sequia esquemaEl combo terrible de la sequía: ¿cómo se explica que haya riesgo de que falte agua potable?

Si lo que sobra en Uruguay es el agua, ¿cómo se explica esta crisis?.Siempre se dijo que Uruguay está en una zona privilegiada del mundo: que el acuífero guaraní era, para el país, lo que el petróleo el resto del mundo. Que habría guerras por el oro líquido bajo tierra. Si lo que sobra en Uruguay es el agua, ¿cómo se explica esta crisis?

Algunas claves:

En Uruguay hay más de 300 sistemas de agua con los que OSE abastece a todo el país. El más grande es el de Aguas Corrientes, que toma el agua bruta de la cuenca del río Santa Lucía, la potabiliza y la lleva a más de la mitad de la población, que vive en Montevideo y zona metropolitana.
Algunos sistemas se abastecen de cursos de agua locales y otros de pozos de agua que luego OSE potabiliza.Todos los sistemas de agua –salvo los pozos– tienen sus reservas de agua bruta. Es decir, otro lugar del cual usar agua para potabilizar en caso de que la fuente principal esté en problemas.

Montevideo y zona metropolitana tienen dos reservas de agua bruta: Paso Severino y Canelón Grande.
Lo que está en problemas, en este momento, son las reservas de agua. La de Paso Severino, que se inauguró en 1988, tiene un caudal habitual de más 65 millones de metros cúbicos y una cota normal de 36 metros. Hoy está tres metros debajo de ese estándar y el caudal se redujo a la mitad. La de Canelón Grande es más chica y más antigua.
Las represas, sobre todo la de San Severino, han hecho que la falta de lluvias no afectaran tanto el suministro de agua ante la sequía.
El combo perfecto
Para el caso de Aguas Corrientes, la crisis de falta de agua se corresponde con dos fenómenos que suceden en paralelo. Por un lado, la sequía: la falta de lluvias hace que el nivel del agua bruta sea menor, que haya que acudir a las reservas, que se van vaciando.

Por otro lado, el calor: el uso de agua potable suele incrementarse en verano por las altas temperaturas.

En Montevideo y zona metropolitana se están dando picos de consumo de 700 millones de litros por día (700 mil metros cúbicos), cuando el promedio anual el resto del año es de unos 600 millones de litros por día.

En resumen, hay menos agua disponible debido a la falta de lluvias y al mismo tiempo la gente tiende a usar más el agua.

En Aguas Corrientes, hay momentos en que puede tomarse agua de un punto más lejano al habitual en el río Santa Lucía. Eso se usa cuando el consumo de agua aumenta, sobre todo en verano. El problema es que, con la sequía, y al haber menos caudal disponible, empieza a arrastrarse cloruro del Río de la Plata, y la planta no es apta para potabilizar agua salada.

El problema de las sequías es que solo se soluciona cuando empieza a llover, algo que, más allá de los pronósticos, genera incertidumbre y preocupación en las autoridades. ¿Nos vamos a quedar sin agua? La realidad es que las reservas están bajando y eso solo lo puede arreglar la lluvia. En la tarde del jueves varios puntos del territorio nacional tuvieron lluvias que en algunos casos superaron los 50 milímetros, según el Boletín pluviométrico del Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet) de este viernes. 

Entre las 7 horas del jueves 16 de febrero y la misma hora de este viernes 17 los departamentos más beneficiados por las lluvias fueron los ubicados al norte del Río Negro, en especial Rivera. También Rocha y Maldonado tuvieron un buen nivel de lluvias en el este, al igual que parte de Montevideo.

Del otro lado, el centro y sur del país tuvieron precipitaciones inferiores a las zonas antes mencionadas, y en Colonia y gran parte de Soriano no se registraron lluvias.

En la capital se registró un máximo de lluvias de 6,6 milímetros en el Aeropuerto de Melilla, lejos de los 53 milímetros que se reportaron en Paso Ataques, Rivera, donde más llovió en la pasada jornada.

El departamento con mayor promedio de precipitaciones en su capital fue Melo, con 29,5 milímetros en las últimas 24 horas. La capital de Cerro Largo ocupa dos de las 10 principales localidades con más lluvias de la pasada jornada. El promedio de Montevideo fue de 4,8 milímetros.

Sin embargo, el agua que cayó no fue suficiente para mitigar el impacto de la sequía.

Crisis por otras sequías
La gravedad de la sequía depende no solo de cuántos días pasan sin llover. También depende de la infraestructura que tenga el país para afrontarla. Hace dos siglos, la falta de herramientas que tenía la población hacía que la falta de lluvias, por menor que fuera, terminara afectando al día a día de los habitantes.

El ingeniero ambiental Danilo Ríos –quien trabajó en OSE durante tres décadas y actualmente es docente del Departamento de Ingeniería Ambiental de la Facultad de Ingeniería de Udelar– realizó una investigación histórica sobre el agua potable en Uruguay, que plasmó en los dos tomos del libro Agua potable: historia y sensibilidad. Allí retrata a lo largo del texto varias sequías que afectaron al país desde fines de 1700 hasta fines de 1800.

1799

El libro de Ríos recoge un pasaje de Francisco Bauzá, de 1929, en el que cuenta como el Cabildo de Montevideo reunió el 14 de marzo de ese año a sus miembros e invocó al “auxilio divino” para que remedie la necesidad de agua que padecían.

1801

La sequía hizo que los aguateros subieran el precio del agua, una decisión que fue considerada abusiva por el Cabildo de Montevideo y que provocó que el gobierno instara a los ciudadanos a buscar agua directamente a los pozos. El problema fue que los ciudadanos comunes no cuidaban de la misma manera la higiene de la fuente, como sí lo hacían quienes se dedicaban a eso.

1860

La sequía fue en todo el país y se extendió casi por dos años. El libro de Ríos relata que los aguateros pasaban cada vez menos hasta que los depósitos de agua se fueron secando. Cuenta también que un vecino que vivía atrás de la Iglesia Matriz ofrecía dos baldes de agua gratis por día a cada familia. También recoge una nota de La Nación, del 27 de enero de 1862, en la que se leía que “la falta de agua en Montevideo ha llegado a tal extremo que las criaturas anduviesen mendigando con lágrimas en los ojos un vaso de agua para beber”

1891
Se extendió entre el 21 de noviembre de 1891 y el 10 de febrero de 1892. “Aunque no existían embalses de agua bruta, el suministro no se vio afectado pues el consumo diario de Montevideo no superaba los 7.000 metros cúbicos”, dice Ríos en el texto.

1893

Fue entre el 11 de diciembre de 1892 y el 3 de marzo de 1893.

Las sequías se siguieron registrando: hubo en el verano de 1917, en 1933 y 1935, entre 1943 y 1945.

En 1986 se inauguró la represa de agua bruta de Paso Severino, en Florida, que sirve como reservorio de agua y alimenta a la cuenca del río Santa Lucía en caso de ser necesario.

Según explicó Ríos a El Observador, de no haber existido esa reserva de agua, las siguientes sequías que hubo en el país hubiesen sido más dramáticas en términos de suministro de agua potable.

Las últimas sequías importantes se registraron en 1989, en el año 2000, en 2009, y ahora en 2023.

Diario EL OBSERVADOR -Montevideo - URUGUAY - 18 Febrero 2023