El ferrocarril que queremos: nuestra propuesta
Por Felipe Carballo (*) | @fcarballo711
Desde el comienzo de las primeras obras ferroviarias en Uruguay, el 25 de abril de 1868, en el Paso Molino, se construye en el país un sistema de vías con una extensión original de 2.961 kilómetros. Al igual que muchos en Latinoamérica, este sistema es del tipo radial, diseñado para conectar las distintas ciudades del interior convergiendo en el puerto de Montevideo, siguiendo un modelo típicamente extractivista pensado para explotar grandes volúmenes de recursos naturales, especialmente ganaderos, sin valor agregado.
Con aciertos y errores a lo largo de la historia, el tren dejó su huella en el diseño territorial, en la matriz productiva y demográfica. Fue determinante en la construcción del Uruguay tal cual conocemos, influyendo en su sistema productivo e identidad como nación. El ferrocarril no solo dotó a nuestro país de una gran fuerza logística en tiempos pasados, sino que también generó pueblos y ciudades, promovió la producción, creó empleo y brindó formación técnica a miles de personas. Esto explica en gran medida por qué el ferrocarril tiene una conexión tan profunda con el corazón de los uruguayos.
Entre 1950 y los primeros años de los 2000 el ferrocarril en nuestro país sufrió un período de desestabilización y desmantelamiento. Durante esta etapa, la concepción de la derecha gobernante de un Uruguay enfocado en servicios y finanzas, dejó poco espacio para el ferrocarril como medio de transporte de la producción. Esto subraya la fuerte interacción entre el ferrocarril y la política, un elemento crucial al planificar un proyecto sostenible para el país. Las consecuencias de esa política fueron la desintegración de la red ferroviaria, su desarticulación y depredación generalizada, el retroceso tecnológico y operativo, la disminución en la calidad de las vías y la involución de la red.
A partir del año 2005, el nuevo modo ferroviario, creado por ley en 2005 y reglamentado en 2011 por los gobiernos del Frente Amplio (FA), marcó el inicio de un modelo en el que el Estado pone a disposición y mantiene la infraestructura ferroviaria para que operadores debidamente habilitados puedan usarla a cambio del pago de un canon por uso. El nuevo modo ferroviario establecía claramente el papel de AFE como propietaria de las vías y del transporte de pasajeros. Además, se creó la operadora de cargas, una empresa estatal con 51% de propiedad de AFE y 49% propiedad de CND. Sin embargo, en este último periodo de gobierno no se registraron avances, más bien fue un periodo de continuación o estancamiento de las obras puestas en marcha por los gobiernos frenteamplistas.
Para dar continuidad a ese proceso que se inició en 2005, es necesario avanzar hacia un sistema multimodal de cargas donde el ferrocarril sea uno de los jugadores principales. En este sentido proponemos la creación de hub logísticos que permitan consolidar la producción nacional, trasladarla al puerto de Montevideo para su exportación, transversalizar puntos internos del país para potenciar la formación de cadenas de valor agregado y conectar el Uruguay con los grandes socios del Mercosur: Brasil, Argentina y la Hidrovía Paraguay-Paraná (HPP)
El desafío político es reconocer que, debido a la escala de Uruguay, hay pocas cargas que justifiquen las inversiones necesarias para el uso del ferrocarril como medio de transporte. Sin embargo, la llegada de nuevos actores internacionales en el ámbito ferroviario ofrece oportunidades para aprovechar sus experiencias y potenciar el sistema.
La estrategia país de los gobiernos frenteamplistas para la rehabilitación del sistema ferroviario tuvo tres puntos fundamentales:
La rehabilitación de la infraestructura, vías férreas, puentes, sistemas de apoyo para permitir la operación segura, gastos operativos de combustible y mantenimiento normales y tiempos de viaje competitivos para las cargas.
• La modernización de la normativa, procedimientos operativos y sistemas de gestión que permitan una explotación rentable y segura.
• La separación de la explotación del transporte de cargas de la gestión de la infraestructura.
Hoy podemos afirmar con total certeza que los gobiernos del FA han logrado instaurar en Uruguay un ferrocarril moderno, eficiente y equipado con nuevas tecnologías, normativas y marcos legales adecuados. El transporte anual de más de 2 millones de toneladas de celulosa entre la planta de UPM en Pueblo Centenario y el puerto de Montevideo es una prueba irrefutable de este logro. Gracias a las administraciones frenteamplistas, Uruguay ha implementado un nuevo sistema ferroviario. Sin embargo, afrontamos nuevos desafíos que requieren nuestra atención.
1. Desarrollo de un polo logístico ferroviario en Paso de los Toros: Considerando la reconstrucción de vías ferroviarias en las regiones del litoral norte, norte y centro del país, con estándares de 12 toneladas por eje, así como la línea del Ferrocarril Central que conecta el centro del país con el puerto de Montevideo, que cumple con un estándar de 22.5 toneladas por eje, proponemos la creación de un robusto polo logístico ferroviario en Paso de los Toros. Este polo centralizará la carga proveniente del norte del país, consolidándola para su transporte eficiente y económico al puerto de Montevideo mediante las vías del Ferrocarril Central. Esto beneficiará a diversos sectores productivos nacionales, incluyendo arroz, combustibles, cebada, madera elaborada, clinker, cemento, yeso, piedra, granos, soja, cítricos y contenedores.
2. Fortalecimiento de Servicios Logísticos Ferroviarios (SELF) y estímulo a la inversión: Para implementar la visión mencionada, es esencial fortalecer a SELF como una empresa de transporte de carga ferroviaria con bandera uruguaya. Además, debemos fomentar la participación de empresas que deseen invertir en equipos ferroviarios para contribuir al transporte de mercancías a través de nuestras vías, bajo un régimen de “acceso abierto” que promueva la competencia y la eficiencia.
3. Fomento de relaciones internacionales y acuerdos de carga: Es imperativo reanudar las negociaciones con Argentina y Paraguay, explorando oportunidades de carga desde Paraguay hasta el puerto de Montevideo y viceversa. Fortalecer estas relaciones comerciales contribuirá a la actividad portuaria y al flujo de mercancías en beneficio de ambas naciones.
4. Establecimiento de un puerto seco en Rivera: Debemos emprender acciones concretas para el desarrollo del puerto seco en Rivera. Esta infraestructura permitirá el transporte eficiente de contenedores desde Brasil hasta el puerto de Montevideo y viceversa, además de servir como punto de articulación para las exportaciones e importaciones uruguayas con Brasil.
5. Potenciación del transporte ferroviario de pasajeros y movilidad sostenible: El transporte ferroviario de pasajeros, aparte de sus beneficios ambientales y de descentralización social, tiene como objetivos la reducción de tiempos de viaje, la seguridad y la comodidad para las comunidades a lo largo de su ruta. Dado que se ha previsto la electrificación en la vía doble Montevideo-Progreso, debemos realizar un estudio serio para implementar trenes eléctricos en las zonas metropolitanas, mejorando así la calidad del transporte público. Es necesario ajustar los modelos de transporte público a las necesidades reales de las áreas rurales, garantizando la movilidad y solventando las deficiencias en servicios e infraestructuras. Una inversión significativa en el transporte, especialmente en un ferrocarril público y social, puede unir territorios y medios de transporte, contribuyendo a la inclusión de personas que actualmente se encuentran aisladas.
Creemos firmemente que el ferrocarril es un motor de desarrollo económico, un generador de empleo y un beneficio que debe estar al alcance de los uruguayos. Nuestras propuestas apuntan a continuar la exitosa tradición de los gobiernos del FA, llevando a Uruguay hacia un futuro próspero, sostenible e inclusivo.
(*) Diputado del Frente Amplio.