Nicolás LussichPor Nicolás Lussich

Corto plazo, largo plazo

Las circunstancias de la producción no son fáciles por la seca y el retraso cambiario. Pero las perspectivas de mediano y largo plazo (las que más importan) son positivas para los agronegocios. Coincide el Grado Inversor con grandes inversiones.Los agronegocios han sido nuevamente protagonistas, esta semana, de las principales novedades en materia de inversiones.

Por un lado, la inauguración formal de UPM 2, que ya está operando y tuvo su ceremonia de corte de cinta, con la presencia del Presidente Lacalle Pou y prácticamente todo el gabinete del actual gobierno, además de jerarcas del gobierno anterior durante el cual se firmó el acuerdo que permitió concretar la inversión. Recorrer el proceso que lleva a estas gigantescas inversiones es clave, porque no se definen de un día para el otro; hay que recordar que UPM está plantando eucaliptus en Uruguay desde principios de los años 90.

El impacto de la inversión de UPM ha sido histórico, y ahora el sector forestal da un salto en actividad pues se pone en marcha toda la cadena de abastecimiento y soporte de esta industria, que desde el centro del país vende su producción en el mercado internacional. Serán más de 8.000 nuevos empleos, desde los montes hasta los puertos, con un aumento estructural del PBI de más de 2%.

La inversión genera diversos beneficios más allá de la cadena forestal (externalidades positivas, en el concepto económico). El Ferrocarril Central (que viene demorado pero viene) habilitará otros usos, más allá del de UPM, mientras la mejora en la red de rutas y caminos que fue impulsada por el proyecto será aprovechada también por otras producciones. A su vez, la suma de más energía renovable y mejora en la red, es un avance en materia de suministro energético. Por otra parte, el ministro de Industria, Omar Paganini, recordaba en el acto de inauguración que la celulosa se está posicionando como base de producción de nuevos materiales, capaces de sustituir plásticos y otros elementos generados a partir de combustible fósil. La química parece estar del lado de Uruguay, y no solo en el sector forestal.

Viejos combustibles, nuevos combustibles

A pocas horas de la inauguración de UPM 2, ALUR (subsidiaria de ANCAP) anunció que eligió a la empresa HIF Global para avanzar en el desarrollo de la producción de gasolina sintética, en un proyecto que –de concretarse- implicaría una inversión inicial de casi U$S 2.000 millones, a lo que podría adicionarse una cifra similar en nuevos proyectos asociados de generación de energía renovable. Es importante explicar bien el asunto, porque la química de la sustentabilidad se ha vuelto terreno de combate político y –muchas veces- la misma molécula aparece en ambos lados de la discusión. El nuevo proyecto combina dos procesos: por un lado la generación de hidrógeno a partir de la hidrólisis del agua (como hacíamos en el liceo) y por otro el aprovechamiento de dióxido de carbono (CO2) proveniente de la producción de biocombustibles. Lo singular es que el mencionado hidrógeno se producirá a partir de energía renovable, básicamente energía eólica y solar, lo que lo constituye en hidrógeno de fuente sustentable (hidrógeno verde). El CO2 lo genera ALUR a partir de la producción de biocombustible (producido a partir de la fermentación destilación de granos como maíz, sorgo y cereales de invierno). Hasta ahora, este CO2 se emite a la atmósfera. No contribuye al calentamiento global porque viene de fuente vegetal, pero la idea es ir más allá: combinarlo con el mencionado hidrógeno verde para sintetizar (por reacción química) combustible que pueda sustituir a los fósiles en barcos, aviones, cosechadoras y autos. Es combustible sintético (aquí “sintético” es un concepto positivo) renovable, de nueva generación.

Toda esta sofisticación química es bienvenida y Uruguay podría ser plataforma de más innovación en este campo. Según ANCAP, el proyecto apunta a producir 180.000 toneladas de gasolina sintética por año, a partir de la “captura” de 710.000 toneladas anuales de CO2 y la producción de 100.000 toneladas de hidrógeno verde por año. Para eso se prevé invertir en un electrolizador alcalino de 1 GW de potencia, y la instalación de 2 GW de generación eléctrica adicional en el país (solar y eólica). Pavadita.

La estimación de puestos de trabajo necesarios para esta movida es impactante: según ANCAP serían 300 nuevos empleos directos permanentes en Paysandú (a lo que hay que sumar lo indirecto); en la construcción de las instalaciones se emplearán 1.600 personas. El volumen de producción de gasolina sintética proyectado es casi 25% de lo que se vende anualmente en las estaciones de servicio del Uruguay, aunque el objetivo es vender el nuevo combustible en el exterior, para empresas que tienen compromisos de reducción de emisiones. Confieso que la transformación de granos comestibles en combustibles para motores me genera ciertas dudas, pero bienvenida siempre la innovación y la búsqueda de nuevos procesos y combinaciones para reducir –de manera inteligente- el calentamiento global.

Mientras este proyecto avanza, los combustibles tradicionales están bajando de precio en el mercado local, en línea con la baja del petróleo en el mercado internacional. El gasoil quedó por debajo de 1,40 U$S/litro, dato relevante para las tareas de siembra y futuras cosechas de un sector agrícola que necesita recomponerse luego de la sequía. El precio de los granos ha tenido un descenso notorio en los últimos meses, y busca un nuevo nivel de equilibrio. El maíz bajó (gráfica), lo que no es la mejor noticia para los agricultores pero sí para los ganaderos (carne, leche), que lo tienen como insumo. Mientras el novillo busca resistir en 4 U$S/kg a la carne, su capacidad de compra respecto al maíz está mejorando, aunque aún está por debajo de su nivel de hace un año.

En cualquier caso, lo relevante para la agricultura es que vuelva el agua, que puede traer complicaciones si las lluvias son exageradas, pero que es imprescindible para la producción. La Niña está dejando paso al Niño en el Pacífico (gráfica) y esto aumenta la probabilidad de más lluvias a partir de la próxima primavera. Ojalá.

Cuestión de grados

Junto con todas estas novedades, a nivel macroeconómico se agregó otra buena noticia: la calificadora de riesgo Fitch Ratings -que ha sido la más “exigente” con Uruguay y estuvo cerca de quitar el grado inversor en 2019- decidió esta semana no solo mantenerlo sino elevar la nota un escalón por arriba del mínimo (a BBB). Las otras dos calificadoras líderes (Moodys y S&P) ya califican la deuda soberana uruguaya dos y tres escalones dentro del grado inversor; esta combinación de notas es la mayor que ha obtenido el Uruguay en su historia, lo que reafirma la confiabilidad del país y permite reducir el costo del crédito, de una deuda que ha subido. El desafío (se viene la discusión por la Rendición de Cuentas), es mantener los equilibrios macro, para que se sigan concretando inversiones, grandes y pequeñas.

Son cosas que se cimentan en procesos largos, como el desarrollo forestal o la política energética. La coyuntura no está fácil para la economía uruguaya, en la medida que la sequía derrumbó la producción agrícola, lo que será un “agujero” grande en el desempeño de este año. Asimismo, el descalabro de las condiciones macroeconómicas en Argentina ha llevado a una diferencia cambiaria extrema, agudizada por el cepo cambiario, lo que desvía consumo hacia ese país. Serán meses difíciles para el turismo y el comercio del litoral.

A pesar de todo esto, otros sectores de la economía están pujantes: la construcción sigue adelante -entre otras cosas por las inversiones de argentinos en Uruguay-, los servicios globales (software, logística, finanzas) siguen con una dinámica interesante. La sequía se superará y la región, seguramente, volverá a abrir oportunidades. Lo clave es mirar a largo plazo, y que lo urgente no quite tiempo a lo importante.

Diario EL PAIS -Montevideo - URUGUAY - 11 Junio 2023