presidenciaTarde y mal
El gobierno parece haber despertado pero las medidas que se tomaron no alcanzan

En las últimas semanas el gobierno pareció volver de las vacaciones que se había tomado desde mitad de año por lo menos. Aunque las noticias desfavorables para la economía no dejaban de llegar, desde dentro y desde fuera, por aquí no se hacía nada.

Del exterior nos llegan las tensiones que genera la guerra entre Estados Unidos y China, aparentemente por cuestiones comerciales aunque en el fondo subyace la búsqueda de un predominio geopolítico. Europa no anda bien ya que Alemania, que es su motor, está entrando en recesión a partir de setiembre. Y a ello se agregan las tensiones del brexit, conducido de modo alocado por Boris Johnson.

 

También nos llegan las malas noticias de Argentina, con todos sus indicadores yendo en mala dirección, lo que augura una pésima temporada turística. Brasil, por su parte, no termina de despegar aunque avanza en el Congreso la crucial reforma de la seguridad social sin la cual el país no tiene futuro, por el efecto dramático en las finanzas públicas.

En América del Sur solo andan bien Chile, Perú, Colombia y Paraguay. Nosotros, pese al tan mentado “desacople” de los vecinos, no venimos bien: los datos del PIB del segundo trimestre confirmaron que la economía está estancada desde hace un año y que no ha entrado en recesión prácticamente por carambola; la inflación sigue fuera del rango meta que se fijó el gobierno y las posibilidades de que se encauce son tan escasas como ganar el 5 de Oro; el déficit fiscal orilla el 5% del PIB, cuando el gobierno había pronosticado y asegurado que para este año estaríamos en el 2,5% del PIB, el consumo privado está estancado o en leve caída, el gasto público crece, quizá porque este es un año electoral o porque el gobierno no tiene ya ánimo de controlar algo que hace tiempo se le fue de las manos, y la inversión baja sensiblemente. En el fondo, la economía uruguaya no está en recesión técnicamente, pero parece una auto con el motor averiado y los neumáticos desinflados que se desplaza a muy escasa velocidad, casi por inercia más que por capacidad propia.

En este contexto, el gobierno lanzó un paquete de medidas de estímulo a sectores puntuales que son de escasa eficacia y que llegan tardíamente. La semana pasada se aprobó rebajar el IRPF de los alquileres de temporada, como si eso pudiera tener un efecto significativo para atraer turistas argentinos. Al mismo tiempo se gravó a las plataformas de alquileres como Airbnb, que permitía bajar costos de alquiler. La rebaja de IRPF puede significar un reducción del 10% en los alquileres, lo cual evidentemente no sirve para mucho. Más serviría que los propietarios ajustaran los alquileres a lo que el mercado puede pagar.

El Ministerio de Turismo también procura la exoneración de pago de IVA para hoteles y restaurantes y la baja del precio de la nafta en las fronteras.

Todas son medidas casi cosméticas para demostrar que algo se hace y que hay un gobierno en funciones. Pero sinceramente hubiéramos esperado mucho más. Hubiéramos esperado un mayor esfuerzo por el contralor de las cuentas públicas. Pero parece que ya a nadie del gobierno ni del partido de gobierno le preocupa y todos dicen que el tema del déficit se va a arreglar solo cuando venga más crecimiento. Lo cierto es que nadie dice de dónde vendrá ese crecimiento salvo por el aporte de UPM 2. Y ese no será suficiente. Ojalá que el próximo gobierno se ponga manos a la obra y mucho antes del 1° de marzo.

Diario EL OBSERVADOR - Montevideo - URUGUAY - 30 setiembre 2019