TEMA DE ANÁLISIS
La industria acumula ocho trimestres de caída
La suba del dólar mejoró la rentabilidad del sector, pero es insuficiente para revertir las expectativas negativas hacia el mediano plazo
Hace unas semanas analizamos en esta columna el aumento del desempleo, semanas antes el incremento del déficit fiscal y hay hablaremos de la industria manufacturera cuyo nivel de actividad volvió a caer en el último trimestre.
Todos los indicadores vaticinan un magro desempeño de la economía uruguaya en el segundo trimestre del presente año, máxime cuando el contexto internacional y particularmente el regional, se ha vuelto muy incierto.
No obstante y pese a este contexto, se vislumbran algunas perspectivas favorables en el corto plazo, asociadas básicamente a la instalación de la segunda planta de UPM, cuyo proceso de construcción implicará un impulso muy grande a la demanda interna, con derrames positivos en un amplio abanico de actividades. En particular, en lo que a la industria manufacturera refiere aquellas ramas vinculadas a la construcción serán las que más se vean beneficiadas en una primera instancia.
En un proceso interactivo, la expansión de estas actividades y el empleo que se genere irán demandando otros bienes y servicios y así se verán beneficiadas otras actividades.
De todas formas, es bueno recordar que esta especie de círculo virtuoso al que estaría ingresando la economía uruguaya es transitorio y durará lo que demore la construcción de la planta y las obras de infraestructura anexas, léase el Ferrocarril Central. Al final de ese período y el impulso inicial de la mayor producción de celulosa, la economía volverá a la normalidad y enfrentará, salvo que se tomen medidas correctivas, las mismas dificultades que estuvo enfrentando hasta el día de hoy, que se ven reflejadas en un estancamiento, sino una incipiente recesión.
Recientemente fueron divulgados los datos sobre el desempeño de la actividad industrial en el mes de junio, que indican un descenso del 10% del índice de volumen físico (IVF) respecto a igual mes del año anterior. Como siempre decimos, ese dato hay que relativizarlo, ya que por un lado deriva de una encuesta y por consiguiente el dato mensual es muy volátil, por lo que preferimos analizar promedios trimestrales o anuales para suavizar la tendencia. Por otro lado, el dato total de la industria manufacturera incluye a la refinería, cuyo desempeño también es muy volátil, ya que cada tanto hay que cerrarla por temas de mantenimiento y reformas. Dada que en la ponderación del IVF la refinería es la rama que más pesa, los meses en que deja de producir o aquellos en que retoma su actividad generan saltos muy importantes, que distorsionan el análisis. Es por ello que la excluimos al analizar el comportamiento de la manufactura.
Por otra parte, el sector manufacturero experimentó en los últimos años transformaciones importantes, en particular con la expansión de ciertas actividades de gran porte en zona franca. Se trata de la producción de celulosa y de concentrados para bebidas refrescantes. Ambas están concebidas para la exportación y se vieron atraídas, entre otras cosas, por los beneficios que otorga ese régimen. Son actividades especiales, cuyo nivel de actividad está regido por la demanda externa.
Pero el grueso de la industria manufacturera está instalado en territorio fiscal uruguayo. Este corazón o núcleo de la industria es el que verdaderamente enfrenta los problemas generales de la economía doméstica y el que más se ve afectado por la pérdida de competitividad.
En el gráfico que aparece en la parte alta del cuadro que ilustra la nota, se muestra la evolución del IVF de la industria manufacturera sin la refinería, el de aquellas ramas que están en zona franca y el núcleo industrial a partir del año 2016.
Lo primero a destacar es que la industria acumula dos años consecutivos de caída. Entre mediados de 2017 y la actualidad, el IVF manufacturero medido en años móviles registró una contracción del 4,6%.
Esa caída se explica tanto por el comportamiento del núcleo como por el de las empresas instaladas en zona franca. Respecto a éstas últimas, la disminución que se observa corresponde a la elaboración de concentrados para bebidas, sector en el que, desde comienzos de 2016 hasta mediados de 2018, su producción cayó 30%, recuperándose parcialmente un 14% desde entonces.
Por su parte, el comportamiento del núcleo es claramente a la baja desde 2018. Respecto a este grupo, dada la heterogeneidad de ramas que lo conforman, lo podemos subdividir entre ramas exportadoras de base primaria, exportadoras de base industrial y las volcadas fundamentalmente al mercado interno.
En el gráfico que aparece al medio a la izquierda se muestra la evolución del IVF de las ramas exportadoras, con dispar comportamiento según el tipo de materia prima procesada. Las ramas de base primaria se recuperaron en el último trimestre de la mano de la industria frigorífica, tras dos trimestres de caída, compensando así junto a los tops el mal desempeño del arroz y los lácteos.
En el caso de las ramas de base industrial, su caída se explica por las dificultades por las que atraviesa la región, el principal destino de sus colocaciones.
En el caso de las ramas volcadas al mercado interno, se ve en el gráfico que acumulan ocho trimestres consecutivos de contracción. Este grupo pondera con el 44% del IVF manufacturero sin la refinería y está conformado por 37 ramas. De ese total tan sólo doce experimentaron un comportamiento positivo en el último trimestre, básicamente asociado a ramas vinculadas a la construcción y a la bebida.
El desempeño de la industria es el resultado de las dificultades que arrastra el sector productivo en general, que se traducen en una pérdida de competitividad. Sin perjuicio de ello, en los últimos meses se puede comenzar a apreciar una incipiente mejora, que viene de la mano de la aceleración de la cotización del tipo de cambio.
En el gráfico que aparece a la izquierda de la parte baja del cuadro se muestra la evolución de un índice, que es una aproximación a la rentabilidad sectorial. Se trata del ratio entre los precios de exportación y los salarios de la industria, corregidos por la productividad aparente. Ambas variables están medidas en dólares para hacer posible la comparación. Se muestra el dato mensual y el promedio de los últimos doce meses. La tendencia es a la mejora, tal cual lo muestra el promedio anual. Pero es un proceso que se inició hace relativamente poco tiempo y en el transcurso el dato mensual muestra una gran volatilidad. A su vez, el comportamiento del tipo de cambio acompasa la tendencia mundial y en el muy corto plazo está influenciado por lo que pasa en Argentina, por lo que si bien se observa un abaratamiento en dólares del país lo mismo acontece en el resto del mundo.
En tal sentido las expectativas de los empresarios no se han alterado y siguen siendo pesimistas con respecto al mediano plazo, tal cual muestra el gráfico que aparece a la derecha en la parte baja del cuadro.