dice que no hay una respuesta única para entender por qué pagamos lo que pagamos: “Hay algunas pistas, pero es un tema bastante complejo, diría que primero hay que entender los dos costos a nivel macro que tiene UTE”.
Tomamos al megavatio hora como “el producto que se vende”, pero después hay toda una infraestructura gigante compuesta por los sectores de transmisión y distribución de energía eléctrica. “Bajar el voltaje con subestaciones tiene un costo, y hay que invertir millones y millones de dólares en infraestructura para poder transportar esa energía. Además, cada vez que crece la demanda, hay que hacer crecer nuevas líneas de transmisión que puedan sostener esa energía”, explica Elenter.
¿Cuánto aumentó la cantidad de energía que se consume? “Los uruguayos consumimos cada vez más por año, crece entre 3 y 4%”, explica Patrone de UTE. Esta suba constante llevó a que la empresa se replanteara las fuentes de energía, y comenzara con la transformación que llevó a la instalación de grandes parques eólicos y solares privados.
Patrone, que lleva 30 años en UTE, cuenta que el problema se empezaba a ver en los períodos de sequías o de no abundancia de lluvias. En esos casos Uruguay tenía que encender centrales térmicas que tienen costos de producción ampliamente mayores al de la energía hidráulica, eólica o solar
Uruguay históricamente tiene una base hidráulica muy importante, con la represa de Salto Grande liderando: la fuerza del agua genera un poco menos del 50% de la energía que se consume. Antes de la llegada de las energías renovables, la energía hidráulica era complementada por la térmica, que es la que se genera a través del uso de energías fósiles, como el petróleo o el gas.
Pero la demanda siguió creciendo y ya en la primera década del siglo, en los años 2005 y 2006, UTE se vio en la necesidad de ampliar y empezar a diversificar las fuentes de energía. En 2009 comenzaron los primeros contratos para incentivar la instalación de parques eólicos propios de UTE o de privados.
Primero fueron los eólicos, los grandes molinos llegaron al país y cambiaron el paisaje de muchas localidades rurales. Luego se instalaron los solares, complementarios. “Porque en general en horas del día la energía eólica baja la producción, porque no hay tanto viento, sube en la noche y la energía fotovoltaica justamente hace su pico en las horas de sol. Y la hidráulica funciona siempre: si hay agua, hay energía”, dice Patrone.
Además se sumó la biomasa, que es energía que se obtiene de los residuos de producción, por ejemplo de arrozales o empresas que producen chip de madera. Son privados que realizan esta actividad y UTE les compra parte de lo extra que generan y no usan en su negocio.
Patrone dice que la diversidad de fuentes de energía le dan a Uruguay un sistema más robusto que el de otros países. Si pensamos en la última gran sequía, UTE no tuvo que ajustar las tarifas para producir energía en base a las centrales térmicas. Como la Central Batlle o Puntas del Tigre, que hoy representan una parte muy menor del consumo.
Argentina ha tenido cortes programados para racionalizar la energía, y en Uruguay jamás se llegó a eso en estas últimas décadas. “No tuvimos que hacerlo, pudimos sortear esa dificultad con las energías renovables”, explica el gerente de UTE. Pero, además, en el escenario de falta de lluvias se hubiera gastado mucho en combustible para hacer funcionar las centrales térmicas. “Si estaban mucho tiempo funcionando las centrales térmicas, el precio final se hubiera encarecido fuertemente”, dice el gerente de UTE.
EL FUTURO.
Los autos serán los “nuevos electrodomésticos”, dice UTE
La llegada de nuevos autos eléctricos es una buena noticia para UTE. De hecho, la empresa espera que los particulares, y también las empresas de transporte público, usen cada vez más vehículos que no funcionan con derivados del petróleo. Juan Carlos Patrone, gerente de UTE, dice que el futuro es eléctrico y que poco a poco se busca que los autos sean “un electrodoméstico más en los hogares de los uruguayos”.
La idea es que las cargas se den en los hogares y no en los sistemas públicos, aunque según Patrone la red de carga para vehículos eléctricos que tiene Uruguay es la más grande de toda América Latina. “Lo cargo de noche, cuando la energía es barata. Lo prendo a las 12 de la noche y se apaga a las 7, así que se cargó por dos o tres días. La autonomía en promedio es de unos 300 kilómetros, así que para uso urbano daría”, indica Patrone.
Según los cálculos que hace el gerente de UTE, usar electricidad es un 90% más barato que cargar combustible; además hay otros ahorros vinculados, ya que no hay cambios de aceites ni de filtros. Los vehículos, eso sí, por ahora son más caros.
La apuesta no es solo para el uso particular, sino también para las empresas. “El transporte público es muy importante que se transforme todo en eléctrico. Las empresas están adquiriendo cada vez más unidades y la idea es llegar a una flota total eléctrica”, dice Patrone. El gerente de UTE cuenta que las empresas al principio lo tomaron con algo de desconfianza, pero que luego de probar y ver los resultados se están animando más.
La obligación con los parques
La generación de energía por privados es un capítulo que crea muchas discusiones. Además de los parques eólicos y solares, a los cuales Uruguay tiene la obligación legal de comprar toda la energía que producen, se suma el compromiso de comprar el excedente de energía que produce la nueva planta de UPM.
Para Enrique Pées Boz, exdirector de UTE en representación de Cabildo Abierto, tener las tarifas más caras de la región es una consecuencia de los contratos firmados a 20 y 30 años por los gobiernos anteriores, entre 2012 y 2018, con los parques eólicos y los fotovoltaicos.
Pées Boz renunció a su cargo por diferencias con el manejo de los contratos en la compra de energía a privados. Dice que el Estado está obligado a comprar una energía que no necesita, cree que se instalaron muy rápido los parques de energías renovables, y además opina que los privados que manejan estos establecimientos “no son empresarios, porque no corren riesgos, tienen asegurada por ley la venta de su producto”.
Para Pées Boz hay una privatización en el mercado eléctrico, donde capitales extranjeros se están beneficiando y todos los clientes de UTE terminan pagando este “negocio redondo”. El exdirector entiende que algunos contratos se deben de cumplir, porque son compromisos que el Estado asumió a nivel internacional, pero no comparte cómo esto sigue en el gobierno de coalición.
El director del Observatorio de Energía y Desarrollo Sustentable de la Universidad Católica del Uruguay (UCU), Felipe Bastarrica, tiene una opinión distinta a la del exjerarca cabildante. Dice que es un mito la idea de que la compra obligatoria a los parques privados es la responsable de lo que pagamos por la electricidad.
Magíster en Economía de Recursos y Desarrollo Sostenible, Bastarrica cuenta que se agarraba la cabeza cada vez que escuchaba a una autoridad decir eso: “No podía creer que no manejaran la información correcta”.
Aclara que no es un defensor de los contratos que se hicieron, y que con el diario del lunes quizás se podrían haber hecho cambios más escalonados o flexibilizaciones en los precios. Pero el fundamento teórico para entender por qué se decidió en los gobiernos del Frente Amplio una política de Estado que se sigue aplicando en esta presidencia de Luis Lacalle Pou, es que es muy poca la cantidad de energía que se compra de más, en relación al dinero que Uruguay tendría que gastar en importar energía del exterior o producirla con las centrales térmicas.
El director del Observatorio de la UCU dice que lo que se vio en estos años de sequía muestra la necesidad del sistema de múltiples fuentes. “Fue un tremendo ahorro para el país gracias a toda la penetración de las renovables no convencionales, principalmente eólica. Eso nos está haciendo ahorrar muchísimo dinero”, indica.
Además, para Bastarrica es importante medir el ingreso de las exportaciones millonarias que se han dado a la región, sobre todo a Brasil. Tanto en los años de sequía como en las últimas inundaciones en el sur del país vecino. Hasta mayo de 2024 las exportaciones de energía eléctrica a Argentina y Brasil totalizaron más de 7,9 millones de dólares, según información que maneja UTE.
Para Bastarrica el principal motivo por el cual la tarifa en Uruguay es más cara, es que los mecanismos diseñados en el marco normativo para ser eficiente no se están implementando.
¿Cuáles son estos cambios? Separar a UTE en tres “bloques”: distribución, transmisión y generación. Entre otros elementos formales, la normativa establece que se debe estipular una tarifa técnica, que se calcula para reducir las pérdidas y hacer inversiones eficientes. Pero en los hechos esto no pasa; UTE decide la tarifa año a año de acuerdo a los costos que ha tenido, según explica Bastarrica.
Este investigador y docente dice que es necesaria una tarifa técnica para que haya incentivos a la eficiencia en cada uno de los “bloques” de la cadena. Y, mientras se dan estas discusiones, muchos uruguayos siguen mirando de cerca lo que gastan en electricidad para que la factura que llega a sus casas no represente un costo difícil de pagar.