‘El petróleo va a estar meses en el mar’: un derrame de crudo, ocasionado por el tsunami, arrasa la costa peruana
El derrame, que inicialmente se dijo que era de siete barriles, resultó ser de 6000 según indicó el Ministerio del Ambiente. El gobierno peruano ha comenzado a pedir ayuda internacional.El gobierno peruano ha pedido ayuda internacional para responder a un derrame petrolero en la costa de Lima que ha calificado como el “peor desastre ecológico” de la capital en la historia reciente.
Aunque ya transcurrió una semana desde que la erupción volcánica en Tonga desencadenó olas que perturbaron las operaciones de una refinería local, el crudo sigue llegando a las playas.
El ministerio del Ambiente estimó que unos 6000 barriles de crudo se habían derramado en una zona biodiversa del pacífico peruano, muchos más de los siete galones que el operador de la refinería, la empresa española Repsol, reportaron inicialmente a las autoridades el sábado pasado cuando sucedió el desastre.
El jueves, el ministerio advirtió que 21 playas eran un “grave riesgo para la salud” e instó a las autoridades distritales a restringir el acceso. El gobierno dijo que la mancha de petróleo en la superficie marina se extendía por un área equivalente a 320 canchas de futbol.
Después de que la operación de limpieza, considerada inadecuada, suscitó protestas, el gobierno indicó el jueves que había solicitado a expertos de Naciones Unidas y del Centro Nacional de Respuesta de Estados Unidos que ayudaran a garantizar una reparación y compensación adecuadas por parte de la empresa.
“Estamos ante uno de los ecocidios más grandes que se han suscitado en nuestras costas” dijo el jueves desde una playa contaminada el presidente Pedro Castillo. “Desde el Estado se han dispuesto acciones penales, civiles y administrativas”.
El ministro del Ambiente dijo que Repsol podría tener que pagar multas por alrededor de 36 millones de dólares y acusó a la empresa de no haber notificado a tiempo a las autoridades y no describir correctamente la magnitud del derrame.
El viernes, Repsol dijo que estaba realizando una investigación interna sobre el derrame. “Reafirmamos nuestro compromiso para responder de manera efectiva y transparente al público y a las autoridades competentes, priorizando a las personas y las comunidades”, dijo en un comunicado la empresa petrolera.
El derrame ha dejado sin trabajo a cientos de pescadores pobres de los distritos costeros y amenaza a dos reservas marinas protegidas donde se refugian nutrias marinas, pingüinos de Humboldt y cormoranes grises.
Las aguas del Pacífico peruano son famosas por su biodiversidad atribuíble a la corriente fría de Humboldt, abundante en plancton, que recorre su costa y sustenta a una rica cadena de vida marina que va desde anchovetas y delfines hasta aves cuyo excremento —el guano— se recolecta y vende como fertilizante orgánico.
“Estamos observando la destrucción en cámara lenta del ecosistema marino peruano y del sustento de quienes dependen de él, y es aterrador”, dijo Juan Carlos Rivero, biólogo marino de la organización ambiental Oceana Perú. “Porque ni la empresa ni el Estado tienen la capacidad de responder”.
Repsol dijo que el derrame había sucedido durante la tarde del sábado cuando un tanquero petrolero que descargaba crudo en su refinería de Pampilla fue remecido por fuertes olas causadas por la erupción volcánica cerca de Tonga. La empresa de logística italiana dueña del buque dijo que un oleoducto submarino en la terminal de Pampilla se había roto repentinamente durante el proceso y la cuadrilla había apagado las válvulas de manera oportuna.
A diferencia de los vecinos Chile y Ecuador, Perú descartó la posibilidad de un tsunami derivado de la erupción de Tonga el sábado pasado y no advirtió sobre un oleaje potencialmente peligroso hasta que en varias zonas costeras ya se habían registrado inundaciones. Dos mujeres se ahogaron en el norte de Perú cuando unas olas gigantescas inundaron la playa y las arrastraron hacia el mar.
El domingo, cuando Repsol admitió públicamente por primera vez el derrame, lo describió como “limitado” y dijo que gracias a su plan de contingencia había sido “contenido”. Pero para el lunes había quedado claro que la empresa subestimó su tamaño e impacto.
La televisión local mostró el crudo chapoteando en las costas de varias playas, pingüinos muertos y otras aves marinas cubiertas de petróleo.
El viernes, Repsol indicó que estima completar la limpieza de las playas y la zona marina afectadas para finales de febrero. La empresa dijo que había enviado a 840 personas, así como a empresas externas de limpieza y consultores, para ayudar a retirar la arena contaminada y que hasta la fecha había removido 1500 metros cúbicos.
Rivero, que visitó las playas afectadas esta semana, calificó la operación de limpieza como “tremendamente improvisada”. Dijo que vio que los trabajadores contratados por Repsol intentaban emplear recogedores, cubetas, carretillas y bolsas plásticas para retirar el petróleo crudo que inundaba las playas.
El gobierno informó que Repsol había ofrecido contratar a los pescadores locales para ayudar con las tareas de limpieza.
Los voluntarios han estado tratando de ayudar, pero muchos carecen de la protección adecuada y las autoridades dijeron que dos han sido hospitalizados.
“El petróleo va a estar meses en el mar”, dijo Rivero. “Va a afectar nuestra fauna. Va a afectar nuestra comida, nuestra salud y va a afectar nuestras playas”.