Brasil. Puerto de Manaos con dificultades por bajo nivel de agua.
La sequía está llegando a extremos impensables, es la peor en cien años. Se agregan los incendios forestales que destruyeron un área del tamaño de Suiza y son cinco veces más grandes que los de la época de Bolsonaro.Las líneas navieras están evitando recalar el puerto fluvial de Manaos por la baja del nivel del agua como consecuencia de la sequía que sufre la región amazónica. Los buques se ven obligados a optar por Itacoatiara.
La ciudad de Manaus es la capital del estado de Amazonas, pero cumple un rol clave en la zona norte del país a haberse constituido como un centro financiero, empresarial y económico de gran trascendencia regional. Posee uno de los puertos fluviales más grandes del mundo, pero la naturaleza le está jugando una mala pasada.
Todas las líneas navieras que tradicionalmente recalan en el puerto fluvial amazónico de Manaos, ahora los están evitando debido a las restricciones del nivel del agua. En las últimas semanas, los buques han estado atendiendo la carga Manaos a través de Itacoatiara, situada a unos 160 km río abajo, así como a través de Vila do Conde. Según Alphaliner, en Itacoatiara, las instalaciones flotantes para contenedores ofrecen la posibilidad de descargarlos en barcazas que luego se dirigen a Manaos, informó Mundo Marítimo.
LA PEOR SEQUÍA EN MÁS DE CIEN AÑOS.
Esa región de Brasil está sufriendo la peor sequía en más de un siglo, debido a la insuficiencia de lluvias que drenan los sistemas fluviales. Con la estación “seca” en pleno apogeo, las restricciones de agua que afectan al tránsito marítimo hacia y desde Manaos, sobre todo a los buques de mayor tamaño, podrían durar hasta principios de 2025.
La sequía en esa zona del país no es un fenómeno de este año ni de los últimos meses. Hace un año, en octubre de 2023, se informó sobre la sequía en la región de Amazonas que obligó a restringir la navegación en varios puntos del río.
Hace un año se esperaba que la sequía acabara en diciembre de 2023.
LOS INCENDIOS.
A la falta de agua en los ríos se agregan los incendios. Un reporte de la agencia The Associated Press (AP) difundido ayer indica que un análisis satelital muestra que este año, los incendios forestales en el Amazonia, han destruido un área del tamaño de Suiza, causando un nivel de destrucción que tardará décadas en recuperarse, si es que alguna vez lo hace.
Ane Alencar, directora científica del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia, una organización brasileña sin fines de lucro, dijo a la citada agencia de noticias: “Los datos son excepcionalmente alarmantes, es un aumento muy abrupto”.
Entre enero y mitad de octubre de 2024, el área quemada representa un aumento del 846% con respecto al mismo período en 2023. Eso es cinco veces más grande que los incendios forestales de 2019, cuando el presidente era Jair Bolsonaro. La estimación proviene del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, que rastrea la tasa oficial de deforestación de Brasil.
Los delincuentes ambientales no pierden su tiempo y aprovechan la sequía para causar incendios.
“La sequía jugó un papel importante en alimentar la propagación, pero el fuego también se ha convertido en un arma”, dijo Alencar. “La resiliencia del bosque a una sequía severa está demostrando ser muy baja”, dijo André Lima, secretario de control de deforestación del Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático, a AP en una entrevista en Brasilia.
“No se necesita que un millón de personas prendan fuego para causar el desastre. Mil pueden hacerlo. Registramos 500 grandes incendios, todos ellos iniciados con un fósforo”, agregó.
Muchos ríos cayeron a mínimos históricos en 2023, y luego volvieron a batir esos récords en 2024. El daño causado a la naturaleza es insondable.
El aumento sin precedentes de los incendios ha llevado al Gobierno de Brasil a considerar la posibilidad de ordenar la reforestación de todas las áreas quemadas, un elemento disuasorio para los acaparadores de tierras que esperan convertir el bosque público en su propio pasto privado.