Tenerife alerta de que la plaga de termitas podría extenderse a la Península
Los costes económicos para afrontar esta plaga son de 10 millones de euros.
Aún se desconoce cómo llegaron hasta Tenerife unas termitas originarias de EEUU y que ahora suponen una plaga que podría afectar incluso a la Península.
Se trata de la especie Reticulitermes flavipes, un tipo de termita invasora subterránea muy devastadora que se alimenta de la celulosa de maderas, plantas o libros. Puede destruir viviendas y su control y la reparación de daños cuesta anualmente millones de euros.
El primer foco data de 2010 en una urbanización de chalés en Tacoronte. La empresa Anticimex la erradicó entonces pero encontró un nuevo foco en 2017 en la misma zona.
Ahora, según un estudio reciente dirigido por David Hernández, las termitas se han extendido a los municipios de La Laguna, limítrofe con Tacoronte, y a Arona, a 60 kilómetros del foco inicial, publica El País.
El portavoz de Podemos en el Cabildo de Tenerife, Fernando Sabaté, ha advertido este miércoles de que cada día que pasa aumenta el riesgo de que desde dicha isla se propague la "voraz" plaga de termitas invasoras al resto de Canarias, la Península e incluso a otros territorios europeos.
Fernando Sabaté critica en un comunicado "la lenta capacidad de reacción" que a su juicio están mostrando el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife, lo que en su opinión contribuye no sólo a su propagación por la isla sino a aumentar el citado riesgo de contagio.
Sabaté explica que en la parte de Tenerife afectada por la plaga de termitas subterráneas Reticulitermes flavipes se localizan varias empresas que comercializan plantas dentro y fuera de esta isla. "Las consejerías de Agricultura insular y autonómica deberían contactar de forma urgente con esas empresas para establecer los protocolos preventivos necesarios y garantizar que Tenerife no se convierta en propagadora de esta plaga, algo que tendría consecuencias muy graves que podrían comprometer gravemente la imagen y economía insular", asevera.
Recuerda que la voracidad de este insecto invasor que carece de depredador natural y supone un grave riesgo ecológico, agrícola, paisajístico, patrimonial e incluso económico al afectar a viviendas, cultivos, plantas y árboles, celulosa, papel y textiles.
"La magnitud del problema que afecta a Tenerife es tal y la reacción de las administraciones y organismos responsables tan lenta, que ni siquiera se ha calculado el riesgo que corren los pinares y montes de la isla", añade.
Apunta que la estimación inicial del coste actual para afrontar esta plaga "ha pasado de un millón de euros a 10 millones, cantidad que podría aumentar cuando se estudie su grado de propagación".