Los “choques climáticos” son una amenaza real para la agropecuaria.
En 2023 y 2024, El Niño podría aumentar las temperaturas promedio y la incidencia de eventos climáticos extremos.Los desafíos climáticos siguen siendo una amenaza importante para la producción agropecuaria global. En el caso de nuestra región, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), expresó a través de su secretario ejecutivo, José Salazar (en la foto, de pie), que “el bajo crecimiento estructural regional se puede ver agravado por los efectos negativos de los choques climáticos”.
Salazar agregó que en el último estudio económico sobre América Latina y el Caribe 2023 “estima que el impacto de estos choques variará según cada país, entre 8% y 12% del PIB de aquí al 2050”.
Las consideraciones de Salazar fueron realizadas durante su participación en la presentación del documento conjunto de la Cepal con la FAO e IICA, “Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas: una mirada hacia América Latina y el Caribe” (*), acto en el que también estuvo presente el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, Fernando Mattos.
El secretario ejecutivo de Cepal completó diciendo que una parte importante de esos choques afectará a los sectores agrícolas y zonas rurales. En 2022, el valor agregado agropecuario regional se redujo tras un fuerte impacto de las sequías y el tercer año consecutivo de La Niña.
En 2023 y 2024, El Niño podría aumentar las temperaturas promedio y la incidencia de eventos climáticos extremos. Se necesitan innovaciones que permitan a la agricultura producir más alimentos con menos recursos, con mayor resiliencia a los choques climáticos y emitiendo menos gases, añadió.
(*) Para acceder al documento completo ingresar aquí: Perspectivas de la Agricultura y del Desarrollo Rural en las Américas: una mirada hacia América Latina y el Caribe 2023-2024 (iica.int)