Nicolás LussichOPINIÓN Por Ing. Agr. MBA Nicolás Lussich

El agro tiene compañía

El PIB creció a pesar de la sequía. La mejor temporada turística y la recuperación del comercio, así como la dinámica de las tecnologías de la información compensaron el retroceso del agro.La economía uruguaya avanzó en el arranque del año. El Producto Interno Bruto (PIB) aumentó 0,9% en el primer trimestre respecto al anterior (el cuarto de 2022), en términos desestacionalizados, y 1,2% respecto al mismo trimestre del año pasado.

Hay que remarcar que el cálculo del PIB que realiza cada trimestre el Banco Central del Uruguay (BCU) refiere a los volúmenes de producción, sin considerar los precios.

El desempeño resultó bastante parejo y positivo, si dejamos de lado el impacto de la dura sequía. En efecto, sectores como la construcción, el comercio, el turismo y hasta los servicios financieros mostraron desempeño interanual positivo, más que compensando el retroceso en el agro.
El agro es muy importante en la economía uruguaya, pero obviamente no es el único sector dinámico. El aporte del turismo es conocido y está volviendo a buenos niveles de desempeño, superada la pandemia y a pesar de la grave situación en Argentina. El comercio también mejora, más allá de los fuertes cambios en las modalidades comerciales (canales online, etc.) y del golpe en el litoral por la diferencia de precios con nuestros vecinos.

Según el Banco Central, se reactivaron las ventas en rubros como prendas de vestir y calzado, así como en vehículos automotores. Hay que recordar que el comercio estuvo fuertemente afectado por la pandemia y la recuperación se hizo lenta.

La construcción (donde la inversión agroindustrial de UPM 2 fue un sostén clave durante la pandemia) se mantiene en buenos niveles e incluso crece, impulsada por la construcción de vivienda, obra pública y nuevos proyectos de inversión, varios de ellos vinculados a proyectos de energía y comunicaciones.

Precisamente las telecomunicaciones y la actividad asociada a las tecnologías de la información están mostrando un dinamismo permanente. Esto se está dando a nivel global y Uruguay no es la excepción. Lo que sí es singular es el avance que ha tenido Uruguay en servicios globales asociados a este sector. Varias empresas localizan tareas de soporte para su actividad internacional aquí en Uruguay, a la vez que equipos profesionales de diverso perfil trabajan desde Uruguay al mundo vía online. Esto se asocia al aumento registrado en los servicios de datos, que es el más dinámico en telecomunicaciones.

Los datos del agro en las Cuentas Nacionales fueron negativos en el primer trimestre, algo esperable por la sequía. El sector cayó 4,3% interanual, por la caída en los rendimientos de cultivos de verano, la caída en la faena y -en menor medida- por la menor remisión de leche. La forestación avanzó, ante la mayor demanda para la producción de celulosa (la demanda de aserraderos bajó).

Precisamente la producción en las fábricas de celulosa (así como una mayor actividad en la refinería) aportaron para que la producción industrial se sostenga (subió 0,1% interanual), a pesar de la caída en la actividad de la industria frigorífica, por la consabida reducción de la faena por la menor demanda externa.

Aún con las dificultades del agro, la dinámica económica se muestra bastante generalizada, con avances en casi todos los sectores. Esto impulsa -a su vez- a sectores de servicios cuya actividad se despliega “horizontalmente” en la economía, como los servicios profesionales y los servicios financieros, que crecieron 1,9 y 5,1% interanual, respectivamente. Lo mismo puede decirse para la actividad en la educación, inmobiliarias y otros, que subieron 1,5% promedio, a pesar de la menor actividad en la salud por el descenso de los testeos por Covid.

Inversión y consumo.

La economía produce y la economía consume, demanda. Son los dos enfoques complementarios para analizar la actividad. Desde el enfoque de la demanda, se registraron en el primer trimestre avances en todos los componentes: exportaciones, consumo e inversiones. En exportaciones el aumento fue del 14%, basado fundamentalmente en demanda externa por servicios, tanto en el turismo como en las tecnologías de la información, como describimos líneas arriba. Esto más que compensó el retroceso en varios rubros de exportaciones de bienes.

El consumo en los hogares aumenta, algo que se refleja en la mayor cantidad de viajes al exterior, más transporte de pasajeros y ventas en el comercio. Asociado a este desempeño hay que recordar que el salario real está en aumento, luego de la caída post pandemia, mientras el empleo también mejora, aunque de manera más moderada.
Para que la economía pueda sostener su crecimiento en el largo plazo tiene que invertir de manera permanente y creciente. En el primer trimestre del año la inversión aumentó respecto al mismo período de 2022, por el aumento en la actividad de la construcción (en especial viviendas) y también en proyectos de energía y comunicación. Esta dinámica logró compensar la culminación de los proyectos asociados a UPM 2 (la propia planta de celulosa y los avances del ferrocarril central). De tal manera que la inversión está en niveles históricamente altos (gráfica).

Perspectivas.

Si con una sequía histórica la economía “se las arregló” para avanzar, el escenario parece alentador. En algún momento volverá la lluvia y la producción del campo se recompondrá. A su vez, las exportaciones de UPM 2 aumentarán las exportaciones. Mientras, el comercio y el turismo deberían consolidar su recuperación a una dinámica “normal”, pre pandemia, y si es posible con avances, aun a pesar del lastre argentino. Los servicios globales -muchos de los cuales operan desde zonas francas- están protagonizando una singular expansión, que seguramente continuará.

El mercado de trabajo exhibe niveles mayores de desempleo, pero porque hay más gente ofreciendo su trabajo. De hecho, el empleo sube modestamente y -dado el proceso de recuperación salarial - la masa salarial (salario x empleo) está en niveles máximos históricos

Más allá de todo esto, lejos estamos de “cantar victoria”. La inflación va cediendo, pero asociada a un encarecimiento en dólares de la economía que está dificultando la competitividad-precio. Si no se hacen más coherentes la política salarial y comercial con la monetaria, se sumarán más sectores y empresas con problemas, en especial aquellas que no pueden acceder a regímenes de promoción tributaria. Esto puede dañar el empleo y agudizar la exclusión económica de varias familias y personas. Tampoco hay que olvidar que el frente fiscal está encendiendo algunas luces amarillas, si bien -como decíamos líneas arriba- esto puede ser transitorio y las cuentas mejorar cuando la situación climática se normalice. Veremos.

En los próximos días estos asuntos tendrán definiciones clave. Por un lado, la Rendición de Cuentas (última de este gobierno en la que se pueden alterar gastos). Por otro lado, se definirán en pocos días las nuevas pautas salariales, en las que el gobierno seguramente apuntará a aumentos nominales más alineados con las metas de inflación (el rango meta del BCU es 3 a 6%). Que Uruguay tenga un alto ingreso en dólares es buena noticia… siempre y cuando sea un escenario sostenible.

Para los agronegocios, el escenario se ha vuelto particularmente exigente, por clima y precios. En la gráfica adjunta se muestra la evolución del precio del novillo (indicador INAC) pasado a valor real, es decir, su poder de compra respecto a los costos locales (IPC). Después del inédito arranque de 2022, el precio real volvió a niveles promedio históricos. Habrá que ver si los costos se enteran.

Diario EL PAIS -Montevideo - URUGUAY - 18 Junio 2023