Ancap prepara remate de horno de portland millonario que nunca se instaló
La primera subasta de lotes se planea realizar durante el próximo trimestre. Ancap adquirió el horno en 2013 por unos US$ 53 millones para la planta de Paysandú, pero nunca llegó a usarse.Ancap planea realizar en el transcurso del tercer trimestre un primer remate de piezas del tercer horno de portland que se compró en 2013 para la planta de Paysandú, pero que nunca se instaló.
El presidente de Ancap, Alejandro Stipanicic, dijo a El Observador que por estos días se está terminando de delinear la estrategia para poder subastarlo. Según explicó, la idea es conformar distintos lotes de piezas con “equipos atractivos”, como forma de “maximizar” el valor de esos activos.
“Si lo rematamos como un horno de cemento no se va a presentar nadie. Si lo presentamos como chatarra la ley no permite exportar hierro. Entonces lo que hicimos fue identificar distintos lotes”, adelantó el jerarca.
Stipanicic señaló que hay industrias locales que podrían interesarse por comprar algunos de esos lotes. “La carcasa del horno no lo va a comprar nadie, salvo que quieran hacer chatarra. Ese es un poco el problema. Quizás algún actor internacional, algún especulador internacional le interese comprar eso porque es la parte que le falta para una inversión en China, en Europa o en África. Lo veremos cuando salgamos a la calle con eso”, añadió.
Asimismo, se reservará una parte del equipamiento que puede ser reutilizado en el plan de inversiones de los próximos años. La idea es que el producido del remate también se vuelque a inversiones futuras.
Ancap, los US$ 53 millones y el “lastre heredado de un horno podrido”
Desde su compra, realizada cuando Raúl Sendic presidía Ancap , el horno permanece embalado en contenedores ubicados en la planta de Paysandú y nunca llegó a ser instalado. De hecho, partes del horno han sido utilizadas como repuesto para las plantas de cemento que están en funcionamiento, según constató una auditoría realizada en 2020. Por ese entonces, de 286 contenedores que contenían las piezas del horno, alrededor de 90 habían sido abiertos.
Asimismo, cuando Ancap buscó –sin éxito– incorporar un socio privado al negocio del portland, el directorio del ente decidió excluir el horno tres del pliego de licitación, dada la falta de interés de las empresas privadas que habían participado de la fase de diálogo competitivo de la asociación, había informado El País en mayo del año pasado.
El horno tres costó unos US$ 53 millones, a los que se le suman los costos de seguro y vigilancia por tener esas instalaciones en Paysandú hace 10 años.
Durante 2020, la Federación de Ancap le había planteado al presidente Luis Lacalle Pou una serie de propuestas para desarrollar la industria cementera estatal. Una de ellas proponía completar la inversión para la instalación del tercer horno, lo que según el sindicato permitiría reducir costos operativos y mejorar la competitividad de esa industria.
En marzo de 2022 el presidente de Fancap, Gerardo Rodríguez le recriminó a Lacalle Pou la postura de asociar privados con Ancap en la producción de pórtland.
"Está dando déficit hace años —fue una de las primeras cosas que respondió el presidente Lacalle Pou ante los reclamos de los trabajadores—. Dejaron pudrir un horno, nunca te vi levantar la voz, nunca hablaste", apuntó en referencia al horno comprado durante los gobiernos del Frente Amplio que nunca fue colocado.
El negocio del portland se encuentra actualmente en una situación crítica tanto en lo industrial, como en lo comercial, pero el cierre de las plantas no es una alternativa que esté hoy en la agenda de las autoridades.
Por lo pronto, los esfuerzos de Ancap se concentran en una reestructuración del negocio, con estrategias industriales diferentes para las dos plantas de Minas y Paysandú. El objetivo principal es “mitigar” pérdidas en un sector con resultados operativos negativos desde hace 23 años.
“Se requieren US$ 130 millones para instalar el horno. ¿A quién se lo vamos a pedir? ¿A Juan Pueblo? Veníamos con el lastre heredado de un horno podrido, de la no toma de decisiones en la administración anterior, con el lastre de un negocio perdidoso, con el lastre de una reducción de mercado”, había dicho a El Observador el vicepresidente de Ancap, Diego Durand, el año pasado a poco que se declarara desierto el llamado para sumar un socio.