Coletazo de la guerra comercial: mercado top del pino uruguayo dejó de comprar
Industrias forestales locales buscan alternativas con productos de mayor valor agregado, en un contexto desafiante para el negocio de exportación
Las exportaciones de troncos de pino a China crecieron a buen ritmo en los últimos años y se esperaba que en 2019 se repitieran los altos registros de venta. Sin embargo, tras un primer semestre positivo los compradores del país asiático cortaron abruptamente los negocios con Uruguay.
Una buena parte del pino que adquirían era para fabricar productos que luego colocaban en Estados Unidos.
Pero la guerra comercial entre los dos países cortó el flujo comercial y los fabricantes asiáticos comenzaron a demandar menos madera. Empresarios del sector afirman que lo de China es una muestra de una retracción general de las compras externas y buscan alternativas para acceder a mercados más exigentes. Esto porque la potencia asiática es responsable de prácticamente el 100% del pino bruto que coloca Uruguay en el exterior.
En 2016 se concretó una operación comercial con China por 30 mil toneladas de pino. Al año siguiente, rápidamente se disparó la demanda por la madera uruguaya y las exportaciones alcanzaron 1 millón de toneladas. La cantidad casi se duplicó en 2018 (1,9 millones de toneladas), que reportaron divisas por unos US$ 81 millones. La previsión era que este año las ventas se mantuvieran en ese nivel. Pero todo cambió en cuestión de meses.
El gerente general de la consultora forestal Pike, Álvaro Pérez del Castillo, dijo a El Observador que la explicación del freno de las compras fue una fuerte baja de la demanda china. Por tanto, estimó que no habrá más colocaciones en ese mercado hasta fin de año. “El 2019 va a cerrar con 1,1 millones de toneladas aproximadamente; lo que se exportó hasta ahora”, indicó.
“La verdad es que de un momento para otro se frenó en seco. Había empresas que tenían barcos previstos para embarcar y cancelaron todo”, informó. La previsión es que en 2020 se retome el comercio de pino, pero no con los niveles del año pasado. Para que eso ocurra, el país asiático deberá bajar el stock de madera que actualmente posee. “China conoce la madera local, Uruguay es un proveedor muy confiable ya que pasó de 30 mil toneladas a 1 millón de un año al otro”, señaló.
El precio de la tonelada de madera de pino este año osciló entre US$ 75 y US$ 85 (en valores FOB). Sin embargo, al productor le queda libre de gastos un valor muy inferior. “Pesa mucho el precio del flete del camión. Que el monte esté a 50 kilómetros más lejos o más cerca hace una diferencia”, sostuvo el consultor.
Por ese motivo, el negocio es malo. Igualmente, se aprovecharon las oportunidades de exportación por dos motivos. Uno es que muchos productores quieren sustituir el pino que poseen por eucalipto. El otro, el realeo forestal. El raleo es la corta de una cantidad de árboles que interfieren con el crecimiento de otros que serán destinados para una cosecha final.
Del Castillo indicó que “muchas plantaciones de pino tenían los raleos atrasados porque no había mercados y hacerlos era un costo”. Entonces, cuando apareció la oportunidad de las ventas hacia China fueron realizados.
La apuesta a agregar valor local
La compañía Lumin (ex Weyerhaeuser) produce y exporta paneles contrachapados de eucalipto y de pino. El CEO de la empresa, Álvaro Molinari, explicó que la situación de China es un ejemplo de lo que ocurre en otros países compradores de madera.
“Hay una restricción importante de la demanda en todos los mercados y se está ante un momento muy complejo”, alertó. Por eso, la firma acaba de anunciar una inversión de aproximadamente US$ 30 millones para desarrollar una nueva línea de productos de eucalipto. "Láminas más delgadas, de espesores más finos, un producto de mayor agregado para mercados más exigentes”, adelantó.
Añadió que Lumin busca ser más competitiva alejándose con esta línea de los commodities. Sostuvo que en ese último caso la “estructura de costos es muy desafiante, cuesta muchísimo competir en commodities con productores brasileños en terceros países”. La intención es poder tener desarrollada la nueva producción a principios de 2021.
Por su parte, la forestal Frutifor (que compró el predio donde estaba ubicada la ex Urupanel) realiza toda su producción con pino. La diferencia es que sus ventas no son en troncos, sino en tablas que tienen otro valor agregado. Por ese motivo todavía no sintió el impacto de la retracción china.
El CEO de la compañía, Miguel Sarries, expresó por tanto que la producción continúa estable. “Se vende igual pero hay un sobrestock de madera, ya sea de troncos o de tablas en China que no sabemos cuánto va a influir”, expuso.
Un tema central que incidió para la menor demanda es la guerra comercial que el país mantiene con Estados Unidos. “Una buena parte de la madera que compran en América del Sur es para manufacturar productos que venden en Estados Unidos y ahora no los están pudiendo colocar”, explicó.
Una de las alternativas que encontraron fue vender hacia Vietnam que tiene un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y no sufre restricciones comerciales. “China inundó Vietnam con productos incluso hubo aserraderos chinos que se instalaron ahí”, explicó Sarries. Frutifor además de vender a China también exporta hacia Vietnam y Taiwán.
Diario EL OBSERVADOR - Montevideo - URUGUAY - 26 agosto 2019