Petróleo Brent, entre la tendencia al alza y los empujes a la baja.
Los conflictos podrían agravarse en cualquier momento incidiendo negativamente en el precio del barril.Aún estamos en la primera parte de abril y es difícil saber cómo evolucionará el barril del petróleo Brent hasta fin de mes, pero la tendencia es al alza. La semana comenzó arriba de US$ 90, valor al que no llega desde octubre de 2023, y algunos observadores y operadores apuestan que con el paso de los días podría ascender a US$ 100.
La realidad es que todo es posible. Los atentados en la zona del mar Rojo son un foco caliente de empuje del precio, pero las conversaciones sobre una posible tregua en la guerra Israel-Hamas es un factor bajista. El tiempo dirá.
Un artículo de Bloomberg publicado el lunes 8 señala que los futuros del Brent han superado el umbral clave de US$ 90 por barril a medida que indicadores críticos emiten cada vez más señales alcistas.
El aumento de los precios generales (este año el Brent subió 18%) ha sido impulsado por la combinación de tres factores: oferta limitada por decisión de la OPEP+ (Organización de Países Exportadores de Petróleo ampliado), una demanda sólida y riesgos geopolíticos más amplios, especialmente en Medio Oriente.
Félix Fuentes, operador y analista, escribió en Investig.com que la razón “más importante” que explica el aumento del Brent es “el aumento de las tensiones geopolíticas” en Medio Oriente, porque desde esa región sale casi un tercio del petróleo mundial, “un botín que podría verse comprometido si el conflicto actual se extiende a otros países”.
Además, agrega Fuentes, “cada vez es más probable que se produzca una grave escalada entre Israel e Irán” por lo que “algunos bancos han elevado recientemente sus previsiones”, es el caso de JPMorgan que “afirma que el crudo de referencia, el Brent, podría alcanzar los US$ 100 el barril”.
Ahora bien, si el factor que más incide en la suba del petróleo es el aumento de las tensiones geopolíticas en Medio Oriente, cualquier paso que se de para descomprimir es una buena noticia para los países importadores.
El domingo 7, cuando se cumplieron 6 meses del atentado de Hamas, Israel anunció que retirará sus tropas del sur de Gaza. La medida no implica el fin de la guerra y hay que ver si se concreta en este mundo tan cambiante, pero lo que finalmente haga Israel incidirá en un sentido u otro sobre los indicadores internacionales.
La mala noticia es que el vínculo de Israel con Irán sigue siendo muy malo.
UCRANIA Y SU ACCIÓN SOBRE REFINERÍAS RUSAS.
Un capítulo aparte merece las acciones bélicas de Ucrania contra refinerías y oleoductos de Rusia.
Los reportes de la guerra informaron que hasta el lunes 8 Kiev había centrado sus ataques en las refinerías de Rusia resultando que “el 15% de la capacidad de refinado ruso está inoperativa”, pero “un nuevo frente de tensión” se genera en el mercado petrolero con “los ataques a los oleoductos”. De esa manera Ucrania golpea el motor de la economía y la mayor exportación rusa, el petróleo y los refinados.
Reactivar las refinerías no es sencillo. Luego del último ataque ucraniano al oleoducto de Rostov, a más de mil kilómetros de distancia del frente de combate, Elina Ribakova, directora del Programa Internacional de la Escuela de Economía de Kiev, dijo a Euronews que los daños causados “generan mucho daño, y volver a poner en marcha las refinerías será increíblemente difícil. Dependen de tecnología sofisticada y de muchos componentes importados de gran tamaño”.
De todas maneras, hay que señalar que el 1° de marzo Rusia cerró todas sus exportaciones de combustibles hasta agosto, por lo que el efecto en la economía no será inmediato, tampoco tendría nada que ver con las alzas del crudo en estos días.
¿INFLACIÓN GLOBAL?
Concluyendo, cualquiera sea la razón por la que le petróleo sube, ese incremento a valores por encima de los US$ 90 y si toca o supera los US$ 100 es otra mala noticia para todo el mundo.
En Uruguay sabemos qué sucede cuando el petróleo sube (aunque el Ejecutivo hace un importante esfuerzo por mantener el precio). Un petróleo más caro puede llevar a combustibles más caros, y cuanto mayor será la suba del barril menores las posibilidades de Ancap para absorber parte del costo. Combustibles más caros encarece la producción y genera un espiral de encarecimiento que se traslada a todas las ramas de la actividad y se traduce en inflación, además de que nos quita competitividad.
Pero ese desencadenamiento de sucesos adversos en nuestra economía local se dará también en el mundo, porque todos los países de todos los continentes usan petróleo.
No se ve una escalada inflacionaria mundial de las dimensiones que registro 2022 con el inicio de la guerra luego de la invasión rusa a Ucrania, pero con un petróleo alto sin dudas que la habrá, y un mundo con inflación elevada (o moderadamente elevada, si vale el término) no ayuda a países como Uruguay, que necesitan vender lo que producen para asegurar ingresos de divisas que hagan funcionar la economía y la sociedad.