Nicolás LussichArtículos de tendencia-Ing. Agr. MBA Nicolás Lussich

Represas arriba, precios abajo

Las lluvias son un alivio para la producción, pero los precios bajan en varios rubros. Además, persisten problemas de costos y competitividad.Las lluvias son seguramente la principal noticia para los agronegocios esta semana. El agua acumulada entre miércoles, jueves y viernes -con valores que llegaron a 100 milímetros o superiores, en varias zonas- ha permitido comenzar a llenar aguadas, represas y cursos de agua, que estuvieron por un buen rato secos o casi secos.

Es imposible exagerar el valor que ha tenido esta lluvia, no solo por su impacto inmediato sino por la base que genera para los ciclos productivos que están arrancando, y entrarán a la primavera con buena agua. Se precisará más, sin duda, porque el sol empezará a ponerse más demandante, pero el clima parece cambiar la pisada. En el otro plato de la balanza, se están configurando escenarios de precios a la baja en varios sectores.

China y más allá.

Los ajustes a la baja en los precios se están dando en la carne y en los granos, pero seguramente el de mayor impacto esta semana fue la caída en el precio internacional de los lácteos en Nueva Zelanda, donde la última subaste de la plataforma Global Dairy Trade marcó un descenso de 11% en el precio de la leche en polvo entera (principal producto), que quedó en 2.548 US$/ton, mínimo en más de 5 años.

La floja demanda china es la principal razón del fuerte descenso, y obliga a Nueva Zelanda (principal exportador a ese destino, por producción y cercanía) a buscar alternativas, lo que baja los precios. Los “kiwis” vendieron volúmenes importantes a Argelia y tocan la puerta en la región. Este escenario está obligando a las empresas industriales de nuestro país a reducir el precio a los productores. Ya lo hizo Alimentos Fray Bentos y Conaprole está definiendo cómo proceder al ajuste, en dimensión y plazos. Si bien es cierto que muchos costos han bajado, de todas formas el escenario se ha vuelto más complicado. Según INALE la relación insumo / producto (promedio) en la producción lechera ha mejorado en los últimos meses, pero esto antes de la baja de precios en ciernes.

Si para los lácteos la incidencia de la situación en China es muy relevante, más aún lo es para el sector cárnico, por tratarse de su mercado predominante. El gigante asiático está con dificultades en su economía y su moneda se ha devaluado a un mínimo de los últimos 17 años. La conducción económica china no está cómoda con la devaluación de su moneda, pero no ha logrado evitarla, si bien ha sido paulatina y moderada. Esto también explica, al menos en parte, la baja en el precio medio de exportación de carne vacuna.

Además de China, el otro jugador clave para los agronegocios lácteo y cárnico es Brasil. En el primer caso, como principal demandante y por mucha distancia: Uruguay ha estado colocando leche eh polvo en Brasil a precios mejores que en otros destinos, por cercanía y por estar en el Mercosur (no hay arancel). Esta semana el ministro de Desarrollo Agrario de Brasil, Paulo Teixeira, anunció que abrirá una investigación sobre eventual dumping en las importaciones desde el Mercosur. Difícil que halle algo: los precios regionales, precisamente, son superiores a los de Oceanía y otros mercados. Al mismo tiempo, la Cámara de Comercio Exterior (Camex) del ministerio de desarrollo norteño anunció que su país elevará los aranceles a ciertos quesos y otros lácteos que provengan desde fuera del Mercosur, en un gesto hacia los reclamos internos del sector lácteo brasileño; sin embargo, esto no incluye ni leche en polvo ni mozzarella, los principales productos importados.

En el caso de la carne vacuna Brasil también es clave pero como principal exportador mundial, principal abastecedor de China y -por tanto- principal competidor de Uruguay en el mercado asiático. La gran capacidad competitiva de Brasil le ha permitido mantener los volúmenes vendidos, a pesar de los menores precios, lo que se traslada, al menos en parte, al mercado ganadero uruguayo (gráfica). Las cuotas europeas, Israel y el mercado EEUU permiten atenuar ese efecto, pero no totalmente. Así, aunque para mucha gente que no está en los agronegocios le resulte difícil o no quiera entender, los agronegocios se mueven en mercados totalmente en competencia, por lo que cada costo agregado duele y la falta de acuerdos que den mejor acceso a los mercados, también.

En los mercados de granos -tanto o más globalizados que los de la carne y la leche- también se han dado ajustes importantes a la baja, porque el clima en los Estados Unidos mejoró y porque Brasil es una asombrosa máquina de producir granos y se reafirma como líder mundial. Su producción de maíz desborda los depósitos (varios productores lo debieron dejar un tiempo a la intemperie) y ya se consolida como líder absoluto en producción y exportación de soja.

En este escenario de presiones competitivas diversas, una vez más nuestra vecina Argentina anda a contramano: luego del resultado electoral del domingo Argentina entró en una etapa delicada para su economía, que atraviesa una profunda crisis. Al día siguiente el gobierno decidió una devaluación del 22% en escalón, lo que obviamente derivó en aumentos de precios en cadena en el mercado local. En esa circunstancia, se informó que se cortarían las exportaciones de carne y lácteos por 15 días, lo cual fue rápidamente revertido. Este tipo de incertidumbre reduce aún más la confianza en Argentina como proveedor, aún a pesar de su gran porte y calidad de sus productos. El camino hasta las elecciones de octubre será largo.

Discrecionalidades similares aparecen también en el mercado de granos, con cuotas de exportación, restricciones explícitas o implícitas, y detracciones. Hace pocos días, sin ir más lejos, los vecinos implementaron un nuevo “dólar agro”, superior al oficial, que incluyó al maíz, para estimular exportaciones. Eso encareció ipso facto la producción de carne (sobre todo de pollo y cerdo); en cualquier caso, ese dólar (a $ 320) quedó superado por la devaluación de esta semana.

Sin embargo, más allá de las incertidumbres políticas, luego de la sequía que afectó duramente las cosechas, Argentina recuperará sus niveles de producción en la nueva zafra 2023/24, y eso también está presionando los precios de los granos a nivel global. En el último informe del USDA, se proyecta que Argentina suba de 12,5 a 17,5 millones de toneladas la producción de trigo, de 34 a 54 la de maíz y de 25 a 48 la de soja.

Dólar, tasas y costos.
Mientras todo esto sucede en los mercados específicos de los agronegocios, a nivel local el Banco Central bajó su Tasa de Política Monetaria de 10,75 al 10,00%, un movimiento que ya el mercado financiero esperaba y -tal vez por eso- no tuvo mayores consecuencias en el mercado cambiario. El dólar sigue “planchado” y el Central mantiene el sesgo contractivo de su política monetaria.

Ésta tiene el objetivo -compartible- de bajar la inflación en nuestro país, alejándola definitivamente de los dos dígitos. Es una aspiración lógica para un país que tiene Grado Inversor y pretende una mayor y más perdurable estabilidad de precios.

La inflación ha bajado al 4,8% anual, mínimo desde el año 2005, pero las expectativas bajan menos y de manera más lenta. Por lo tanto, el Central define que la tasa de interés tiene que mantener un sesgo contractivo mayor para anclar también a la baja las expectativas. De hecho, la autoridad monetaria se tiene fe para mantener la inflación en el rango meta (3-6%) para los próximos 2 años. Sin embargo, tampoco puede “pasarse de rosca”: de mantener el sesgo contractivo de la política monetaria (tasa alta) a un nivel mayor al necesario y/o por un tiempo excesivo, puede generar un daño innecesario en la economía en términos de actividad y empleo.

Evaluar esto con precisión es una tarea desafiante. Las autoridades del BCU están dialogando con distintos actores económicos, explicando sus decisiones, cuyos fundamentos se transparentan. El Uruguay tendrá este año un crecimiento muy bajo por efecto de la sequía, pero su capacidad productiva se mantiene (incluso aumenta, por la puesta en marcha de UPM 2, que hará subir el PIB un importante escalón). Así, hay espacio para un mayor crecimiento que no necesariamente presionará los precios (inflación). Esto también debe tenerlo en cuenta la política monetaria.

En el fondo, sigue planteado el tema competitividad y hasta qué punto la actividad puede resistir la baja en el tipo de cambio real que se ha dado en el último tiempo. Si los precios de exportación bajan, los costos tienen que alinearse de una u otra manera. Allí es importante una política salarial coherente y también una política de mercados y precios abierta, desde la energía eléctrica (donde el gobierno está impulsando más apertura) hasta los puertos, donde ha recrudecido la discusión entre TCP y los exportadores, luego de que se concretara el aumento de tarifas. TCP argumenta que los fletes desde Montevideo son competitivos y que el canon que paga al puerto también subió. Los exportadores señalan que el costo por contenedor en Montevideo es mucho mayor que en otras terminales de la región. Lo que hay que recordar es que los servicios portuarios (líneas, profesionales, terminal) pueden trasladar -a la larga o la corta- sus costos a precios. Los exportadores no.

Diario EL PAIS -Montevideo - URUGUAY - 20 Agosto 2023