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Berlín se erige en la ciudad verde por excelencia
Las avenidas que conectan el Reichstag y Berlín Central son amplias y sus constantes edificios en construcción, símbolos de la protección del medio ambiente. El Luisenblock West, un espacio modular de trabajo para diputados y personal del Bundestag, la Cámara Baja del Parlamento, es enteramente de materiales sostenibles.
Es uno de los estandartes del Berlín Verde. Aunque, ni mucho menos, el único. Porque las casas individuales diseñadas con bajas emisiones de carbono y fabricadas para capturar miles de toneladas de CO2 proliferan por doquier. La conciencia verde se ha instalado en Alemania. Y su capital marca la pauta.
Hasta el punto que la programación de medidas de protección medioambiental dominará el discurso político de la campaña electoral germana, de septiembre próximo, en la que la canciller Angela Merkel, culminará su etapa como jefa del Gobierno. Después de 16 años en el poder, las formaciones que aspiran al sillón de la cancillería se han aprestado a consolidar sus estrategias ecologistas.
Incluso y muy en especial, la CDU de Merkel, que se ha labrado el terreno para disputar la reválida de la sostenibilidad a los Verdes, que han encabezado los sondeos de voto gran parte de los últimos meses. El impulso hacia un cambio de patrón de crecimiento basado en la neutralidad energética y los objetivos de emisiones netas cero de CO2 en Alemania y Europa ha consolidado al principio, con recelos y en tiempos más recientes, con cierto entusiasmo social la versión ecologista de Merkel y de su CDU. No en vano, numerosos analistas han acabado por acuñar el apellido verde al lado del nombre de la canciller, a lo largo de su última legislatura, la cuarta de su longevo mandato. Por decisión personal.
El Gobierno de la ciudad-Estado, dirigido por el socialdemócrata Michael Müller, que obtuvo el 38% de los sufragios en los comicios de 2018, y que conforma una sólida coalición con Die Linke, La Izquierda y los Verdes, ambos con el 27% de los votos, ha hecho de la transformación de la capital hacia un espacio sostenible y digital su seña de identidad. Una Smart City de referencia. Con políticas vanguardistas en materia de alquiler y compraventa de viviendas que han recibido tantas críticas iniciales como elogios recientes, pese al varapalo de su Tribunal Constitucional.
Por sus primeros efectos reales sobre la contención de las escaladas de precios previas a la Gran Pandemia, uno de cuyos carburantes era el amplísimo parque residencial que manejaba, al alza, la inflación inmobiliaria desde los fondos de inversión y grandes patrimonios individuales. Los módulos de madera se trasladan de noche para que los camiones de alto tonelaje eviten así el tráfico diurno y contribuyan a generar menos CO2.
La madera reciclable que captura CO2, es el material estelar; en más de 400 oficinas del Bundestag y en trayectorias antiguas del muro de Berlín
Con destino a Koepenick, antiguo distrito comunista donde se han instalado más de 400 oficinas para diputados nacionales en la margen opuesta del Río Spree donde se sitúa el Bundestag, pero también hacia barriadas que recorre la antigua trayectoria del Muro de Berlín. Casi todas ellas, de diseños vanguardistas y multicolor y, por supuesto, respetuosas con el medio ambiente. En siete proyectos con membrete oficial del Gobierno de la ciudad Estado.
Estrategia municipal altamente planificada
Porque la alianza roji-verde-morada desarrolla su política municipal bajo criterios estratégicos, de planificación. Como el que inició su andadura a finales de 2020. Dentro de un arco territorial berlinés que va desde Marie-Elisabeth Lueders Haus, en honor de la activista de los derechos femeninos del siglo pasado- a la Bundespressehaus, donde se convocan las ruedas de prensa gubernamentales. Un proyecto de 70 millones de euros, diseñado por los arquitectos del estudio Sauerbruch Hutton, con paneles de madera capaces de capturar 2.500 toneladas de dióxido de carbono, afirman desde la firma constructora Primus a Bloomberg.
Alrededor de cuyas nuevas instalaciones se aprecian ya espacios verdes en los que se plantarán árboles para acometer, en quince años, necesidades de rehabilitación, con previsión de succionar otras 2.500 toneladas de CO2 de la atmósfera. Seis módulos al día se instalan en la actualidad en Berlín Koepenick.
En otro distrito, Kreuzberg, se erigen torres de casi 100 metros que son toda una obra de ingeniería, en el que la madera es el material base, en detrimento del acero y otros elementos tradicionales de construcción.
Son las mayores estructuras de madera de Europa en la actualidad. La Oficina Federal Alemana para la Construcción y la Planificación Regional (BBR) ha alabado el concepto Luisenblock de la ciudad Estado de Berlín. Por su "eficiencia y sostenibilidad", pero también por su "celeridad de fabricación e instalación". Percepción que también comparte Wolfgang Kubicki, vicepresidente del Busdestag, quien dice "disfrutar de ver cómo cada semana" evoluciona "de forma rápida las obras modulares de madera.
Empezaron en octubre y tienen como fecha de conclusión este mes de agosto. Estos proyectos entran dentro de la estrategia del llamado programa Smart Cities Models. De corte federal. Al que Berlín ha sumado sus propias ambiciones, que le han reportado un grado de especificidad exclusiva. Su planificación no solo aborda prioridades de construcción marcadas con sello verde. También se conforman a través de la participación de sus ciudadanos. Bajo una densa red de objetivos que van desde los avances en conectividad, hasta iniciativas de inclusión social y, por supuesto, espacios y construcciones respetuosas con el medio ambiente y con vitola de neutralidad energética.
CityLab Berlín es su laboratorio experimental en el que se perfilar el futuro de la ciudad. Un foro en el que están representados el gobierno berlinés, la sociedad civil, a través de grupos activos, el mundo académico y start-ups tecnológicas y de economía circular o colaborativa del que emanan nuevas ideas de viabilidad urbana con una elevada diversidad de culturas y hábitos entre sus 3,6 millones de residentes. Y que enarbola la digitalización como su política motriz. "Una oportunidad para repensar los procesos existentes, desmantelar barreras sociales y crear nuevas formas de participación cívica", precisan antes de concluir que City Lab Berlín no es una propuesta única o con fecha de caducidad, sino "un experimento dinamizador del desarrollo de la ciudad".
De sus tormentas de ideas, nacidas de sus más de 160 agentes económicos, oficiales, sociales y empresariales involucrados, han surgido varios proyectos llamados a modernizar la imagen de la capital alemana. De hecho, acaban de convenir la última de ellas. Un proceso que ha durado desde febrero a marzo de este año, en el que el laboratorio de Berlín se ha cuestionado la visión de sus ciudadanos o las necesidades operativas de los poderes públicos y el sector privado. O también las alternativas de construcción medioambiental de empresas de ingeniería, edificación y de otros servicios profesionales involucrados en transformación y rehabilitación urbana.
Con estándares de calidad de materiales y procedimientos encaminados a la sostenibilidad y la digitalización y controles de supervisión sobre instrumentos de innovación surgidos de la investigación I+D de las empresas. Su alcalde lo explica de manera gráfica. "La promoción de estrategias e iniciativas digitales desde el Gobierno federal en apoyo de las ciudades del futuro ha dado pie a Berlín a profundizar aún más su condición de Smart City".
Berlín asume que su transformación es una oportunidad para acabar con las barreras sociales y crear nuevos proyectos de desarrollo urbanístico.
Con los fondos oficiales, alemanes y europeos, las ciudades inteligentes en el país proliferarán en los próximos años y nuestra capital será la que abandere la red de conectividades y de espacios ecológicos de Alemania". En su opinión, la conjunción de un diálogo fluido y efectivo entre la sociedad civil, las empresas, la ciencia y las instituciones públicas es la garantía de que se conseguirán las ambiciosas metas que nos hemos marcado". Palabras que sintonizan con las del secretario de Estado para la Modernización de la Administración y las Infraestructuras del Gobierno federal, Frank Nägele.
La ecología digital se instala en la capital germana
Varios botones de muestra revelan su trascendental viraje geoestratégico. Hardenbergplatz, en Charlottenburg-Wilmersdorf, espacio abierto donde confluyen estaciones de trenes y de otros transportes rodados, especialmente concurrido, está siendo rediseñado para adaptar su tráfico de visitantes y usuarios a los eventos culturales diarios o a las condiciones climatológicas de cada momento.
Adaptación a la movilidad. Con instrumental de digitalización y criterio de flexibilidad. O, junto al Centro de Futuro Digital Einstein, se modulan proyectos pilotos, a través de Big Data, de integración de intereses público-privados en cada uno de los procesos en marcha. Con amplia dosis de transparencia hacia la sociedad. Con mecanismos activos para incentivar la aportación de sugerencias ciudadanas. A través de canales telemáticos interactivos.
El distrito de Treptow-Köpenick es el pionero en este cauce bidireccional de aportaciones urbanísticas. Muchos de los cuales, además, tienen el sello verde. Como la revisión de la red de aguas a través de un proyecto que tiene en cuenta la heterogeneidad del ciclo de suministro y que contempla, digitalmente, el adecuado reciclaje y reutilización. Con tecnología fotovoltaica, de energía limpia. O el conocido Kiezbox 2.0 un sistema de datos que traslada información sobre condiciones climatológicas o la calidad de aire por la ciudad y que activa servicios de emergencia y protocolos de actuación a la población en caso de crisis de suministro eléctrico o cualquier otra incidencia y que ya opera en el distrito de Tempelhof-Schöneberg.
La cooperación con el sector privado también empieza a fluir. Panasonic, por ejemplo, anunció el pasado 1 de julio el inicio de una innovadora solución energética que ahorra CO2, dentro del proyecto de Smart City, Future Living® Berlin. "La instalación en Berlín combina vida ecológica y sostenible con digital y conectada", dicen desde su departamento de Ciudades Inteligentes. Por medio de bombas de calor aire-agua, paneles fotovoltaicos (PV) y baterías de almacenamiento se integran en un sistema de gestión de energía inteligente y eficiente.
La tecnología digital, la conectividad y el Big Data están presente en proyectos de gestión de transporte, de suministros de energía y reciclaje eficiente del agua.
"El escaparate de la vida social, digital y conectada, verde y sostenible ha comenzado en Europa Central" y especialmente en Alemania y Berlín, asegura Junichi Suzuki, presidente de Panasonic Europe BV, para quien el acuerdo inserto en Future Living® Berlin es "un experimento fundamentalmente importante en la construcción de soluciones energéticas de vanguardia, que marca un hito en el logro de los objetivos establecidos en la estrategia". Del que apunta Ralf Becker, su director de Proyectos del Grupo de Energía y del Centro de I + D en Europa de la multinacional que es "la primera del mundo desarrollada como una empresa conjunta con instituciones de investigación líderes para la gestión descentralizada de la energía".
En simulaciones, junto con laboratorios universitarios de pruebas, logramos una mejora de utiliza energía hasta en un 15%. A través de tecnología y software que optimizar el uso de energía y es capaz de unir la electricidad con el sector de la calefacción. "El control inteligente combina bombas de calor junto a otras tecnologías eficientes y ecológicas de Panasonic, como los paneles fotovoltaicos". Las tecnologías se han integrado en una solución eficiente de ahorro de energía no solo controlada, sino también constantemente optimizada por la solución inteligente de gestión de energía de Panasonic.