“Siempre hay suelos menos productivos para forestar”
Raúl Ferro, productor familiar y propietario del establecimiento Ingral ubicado en Tres Bocas, departamento de Rio Negro, decidió forestar en la década del 90 los campos menos productivos de las 6.000 hectáreas totales del campo para maximizar la productividad.
El amor por la forestación que siente Raúl Ferro, propietario del establecimiento Ingral ubicada en Tres Bocas, Rio Negro, se remonta a los años 70 cuando “debido a una crisis muy grande del petróleo se dio una reconversión hacia la madera” y lo que les “dio vida” fue el echar mano a una reserva forestal de unas 300 hectáreas de monte de eucaliptus colorado para sobrevivir.
El campo familiar con un área de 6.000 hectáreas cuenta con una producción muy diversificada: ganadería, agricultura, lechería y desde la década del 90 la forestación.
¿Cómo fue la incursión en la forestación?
Nos salvó de una crisis en década de 1970 por eso nuestro amor por los árboles nació muy temprano. Luego con el inicio de la ley forestal se plantó pino como forma de descontar impuestos. En ese momento descubrimos que la complementariedad del negocio forestal con la ganadería era muy buena. Y en la década de 1990 iniciamos la asociación con las primeras plantaciones en 2.200 hectáreas.
¿Qué balance hace de este proceso?
Hoy, después de dos cortes, estamos iniciando el tercer ciclo. Sin duda ha sido un negocio beneficioso para ambas partes. Uno busca siempre las empresas que puedan aportar su know-how, que den seguridad y confianza y eso lo logramos.
¿Por qué tienen un modelo de producción tan diversificado?
Definimos como estrategia de negocio el poner los huevos en distintas canastas, lo cual nos ayudó en algunas crisis e impulsó el desarrollo del establecimiento.
Para hacerlo eficientemente, decidimos especializamos en algunos rubros como ser la ganadería y lechería y en otros nos asociamos con las empresas idóneas que creemos pueden aportar como en la agricultura y la forestación. Entendemos que es muy difícil estar al día en el conocimiento, la operativa y a su vez en las inversiones que hay que realizar en los diferentes rubros.
Hoy tenemos una complementariedad muy buena entre todos los rubros, lo cual maximiza la productividad del establecimiento.
¿Qué factor le resultó clave ?
La evolución genética que tuvo el país es impresionante. Hemos crecido mucho en este aspecto, el cual es imprescindible teniendo en cuenta que es un negocio a 10 años porque no se puede cambiar de genética en el camino. Tendremos una genética moderna nueva en el tercer corte, la madera que entra es de una genética mejor a la que sale. No se puede dar ventaja en este negocio y el tema genético es transcendente.
¿Cómo es el negocio de Alianzas con Montes del Plata?
Tenemos un vínculo asociativo con Montes del Plata. Yo pongo la tierra, y ellos ponen todo lo que es la plantación, el seguimiento, las normas de trazabilidad, temas muy importantes. Pero, el productor puede elegir en qué etapa de la cadena de forestación ingresa: como arrendatario, asociativo o invirtiendo en el rubro, eso queda a elección de cada empresa, y eso está bueno.
¿Cómo ha sido la relación?
El vinculo ha sido muy fluido, es una relación de largo aliento por eso evaluamos como muy positiva. Todo lo que le ha brindado a la ganadería y lechería, en sombra y abrigo, creemos que es muy complementario.
¿Qué beneficios aportó al establecimiento?
En la agricultura, la caminería que te deja la forestación dentro del predio es un beneficio muy importante. Hay lugares que eran casi inaccesibles y había cosechas que se lograban a un costo elevado, esto nos posibilitó hacerlo en forma más eficiente.
Además el rubro forestación es mucho más estable que el resto, no tiene los ciclos ni las fluctuaciones que tiene el trigo, la cebada o la soja.
¿Qué le diría a otro productor?
Hay que maximizar los diferentes rubros de cada establecimiento, analizarlo por ambientes y suelos; en los suelos menos productivos pensar en la forestación. Si lo pensamos a nivel país el impacto seria impresionante, por eso hay que pensarlo a nivel de cada empresa. El tema de los suelos es de continua revisión, eso es lo inteligente porque van cambiando según las circunstancias.
¿Cómo ve el impacto social en tu zona del sistema forestal?
De las cosas más lindas del rubro forestal es lo que ha variado en la utilización de la mano de obra. Hay empresas de servicio que se reconvirtieron al rubro forestal, se ha mecanizado mucho, se invirtió en la instrucción de la gente, en formarla y facilitar que se transformen en empresarios y que se financien, que cuenten con buenos equipos, buena tecnología. También la mujer ha estado integrada a la forestación desde las plantaciones, controles de hormiga, la cosecha o hasta de conductora de camiones. Eso le ha dado una estabilidad a las comunidades y pueblos chicos el ingreso de la forestación porque son trabajos muy seguros porque una vez que el árbol está hay que atenderlo, y ni que hablar de lo que derrama en otras áreas de la economía que es más difícil de percibir, pero uno que vive en esa zona lo percibe y es un aporte muy grande.
¿Cómo ve al sector?
Lo veo con mucha pujanza. Son empresas nuevas con profesionalización, gente joven, han cumplido todas etapas que debe cumplir un nuevo rubro en el país: de inicio, desarrollo, metodología, la forma de trabajo. Tenemos todo para poder encarar un futuro muy promisorio, está en nosotros.