Jorge Grünberg3Imán de talento

Un país que aspira a un desarrollo sostenible requiere un Estado eficiente, ciudadanos educados, universidades creativas y empresas innovadoras. Todos estos factores deben existir concurrentemente. Es difícil que las empresas crezcan e innoven sin acceso a profesionales y técnicos calificados, a conocimiento técnico producido o adaptado por las universidades y a servicios públicos eficientes.

Jorge Grünberg

El desarrollo surge de la conjunción del talento y el capital. Desde hace tiempo existe un consenso en nuestro país sobre la importancia de atraer capital externo y estamos dispuestos a gastar enormes sumas para lograrlo.

Sin embargo, no invertimos el mismo esfuerzo ni recursos para atraer capital humano que para atraer capital financiero, por lo cual se nos hace difícil acelerar el funcionamiento de la “hélice de desarrollo” que conjugan personas creativas y empresas con el capital para llevarlas adelante.

Nuestro país tiene insuficiente cantidad de profesionales, técnicos y académicos altamente especializados (ingenieros experimentados, masters y doctores). Por ejemplo, según datos del programa de Población de la Udelar, Uruguay tiene 0,4 doctores (PhDs) cada 1000 habitantes; España tiene 1,8 y Francia 3,6. Según la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI) existe un déficit de más de 3000 profesionales y técnicos en informática en nuestro país.

Las consecuencias de la escasez de recursos humanos especializados son múltiples. Las empresas invierten poco en investigación y desarrollo, en parte porque es costoso conseguir especialistas. Las universidades generan menos nuevas tecnologías y forman menos profesionales de los necesarios porque es muy difícil conseguir docentes e investigadores. Los relativamente escasos especialistas existentes encuentran difícil formar equipos y dependen en gran medida de colaboraciones con equipos distantes.

Las circunstancias políticas y sociales de la región llevan a que sectores con alto nivel educativo, en especial de Argentina, Venezuela y más recientemente Chile y Brasil, consideren favorablemente la posibilidad de establecerse en nuestro país.

La experiencia histórica de la inmigración altamente calificada es muy ilustrativa. La inmigración de científicos judíos europeos a USA durante el régimen nazi propulsó la ciencia norteamericana (y deprimió la producción científica alemana) durante décadas y tuvo un impacto directo en el desarrollo de la energía atómica y en el descubrimiento del ADN, entre otros. Google, Uber, Zoom, WhatsApp y Tesla por ejemplo, fueron fundadas por inmigrantes. La inmigración de más de 100 000 ingenieros rusos y científicos en la década de 1990 es asociada directamente con la transformación de Israel en uno de los principales generadores de startups tecnológicos.

Tenemos la ventaja de que nuestros sueldos medidos en dólares son mayores que en otros países de la región. Adicionalmente, nuestro país tiene un contexto legal amigable para quienes quieran venir a trabajar desde países de Sudamérica, y más recientemente, para “nómades digitales”.

Sin embargo, no tenemos un esfuerzo sistemático para cultivar nuestra imagen regionalmente como un país de oportunidades profesionales, como un hub creativo, donde es posible encontrar socios y colaboradores y como una plataforma para el lanzamiento de emprendimientos.

Para atraer talento no alcanza con tener un país más estable y con sueldos promedialmente más altos (medidos en dólares). Tenemos que agilitar las reválidas de títulos profesionales y de posgrado, realizar campañas de comunicación ofreciendo a nuestro país como tierra de oportunidades para profesionales y científicos calificados, incluyendo la realización de ferias de empleo en nuestras embajadas, ofrecer asesoramiento sobre mudanzas, opciones educativas para los hijos y apoyo financiero transitorio para la primera vivienda.

También debemos ofrecer beneficios fiscales, por ejemplo, exonerando el impuesto a la renta personal (IRPF) durante un plazo determinado como hace por ejemplo Holanda (no solamente los impuestos sobre renta extranjera como rige hoy en nuestro país). Podríamos exonerar de aportes patronales o subsidiar el primer salario a las empresas que contraten inmigrantes calificados durante un lapso, para facilitar el ingreso al primer empleo. Israel, por ejemplo, subsidia el salario durante los primeros tres años.

Estos incentivos para atraer capital humano constituyen una inversión considerable, pero son transitorios y mucho menores que las inversiones que realizamos o estamos dispuestos a realizar para atraer capital financiero. Por ejemplo, en el caso de UPM2, gastamos más de 1000 millones de dólares en el ferrocarril y otras obras. Esta suma permitiría exonerar de IRPF a más de 10 000 ingenieros durante 10 años o financiar proyectos de la ANII por más de un siglo. En el caso del proyecto minero Aratirí, estábamos dispuestos a crear nada menos que un puerto de aguas profundas.

Para atraer y retener a los mejores talentos, necesitamos construir un ecosistema que les permita desarrollarse. Esto implica no solo ofrecer atractivas condiciones laborales, sino también un entorno donde puedan desarrollar sus proyectos de vida para ellos y sus familias. Transformarnos en un imán para el talento regional puede ser un gran paso hacia el desarrollo al que aspiramos los uruguayos.

Diario EL PAIS -Montevideo - URUGUAY - 14 Agosto 2023