PRECIOS ENCENDIDOS
El mundo se queda sin aceites y Uruguay responde
Los precios de los granos para producir aceites estás más encendidos que nunca por sequías, guerra, suba de insumos y medidas proteccionistas.El aceite “venía con precios muy altos desde fines de 2021 y con la guerra se complicó del todo; en 30 años nunca vi estos precios”, dijo un importador local.
“Vamos a pasar un período de estrés en el mercado de aceite que afecta a operadores de todo el mundo”, apuntó otro importador y distribuidor local.
El precio del aceite aumentó 40% entre diciembre de 2021 y marzo de 2022, el doble de lo que aumentaron los cereales y cuatro veces más que las carnes, según el índice de precios de alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Desde marzo de 2020 el precio de los aceites casi se triplicó: aumentó 190%.
Factores climáticos que afectan la producción de granos, la guerra desatada por Rusia en Ucrania (exportador clave de girasol y de maíz), medidas proteccionistas para combatir la inflación, la competencia de los biocombustibles y distorsiones logísticas: una combinación de factores está haciendo aumentar los precios de los aceites comestibles a precios nunca vistos, a la vez que se reduce su disponibilidad.
Para Uruguay el proveedor N° 1 de aceite de soja es Brasil y desde Argentina se importa aceite de girasol, con la ventaja de que no se necesitan fletes marítimos y los costos del transporte terrestre han subido menos.
A nivel local, “la manija la tiene Cousa”, señaló un actor del mercado uruguayo, que afirmó que esta compañía fija un precio barato, aunque está entregando poco stock y distorsiona el mercado para los importadores que tienen una porción menor. “Hay ofertas que no se entienden de una cadena de supermercados, cuando el precio está 50% arriba, pero cada uno hace lo que quiere con su mercadería”, apuntó un importador. Directivos de Cousa consultados prefirieron no hacer declaraciones para este artículo.
La oferta internacional existente y las proyecciones para 2022 muestran debilidades para cumplir con la demanda, que se suman a un incremento de costos de producción –tanto de los fertilizantes como de la energía– y de transporte. En varios países europeos –dependientes del aceite de girasol ucraniano– los supermercados restringieron el número de botellas de aceite que cada cliente puede llevar, una medida que se suma al aumento de precios de hasta 40% en las últimas semanas.
La prohibición impuesta el jueves 28 de abril por el gobierno de Indonesia a la exportación de aceite de palma –es el primer productor mundial– fue el último eslabón de una cadena de severos impactos en el mercado de los aceites. Al otro día, el aceite de soja alcanzó su récord en Chicago: US$ 1.997,35 la tonelada, coronando una escalada de 50% en 2022 y de casi US$ 450 solo en abril.
El aceite de palma es el más consumido en Asia. China, India, Corea del Sur y Filipinas importan de Indonesia más de 55% de lo que consumen. A su vez, es un ingrediente clave de numerosos alimentos industrializados que se consumen en todo el mundo, desde pastas envasadas a galletitas dulces, margarina, productos de panadería y snacks.
La restricción en Indonesia apunta a contener el aumento del precio a nivel local y tiene consecuencias en todo el mundo. “En este mundo globalizado cualquier chispa en una parte del mundo, enciende el precio de los commodities, hay un faltante de aceites porque la oferta se ve restringida y la demanda es constante: vamos a pasar un período de estrés en el mercado de aceite que afecta a operadores de todos los mercados”, dijo uno de los importadores consultados.
La invasión de Rusia a Ucrania frenó las exportaciones de aceite de girasol de este país y redujo las perspectivas de las cosechas 2021/2022, tanto de girasol como de maíz.
Invasión y tierra minada
Ucrania sembró 4,7 millones de hectáreas de granos de primavera y semillas oleaginosas o solo el 30,8% de 2021, que es solo el 60% del área sembrada en igual fecha del año pasado. El objetivo para la primavera de 2022 es 11,45 millones de hectáreas, que es aproximadamente 3,5 a 4 millones de hectáreas menos que en 2021 debido a la invasión y ocupación rusa y la tierra minada, informó la Asociación de Granos de Ucrania.
Las expectativas de sustitución por aceite de colza y de soja son limitadas. Canadá redujo 7% su área de siembra para 2022, en consecuencia del fracaso de la siembra anterior y la sustitución por cereales. Las expectativas para la cosecha de soja en Argentina y Brasil son menores que las de 2021. En abril el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA) redujo su pronóstico para la cosecha de soja de Brasil a 125 millones de toneladas, desde una proyección inicial de 140 millones que ha sido recortada mes a mes.
El USDA redujo las exportaciones de Brasil de 85,5 a 82,75 millones de toneladas. A nivel local, la estimación de exportación para la actual campaña no supera las 77 millones de toneladas, según la Compañía Nacional de Abastecimientos (Conab).
La producción de Argentina sería de 43,2 millones de toneladas según el USDA, 2,7 millones menos que el año pasado y 5,3 millones menos que en la zafra 2019/2020.
La capacidad exportadora de soja de Argentina aparece muy comprometida, debido a la sequía. Según la estimación del USDA caerá de 5,2 millones de toneladas a 2,75 millones, una reducción de 47%.
La capacidad exportadora de aceite de soja de Argentina también se reducirá, de acuerdo al organismo estadounidense, de 6,135 millones de toneladas a 5,9 millones, como consecuencia del faltante de soja paraguaya que habitualmente Argentina importa pata moler.
Argentina, sin embargo, ve oportunidades en el mercado de girasol. “Desapareció el 80% de la oferta mundial y el precio internacional voló de US$ 1.500 a US$ 2.200”, desde la invasión rusa a Ucrania, afirmó esta semana el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales, Gustavo Idígoras.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) estima que el Producto Bruto Agrícola del complejo de girasol alcanzaría en 2021/22 el monto récord de US$ 1.909 millones, US$ 217 millones por encima del ciclo pasado, una expansión de 12,8%.
El USDA estima que la exportación de aceite de girasol de aceite de Argentina bajará este año respecto al año anterior, desde 828.000 a 750.000 toneladas, y la exportación de semillas de girasol bajaría de 187.000 a 165.000 toneladas, el menor volumen en cuatro años.
Las cotizaciones internacionales alcanzaron un techo histórico en el corto plazo, pero los precios a futuro tienden a estabilizarse.
Sin embargo, otro factor incide desfavorablemente: el precio del petróleo. La industria del biodiesel se hace más competitiva con el incremento del precio del barril y demanda más materia prima, principalmente maíz para generar etanol.
Inseguridad alimentaria
El aumento de los aceites, insumo industrial clave para numerosos productos, acentúa la preocupación de que se incremente la inseguridad alimentaria. La inflación y la reducción de los stocks de commodities clave comprometen el acceso a alimentos en los países más pobres.
Los precios de los alimentos alcanzaron en marzo los niveles más altos de su historia, según la FAO: “La guerra en la región del mar Negro propagó las interrupciones en los mercados de cereales básicos y aceites vegetales”
El último índice de precios de los alimentos de la FAO, que mide la variación mensual de los precios internacionales de una canasta básica de productos alimentarios, fue un 33,6% superior al de marzo de 2021.
La consultora JPMorgan afirmó que la prohibición de las exportaciones de Indonesia estaba “añadiendo leña al fuego” y que “es otro recordatorio de la vulnerabilidad presente en todas las cadenas de suministro agrícola en un entorno de inventarios de por sí históricamente ajustados, agravado por la pérdida indefinida de los volúmenes de exportación de Ucrania y los costos de producción históricamente altos”.
Mientras, en Uruguay se siembra mayor área de la historia de colza y se levanta la mayor cosecha de la historia por facturación de soja.