celulosa0Huella hídrica, un arma de doble filo para exportadores

Hay importantes mercados en los que Uruguay coloca bienes que ya solicitan mediciones o estudios sobre el manejo del agua en etapas productivas

Empresas y gobiernos comenzaron a utilizar en los últimos años un indicador que mide el volumen de agua que se utiliza para producir bienes y servicios: la huella hídrica. Con su aplicación se puede determinar si hay un uso ineficiente y también cuánto puede contaminarse el agua durante procesos productivos.

Ya hay mercados exigentes que están solicitando certificaciones sobre huella hídrica en sus compras externas. Eso podría generar ventajas u obstáculos para las empresas uruguayas y provocar, además, un cambio en el mapa exportador mundial.

Hace unos días se presentó el informe Huella hídrica en Uruguay; potencial impacto en los sectores agro-industriales exportadores, elaborado por los consultores Agustín Inthamoussu de Uruguay y Ximena Gómez de Perú para el Instituto Uruguay XXI y el Centro Tecnológico del Agua.

El estudio explicó que el indicador comenzó a manejarse en consecuencia de una mayor conciencia de la sociedad  sobre la utilización del agua. “Esto lleva a que surjan oportunidades, pero también riesgos al momento de exportar productos que tienen un gran uso de este recurso”, alertó.

El documento indicó que la huella hídrica puede ser vista como una oportunidad comercial en la medida que haya mercados que exijan algún tipo de certificación y que Uruguay pueda ofrecer productos con etiquetas de huella de agua. A su vez, a partir del conocimiento aportado por el indicador se podrían obtener medidas específicas para una gestión más eficiente.
En contrapartida, la huella hídrica puede ser vista como una barrera paraarancelaria o una potencial exigencia de los mercados internacionales.

La gerente del área de inteligencia competitiva de Uruguay XXI, Mariana Ferreira, dijo a El Observador que el objetivo del estudio fue poner en conocimiento de las empresas exportadoras que hay mercados que están solicitando mediciones sobre huella hídrica en los productos adquiridos en el exterior.

“Algunos piden certificaciones y otros preguntan si se está desarrollando alguna iniciativa sobre la gestión del recurso hídrico”, expresó. Las exigencias son pedidas en países de la Unión Europea (UE), Estados Unidos, Brasil y China.

“La certificación es como lo más exclusivo, pero cualquier gestión del manejo suma para el posicionamiento de la empresa y también del país”, complementó.
Ferreira sostuvo que la medición no se convirtió todavía en un elemento restrictivo, pero sí es un  aspecto que cada vez se está tomando más en cuenta a nivel mundial. “También se observa  que el consumidor está dispuesto a pagar más por un producto sustentable y que tenga una gestión responsable del agua”, expuso.  

El escrito señaló que el comercio de agua virtual se perfila como una forma de aumentar la eficiencia del uso de los recursos hídricos a escala global. Agregó que no toda huella hídrica de un país proviene de productos fabricados en él, sino que los movimientos de exportación e importación de bienes suponen también la transferencia de agua que se ha usado para elaborarlos.

Entonces, la importación de productos intensivos en agua reduce la demanda del recurso hídrico a nivel nacional, mientras que la exportación de productos intensivos aumenta su demanda.
De esa manera, el escrito mencionó que países con escasez hídrica como España (el más árido de Europa) podrían preservar sus recursos internos a través de la importación de agua virtual, en lugar de fabricar productos que requieran mucha cantidad y así ahorrar en su consumo.

La huella se divide en tres segmentos. La verde que proviene  directamente de la lluvia o la nieve; la azul que es agua captada de fuentes naturales o artificiales y la gris, que marca el volumen de agua contaminada en los procesos productivos y que luego es necesario que se diluya para cumplir con estándares internacionales.

Productos
El  estudio académico recordó que la carne vacuna, celulosa, soja, lácteos, arroz (los cinco principales productos de exportación del país) son intensivos en consumo de agua.
En el caso de la carne, el documento recordó que las principales exportaciones se envían a China y luego a Estados Unidos. Sobre el último destino mencionó que los consumidores se caracterizan por exigir transparencia de información en los productos que se les ofrece. Añadió que casi la mitad de ellos están dispuestos a cambiar lo que compran para cumplir con estándares más ambientales.

Refiriéndose a la celulosa, marcó que hay antecedentes en China, el principal comprador, de cierre de plantas de producción por su ineficiencia en el uso de recursos, por lo que se espera que los consumidores en este país sean exigentes en la sostenibilidad de la producción de celulosa.

En tercer lugar señaló que el importador de soja de más rápido crecimiento en la actualidad es China, que utiliza el cultivo para alimentación animal y aceite de cocina.
“La población creciente de chinos y su creciente nivel adquisitivo, permite elevar su ingesta de proteínas de origen animal en la dieta, incluso mucho mayor a la que venían consumiendo en años anteriores”, indicó. Informó que si bien China solía cultivar su propia soja, el agua ha empezado a escasear en su territorio. La soja requiere cerca de 500 toneladas de agua para producir una tonelada de soja.

En conclusión, la investigación expresó que la mejor estrategia para Uruguay es anticiparse a posibles exigencias internacionales, implementando la gestión del agua y huella hídrica. “Aunque las demandas comerciales internacionales son imposibles de predecir, Uruguay estaría comenzando a gestionar este importante recurso”, dijo. 

Diario EL OBERVADOR - Montevideo  - URUGUAY - 08 junio 2019