No todos somos UPM
A partir del próximo domingo tendremos un nuevo gobierno. Los desafíos con los que se encontrará son varios. Algunos ya los hemos tratado en estas líneas editoriales. Hoy nos detendremos en otro: el acuerdo con UPM para la construcción de su segunda planta de producción de pulpa de celulosa.
Este es el único emprendimiento que se encaminó en el período que llega a su fin. La Administración Vázquez no tiene nada más para mostrar. Sin embargo, el acuerdo es altamente perjudicial para el Uruguay.
Cada uno de los aspectos que intervienen en el proceso son deficitarios, ilegales y perjudiciales para la posición del país.
No olvidemos que en el período anterior, el entonces Presidente Mujica viajó a Finlandia a pedirle a las autoridades, que se construyera una tercera planta en nuestro país. La respuesta fue que primero arreglara las rutas que estaban (y muchas de ellas siguen estando) en estado calamitoso.
Lo cierto es que a Montes del Plata, el gobierno del Frente Amplio le hizo concesiones increíbles, en contra de los intereses del Uruguay. Lo cual no había ocurrido en la Adminstración Batlle con Botnia, a la postre UPM. Fue entonces que el Frente Amplio se vio en la obligación de concederle el oro y el moro a los finlandeses.
Los vicios legales que tiene el documento, tienen que ver con quién firmó por el Uruguay ese acuerdo. Fueron el secretario y prosecretario de Presidencia de la República y el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto. Es decir, no lo firmó el Poder Ejecutivo, por más que hay por allí un decreto que pretende darles a aquéllos esas prerrogativas. Obviamente que no fue objeto de estudio en el Parlamento.
Desde el punto de vista ambiental, basta decir que en Finlandia son rechazadas plantas como las de Uruguay por contaminar los cursos de agua.
Desde el punto de vista económico, la operación es sumamente costosa para el Uruguay. Y los empleos que va a generar son carísimos. Según estimaciones conservadoras que hemos realizado, cada puesto de trabajo en la nueva planta, le costará a los uruguayos más de 700 mil dólares. Un despropósito.
Más allá de los movimientos ciudadanos, que comienzan a cristalizar sus reclamos vía recursos, algunas voces se han empezado a escuchar, que alientan una renegociación del emprendimiento.
Hemos podido ver al ex intendente de Durazno, Carmelo Vidalín, quejarse enérgicamente ante las autoridades de la empresa por no cumplir con parte del acuerdo al que habían llegado en el departamento. Recordemos que Vidalín urbanizó padrones en el medio de la zona rural para que UPM 2 pueda ser una realidad.
Pero la nota más alentadora la ha dado quien a partir del domingo será el nuevo ministro de Transporte y Obras Públicas, Luis Alberto Heber, al anunciar que el propio presidente Lacalle Pou, comandará la renegociación de determinadas condiciones del acuerdo.
Es una buena señal, que se empiece a rever esta herencia -una de ellas- que deja el gobierno en retirada, porque no todos somos UPM.
Portal CON LIBERTAD - URUGUAY - 24 Febrero 2020