La polémica por el remate del horno de Envidrio y un proyecto de reapertura en suspenso
El horno fue adquirido por la venezolana Venvidrio que pagó US$ 460 mil. Un inversor uruguayo que planeaba reabrir la planta este año sostiene que ese comprador no podía participar de la subasta y reclama en la justicia que se anule la oferta
El horno de la ex cooperativa Envidrio fue rematado el 20 de marzo pasado por US$ 460 mil como parte de la venta en partes de la unidad productiva. El comprador fue Venvidrio, la estatal venezolana de vidrio que en el pasado fue socio del emprendimiento industrial, y que tiene intención de llevarse la maquinaria al exterior.
El presidente del Instituto Nacional de Cooperativismo (Inacoop), Martín Fernández, afirmó este lunes que “existe sorpresa y preocupación” por el tema.
“Sorpresa porque apareció a último momento la empresa estatal venezolana Venvidrio a comprar el horno cuando durante todo el proceso de más de dos años siempre habíamos hablando con Bandes, que era el acreedor del horno, de la necesidad que se mantuviera como una unidad productiva en Uruguay”, afirmó en declaraciones a Telemundo.
Fernández apuntó que son “los mismos capitales venezolanos que se asociaron a Envidrio y fracasaron en la producción dejando una deuda de casi US$ 50 millones” en Uruguay.
El reclamo para anular la oferta
La fábrica ubicada en el Parque Tecnológico Industrial (PTI) del Cerro dejó de producir en diciembre de 2019 por la incapacidad de hacer frente a sus acreedores. Mantenía deudas por aproximadamente US$ 50 millones. Algunos de sus acreedores eran el Fondo para el Desarrollo (Fondes e Inacoop), el banco Bandes, UTE, BPS y el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop).
El Inacoop ya había vendido su crédito al inversor uruguayo José Andrés Guichón, que lo compró por un US$ 1 millón: allí se incluyen galpones y la línea de producción, y tenía la intención de comprar el horno para reabrir la fábrica.
Por eso Guichón también participó del remate y ofreció US$ 450 mil por el horno. El empresario tenía planeado poner la planta nuevamente en marcha antes de fin de año, y con una plantilla de entre 60 y 80 trabajadores, entre ellos algunos de la ex Envidrio. La producción se concentraría en vidrio hueco (botellas y bollones, entre otros) para comercializar en el mercado interno, y también para exportar.
El hecho de no contar con el horno hace que deba replantearse la viabilidad de la iniciativa al tener que comenzar casi de cero, tomando en cuenta que se debería revisar la inversión a realizar, los tiempos que llevaría diseñar y construir un horno nuevo, y el lugar de instalación de la fábrica, entre otros puntos, explicaron fuentes consultadas por El Observador.
Guichón presentó la semana pasada en la Justicia una solicitud para que se anule la oferta que Venvidrio realizó para comprar el horno, y a su vez que se le notifique si le interesa quedárselo en calidad de segundo mejor oferente. Esto implica que se le adjudique automáticamente una vez se haga el pago de los US$ 450 mil.
En el escrito al que accedió El Observador, Guichón apuntó que Venvidrio es una persona “especialmente relacionada” con el deudor (Alenvidrio S.A), y que no podía presentarse porque fue parte de la sociedad concursada, con 50% de participación en el capital accionario.
También se argumenta entre los principales puntos, que Venvidrio es “administradora de derecho” de Alenvidrio S.A, a partir de poderes otorgados en agosto de 2015 todavía vigentes.
Además, el empresario apuntó que realizó “gestiones ante diferentes organismos públicos a los efectos de obtener las autorizaciones y habilitaciones necesarias para la puesta en marcha de la unidad productiva”.
Fuentes consultadas por El Observador coincidieron en que es “difícil entender para qué” Venvidrio quiere desarmar el horno, porque se entiende que “no es viable” económicamente. “Tiene valor instalado, es como una casa. Les salía más barato comprar ladrillo refractario, que venir, desarmar, y llevárselo a Venezuela”, explicó uno de los consultados.
Intentos frustrados
En 2021 hubo un intento de compra frustrado. La interesada fue la estadounidense Uniglass LLC. Tenía intención de invertir US$ 4 millones en Envidrio, que incluía más de US$ 3 millones como capital de trabajo para la contratación de 168 funcionarios y el resto para tareas de mantenimiento.
Pero uno de los acreedores no aceptó la oferta y se trancó la operación. Allí debió dejar de funcionar y Envidrio fue a liquidación tras una junta de acreedores.
Luego en 2022 un llamado judicial para la venta de Envidrio se cerró sin ofertas de interesados, Eso determinó que se dispusiera la venta por partes, pero tratando de preservar la unidad productiva para seguir teniendo industria del vidrio en Uruguay.
“Nos preocupa que capitales vinculados al gobierno venezolano vuelvan a inmiscuirse en una salida que estaba siendo llevada adelante con capitales uruguayos”, dijo Fernández.
La reactivación de esta industria es un objetivo que se había trazado el gobierno, y particularmente el ex ministro de Ambiente, Adrián Peña. Hoy hay más de 55 mil kilos de vidrio diarios que se entierran en los vertederos de todo el país, sin poder ser reciclados para volver a utilizarse.