“¿Está usted de acuerdo con la construcción de una central nuclear en este país?”, fue la pregunta sensible
Histórico referéndum sobre un tema polémico en el país centroasiático, que depende en un 90% de las minas de carbón y que también ha sufrido las consecuencias de la radiactividad.Los colegios electorales en Kazajistán cerraron ayer domingo tras un histórico referéndum en el que millones de personas respondieron en las urnas a la propuesta del Gobierno de construir la primera central nuclear en la historia de la república centroasiática.
Los primeros resultados oficiales se conocerán hoy lunes, aunque los sondeos de los últimos días apuntaban a una clara victoria del sí. “¿Está usted de acuerdo con la construcción de una central nuclear en Kazajistán?”, es la pregunta a la que debieron responder los que participaron en la consulta.El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev, apoya el sí para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, es decir, el carbón, y también las importaciones eléctricas de Rusia.
En un intento de calmar a los detractores de la energía nuclear, Tokáyev abogó para que del proyecto se encargue no una sola corporación extranjera -Rusia, China, Francia y Corea del Sur optan en el concurso-, sino un consorcio internacional que incluya a varias compañías con tecnología de punta en ese ámbito.
En cambio, la mayoría de representantes de la vieja generación se mostraron categóricamente en contra del proyecto de una central nuclear, sea por la amarga experiencia kazaja con el átomo; motivos ecológicos; el riesgo de una catástrofe como la de Chernóbil o la corrupción.
El país depende en un 80% de las minas de carbón para la generación de electricidad -un sector altamente contaminante-, frente al 15% generado por las centrales hidroléctricas y el 5 % de energía renovable.
La construcción de una planta nuclear es un tema sensible en este país, donde miles aún sufren las consecuencias de la radiactividad desprendida por el tristemente famoso polígono de Semipalátinsk, escenario de cerca de medio millar de pruebas atómicas soviéticas en el nordeste de Kazajistán. Analistas afirman que la población aún no superó lo que se ha dado en llamar “un trauma histórico”.