envidrio"Queremos reflotar Envidrio": empresarios uruguayos harán una millonaria inversión para revivir el proyecto

José Guichón, la cara visible de los inversores, todos uruguayos, que se adentran en el negocio del vidrio, aseguró que quieren "sacar" el tema del horno del "ámbito político".Algunas máquinas están envueltas en nylon, casi sin uso, y las cintas vacías por donde supieron rodar botellas relucientes.

A diario, personas intentan mantener viva la fábrica. Prenden la maquinaria para asegurarse de que todo funciona y conservan limpio el lugar. A cinco años de que se cerrara Envidrio -escándalo mediante, con un procesamiento sin prisión-, privados quieren revivir la fábrica que está en el Parque Tecnológico Industrial del Cerro con el contratiempo de que una estatal venezolana les ganó en el remate del horno.

José Guichón es la cara visible de los inversores, todos uruguayos, que se adentran en el negocio del vidrio. El empresario, que además es dueño del Parque Industrial Olmos, explicó -mientras recorría la planta- la oportunidad que vieron, los planes a futuro -sobre todo después de acudir a la Justicia para que se anule la oferta de la estatal venezolana-, y la voluntad política que vieron de todos los partidos de que se instalen -al mismo tiempo de que declaró que son apolíticos.

Calculan que la inversión sería de entre US$ 10 millones y US$ 15 millones para tener la fábrica en funcionamiento -sin contar qué pueda suceder con el horno-, y que se generarían entre 60 y 80 empleos directos. Aunque se estudió la posibilidad de mudar la planta al Parque Industrial Olmos, hoy la decisión es que se mantenga en el Parque Tecnológico Industrial del Cerro, en un terreno que está en comodato con la Intendencia de Montevideo.

Toda la planta de lo que supo ser Envidrio, como es lógico, está en el mismo lugar: el horno, la maquinaria, los compresores. Pero no todo tiene el mismo dueño, consecuencia de que quedó desierto un llamado a licitación en 2022, cuando se intentó vender en único paquete por US$ 7.320.000. En esa oportunidad, Guichón no se presentó. No lo creyó conveniente ya que para él debía ser una “oportunidad” adentrarse en el negocio del vidrio, del que en ese momento no era parte.

El tiempo pasó, y los tres grandes acreedores de Envidrio vendieron de manera individual -salvo UTE, que aún no colocó su parte pero piensa intentarlo en el corto plazo- los bienes sobre los que tenían garantía. Ahí Guichón vio la oportunidad de comprar el crédito del Instituto Nacional del Cooperativismo (Inacoop) -que tenía sobre todo los galpones con la maquinaria de la fábrica de vidrio-, el que consideró el “pedazo más importante” de todos los que había arriba de la mesa.

De las otras dos grandes partes, necesita -o le facilitaría, mejor dicho- contar con el horno para así no tener que construir uno nuevo. Se presentó en el remate de Bandes pero perdió contra Venvidrio, la empresa estatal venezolana que se asoció con Envidrio.

En caso de que no tengan éxito en el ámbito judicial -y ante la consulta de si tendrían el capital para comprar uno nuevo-, respondió: “Es una cantidad de inversión que hay que hacer, que después hay que verlo reflejado en cada una de las botellas. No es solamente tener el capital, sino es que después la planta sea rentable”.

Al intentar comprar la fábrica de a partes, Guichón se arriesgó. El empresario argumentó su decisión de ir primero por el galpón con la maquinaria porque, de no salir bien el negocio, puede vender los equipos a “otra fábrica de vidrio”. No obstante, aclaró: “Pero no es nuestro objetivo, queremos reflotar la planta. Queremos poder recuperar todo el vidrio que hay, que hoy se tira a los basureros; y abastecer el mercado local de vidrio y exportar lo que nos sobre”.

Antes de que se resolviera no mover la fábrica y que se mantuviera en el Parque Tecnológico Industrial del Cerro, se llegó a la conclusión de que desarmar el horno significa “perder casi el 80% de los materiales”, indicó; y contó que este es uno de los motivos que los llevó a decidir quedarse donde están, y el otro es que “hay una impronta de ponerse a fabricar rápido”.

Desde el lado de los trabajadores, Marcelo Rojas contó que les “llamó poderosamente la atención” la compra del horno por parte de la estatal venezolana. Y relató que hoy son 35 trabajadores que están en una lista, de los cuales ocho están en la planta -seis haciendo guardia y dos mantenimiento.

Evaluación
“Hay cosas embolsadas. Ellos (NdeR: los anteriores empleados de Envidrio) se encargan de cuidarla y de todos los meses prender las máquinas. Lo único que no se enciende es el horno, porque no se puede. A la planta hay que hacerle una cantidad de cosas para ponerse a producir al 100% pero está muy mantenida”, destacó Guichón mientras caminaba entre las máquinas.

El inversor explicó el proceso de producción, desde el inicio hasta que las botellas se apilan en pallets y se envuelven en nylon para ser transportadas. En las paredes de la fábrica -un gran galpón donde está el horno y gran parte de la maquinaria, con pocos cuartos- aún persisten los carteles de seguridad laboral, y a los equipos apagados se les nota el poco tiempo de uso.

El empresario, convencido de revivir el negocio, relató que la planta tiene dos líneas de producción y que una, la que hoy tiene parte de los equipos tapados con nylon, “está sin uso”.

“La mitad de la fábrica está nueva. Cuando ellos comenzaron a fabricar, empezaron los problemas y nunca tuvieron el capital de giro suficiente para que la fábrica estuviera trabajando a full”, indicó.

El objetivo de los empresarios es “encontrar la eficiencia en la planta”, y “empezar a trabajar en nuevos mercados y en la búsqueda de oportunidades que se generan de empresas que necesitan -puede ser un formato distinto o un color diferentes- algunas especialidades que se podrían llegar a hacer y que de repente otras fábricas grandes no los atienden con tanta delicadeza”, contó.

Ahora ven que están condicionados por el horno aunque Guichón insiste en “sacar” el tema del “ámbito político”. “Nos interesa que la planta se abra lo más rápido posible. Vamos realmente a lo comercial, a decir, el horno cuesta tanta plata y podemos o no podemos hacer un horno nuevo. Además de que entendemos que no es desarmable. Entonces ese es el razonamiento que hacemos, 100% comercial”, concluyó.

ADEMÁS
La UTE reclama US$ 1.220.100
En uno de los cuartos de la planta están los compresores sobre los que tiene garantía UTE que, junto a otros equipamientos, se pondrán a remate con una base de unos $ 47.000.000 -alrededor de US$ 1.220.100-, tal como indicó hace un mes a El País el perito Gabriel Ferreira.

Guichón, por su parte, explicó que esta es maquinaria que pueden adquirir nueva.

Semanas atrás, el director de UTE por Cabildo Abierto, Enrique Pées Boz, dijo a El País que la decisión de ir a remate se tomó en el directorio y que el empresario había ofrecido US$ 50.000, oferta que se rechazó.

Por otra parte, en la Justicia se resolverá qué sucederá con el horno. Guichón, en el escrito que presentó, indicó que “resulta claro que la empresa venezolana Venvidrio C.A. (…) es una persona jurídica especialmente relacionada con la fallida (NdeR: Envidrio S.A.), no solo por ser titular del 50% de su paquete accionario sino porque además fue administrador de derecho, o incluso aún lo es”.

Diario EL PAIS -Montevideo - URUGUAY - 05 Mayo 2024